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La motivación para el acoso está regulada por circuitos de recompensa del cerebro

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Noticia | 01/07/2016
MADRID, 30 Jun. (EUROPA PRESS)

Las diferencias individuales en la motivación para participar en o evitar la interacción social agresiva (acoso) están mediadas por el cerebro anterior basal (prosencéfalo basal o BF, por sus siglas en inglés) y el circuito habénula lateral (BF-LHB, por sus siglas en inglés) en el cerebro, según un estudio realizado en la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Monte Sinaí, en Estados Unidos, y publicado este jueves en la revista 'Nature'.

La investigación se centró en identificar los mecanismos por los que determinadas regiones de recompensa del cerebro interactúan para modular el componente de motivación o recompensa de la conducta agresiva en un modelo de ratón.

El comportamiento agresivo inadaptado se asocia con una serie de trastornos psiquiátricos y se cree que resulta en parte de la activación inapropiada de los sistemas de recompensa del cerebro en respuesta a estímulos sociales agresivos o violentos. Aunque la investigación anterior ha implicado el cerebro anterior basal como una región de recompensa del cerebro potencialmente importante para las conductas relacionadas con la agresión, ha habido evidencia funcional limitada de que el prosencéfalo basal, o sus proyecciones a otras regiones del cerebro, controla directamente los aspectos gratificantes de la agresión.

"Nuestro estudio es el primero en demostrar que el comportamiento de intimidación activa un circuito de recompensa cerebral primario que hace que sea agradable para un subgrupo de individuos", afirma el doctor Scott Russo, profesor asociado de Neurología en la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí. "Además, mostramos que la manipulación de la actividad en este circuito altera la actividad de las células cerebrales y en última instancia, el comportamiento de agresión", añade.

Para el estudio de las diferencias individuales en el comportamiento agresivo, el equipo estableció un modelo de comportamiento del ratón que expuso a los machos adultos a un ratón subordinado más joven durante tres minutos cada día en tres días consecutivos y detectó que el 70 por ciento de los roedores mostraron un comportamiento agresivo (AGGs, por sus siglas en inglés), mientras que 30 por ciento de los animales no exhibió ningún tipo de agresión (NONs).

El uso de la técnica de condicionamiento de preferencia de lugar, muy utilizada en estudios con animales para evaluar las preferencias por los estímulos ambientales que se han asociado con una recompensa positiva o negativa, los autores vieron que los ratones AGGs intimidaron o atacaron al ratón subordinado y, posteriormente, desarrollaron una preferencia de lugar condicionada por el contexto del intruso con el que se le emparejó, lo que sugiere que los ratones agresivos encontraron gratificante la capacidad de subordinar otro ratón. Por el contrario, los ratones NONs no intimidaron ni acosaron al ratón intruso y desarrollado una aversión condicionada al lugar.

Todas las sensaciones, los movimientos, los pensamientos, los recuerdos y los sentimientos son el resultado de las señales que pasan a través de las células nerviosas (neuronas), la unidad funcional primaria del cerebro y el sistema nervioso central. Cuando una señal pasa desde el cuerpo de la célula hasta el final del axón de las células que se extiende lejos del cuerpo de la célula, los productos químicos conocidos como neurotransmisores se liberan en la sinapsis, el lugar donde se intercambian señales entre las células.

Entonces, los neurotransmisores cruzan la sinapsis y se unen a receptores en la célula vecina, que puede cambiar las propiedades de la célula receptora. Presente en todo el cerebro y producido por las neuronas, el ácido gamma aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés) es un neurotransmisor inhibidor que se une a los receptores de GABA, haciendo la neurona vecina menos excitable.

El equipo investigó las proyecciones de las neuronas GABA que pueden enviar conexiones de largo alcance para inhibir las neuronas en otras regiones del cerebro. En concreto, con técnicas electrofisiológicas e histológicas, el equipo encontró que cuando se exponen a la posibilidad de intimidar a otro individuo, los ratones AGGs exhiben mayor actividad de proyección de las neuronas GABA del cerebro anterior basal que reduce la actividad en la habénula lateral, un área del cerebro que normalmente codificaría una aversión a estímulos agresivos.

Por el contrario, los científicos vieron que en los roedores NONs se reduce la activación del cerebro anterior basal y se produce un posterior aumento de la activación neuronal de la habénula lateral, lo que genera aversión a los estímulos agresivos.

LA CONDUCTA AGRESIVA, MODIFICABLE

Aunque investigación anterior ha encontrado que la habénula lateral desempeña un papel en los estados de ánimo negativos y la aversión a través de una amplia gama de especies, como ratones y seres humanos, se sabía poco acerca de los mecanismos neuronales que regulan directamente el componente motivacional de la conducta agresiva.

Entonces, los investigadores emplearon herramientas optogenéticas para manipular directamente la actividad de GABA entre el cerebro anterior basal y la habénula lateral, demostrando que la estimulación o inhibición de las proyecciones en BF-LHB es necesaria y suficiente para alterar la inclinación a participar o evitar la posibilidad de intimidación o 'bullying'.

"Cuando se indujo artificialmente la rápida activación de las neuronas GABA entre el cerebro anterior basal y la habénula lateral, vimos en tiempo real que los ratones agresivos se convirtieron en dóciles y ya no mostraban comportamiento intimidatorio", resalta Russo. "Nuestro estudio es único en tomar información de las proyecciones del prosencéfalo basal y la habénula lateral y manipular estas conexiones dentro de los animales para demostrar de manera concluyente que los circuitos bidireccionales controlan el comportamiento agresivo", añade.

Los resultados del estudio demuestran un papel funcional previamente no identificado de la habénula lateral y sus entradas desde el prosencéfalo basal en la mediación en el componente gratificante de la agresión y sugieren que dirigir los déficits subyacentes comunes en los circuitos de motivación puede proporcionar información útil para el desarrollo de nuevos fármacos terapéuticos para el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos relacionados con la agresión.

Para acceder al texto completo es necesario consultar las características de suscripción de la fuente original: http://www.nature.com/nature/index.html
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Nature
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