PUBLICIDAD
El bostezo refrigera el cerebro y contribuye a aumentar su eficacia y capacidad de respuesta

-
,Noticia,Neurología General,
Noticia |
Fecha de publicación: 09/05/2014
Artículo revisado por nuestra redacción
Hasta el momento los investigadores solo se han puesto de acuerdo en que el bosteza se contagia entre humanos. También se ha comprobado que la frecuencia de los bostezos contagiados aumenta dentro de la familia y que aparecen entre primates no humanos y perros.
Ahora, una nueva investigación de las universidades del estado de Nueva York (SUNY) y de Viena, dirigida por el fisiólogo Andrew Gallup, sostiene que bostezar no solo refrigera el cerebro, sino que además mejora su eficacia y su velocidad de respuesta.
Según las conclusiones de este estudio, publicado en la revista Fisiología y Comportamiento, «el bostezo contribuye a mantener la temperatura cerebral balanceada y en una homeostasis óptima», es decir, que contribuye a mantenerlo estable para asegurar su correcto funcionamiento.
Los científicos han llegado a estas conclusiones después de comparar el número de bostezos que se contagian entre los peatones de Austria y Arizona al ver fotografías de gente bostezando.
Los resultados mostraron que la gente de Viena bostezaba más en verano que en invierno, y que en Arizona ocurría justo lo contrario: había más bostezos en invierno. El responsable, Jorg Massen, de la universidad de Viena, explica que esto no depende de la estación del año, sino que esta respuesta ocurre en un rango de temperaturas determinado. Es decir, que tanto en un verano tórrido de Arizona como en un invierno gélido de Viena disminuye la frecuencia de bostezos contagiados.
Según explica el científico, la refrigeración ejercida por el bostezo «no es funcional cuando la temperatura ambiente es tan caliente como la del cuerpo, y puede no ser necesaria o incluso tener consecuencias dañinas cuando fuera está helando».
Este mecanismo de enfriamiento depende de tres fenómenos, según explica Jorg Massen: «el bostezo incrementa el flujo sanguíneo hacia el cerebro, entra una cantidad considerable de aire del exterior en la boca y ventila los senos nasales».
Aunque el bostezo tenga su papel, los ciclos de sueño, la actividad cerebral y el estrés también influyen en la regulación de la temperatura cerebral.
Acceso gratuito al texto completo.
ABRIR ENLACE FUENTE
Artículo revisado por nuestra redacción
Ahora, una nueva investigación de las universidades del estado de Nueva York (SUNY) y de Viena, dirigida por el fisiólogo Andrew Gallup, sostiene que bostezar no solo refrigera el cerebro, sino que además mejora su eficacia y su velocidad de respuesta.
Según las conclusiones de este estudio, publicado en la revista Fisiología y Comportamiento, «el bostezo contribuye a mantener la temperatura cerebral balanceada y en una homeostasis óptima», es decir, que contribuye a mantenerlo estable para asegurar su correcto funcionamiento.
Los científicos han llegado a estas conclusiones después de comparar el número de bostezos que se contagian entre los peatones de Austria y Arizona al ver fotografías de gente bostezando.
Los resultados mostraron que la gente de Viena bostezaba más en verano que en invierno, y que en Arizona ocurría justo lo contrario: había más bostezos en invierno. El responsable, Jorg Massen, de la universidad de Viena, explica que esto no depende de la estación del año, sino que esta respuesta ocurre en un rango de temperaturas determinado. Es decir, que tanto en un verano tórrido de Arizona como en un invierno gélido de Viena disminuye la frecuencia de bostezos contagiados.
Según explica el científico, la refrigeración ejercida por el bostezo «no es funcional cuando la temperatura ambiente es tan caliente como la del cuerpo, y puede no ser necesaria o incluso tener consecuencias dañinas cuando fuera está helando».
Este mecanismo de enfriamiento depende de tres fenómenos, según explica Jorg Massen: «el bostezo incrementa el flujo sanguíneo hacia el cerebro, entra una cantidad considerable de aire del exterior en la boca y ventila los senos nasales».
Aunque el bostezo tenga su papel, los ciclos de sueño, la actividad cerebral y el estrés también influyen en la regulación de la temperatura cerebral.
Acceso gratuito al texto completo.
Physiology & Behavior