Los trastornos del sueño son un problema común y significativo entre los pacientes adultos con cáncer y sus cuidadores, y estos trastornos tienen un impacto negativo directo en la salud física y el bienestar general de ambos grupos.
Aunque se reconoce ampliamente la prevalencia de estos problemas de sueño, existe una menor comprensión acerca de la medida ...
Los trastornos del sueño son un problema común y significativo entre los pacientes adultos con cáncer y sus cuidadores, y estos trastornos tienen un impacto negativo directo en la salud física y el bienestar general de ambos grupos.
Aunque se reconoce ampliamente la prevalencia de estos problemas de sueño, existe una menor comprensión acerca de la medida en que los patrones de sueño informados por los pacientes y sus cuidadores coinciden con los datos obtenidos mediante métodos objetivos, como los actígrafos son similares entre los pacientes y sus cuidadores, y cómo estos diferentes modos de medición del sueño se relacionan con la salud física.
Métodos
Para abordar esta cuestión, se realizó un estudio con 81 días de pacientes con diagnóstico de cáncer colorrectal y sus cuidadores.
Los participantes completaron un cuestionario que evaluaba el funcionamiento físico y reconocieron muestras de saliva durante siete días consecutivos, lo que permitió medir la pendiente de cortisol, un marcador biológico clave en la regulación del estrés.
Además, durante 14 días consecutivos, los participantes realizaron un diario de sueño y utilizaron un actígrafo, un dispositivo que permite medir de forma objetiva parámetros del sueño como la duración del sueño, la latencia del inicio del sueño (SOL) y la duración del despertar después del inicio del sueño (WASO).
Resultados
Los resultados del estudio mostraron que los patrones de sueño informados por los participantes se encontraban dentro o cerca del rango considerado óptimo y que estos patrones eran notables similares entre los pacientes y sus cuidadores. Sin embargo, la comparación entre la duración del sueño autoinformada y la medida mediante actígrafo reveló un nivel de concordancia moderado (ICC = 0, 604).
Por otro lado, la concordancia para los parámetros de SOL y WASO fue pobre (ICC = 0, 269), lo que sugiere que los pacientes y cuidadores pueden tener percepciones inexactas de su calidad de sueño.
Entre los pacientes, un WASO autoinformado más largo se involucra con un peor estado de salud física y una pendiente de cortisol más plana (p ≤ 0, 013), lo que podría indicar una disfunción en la regulación del estrés.
En cuanto a los cuidadores, un SOL autoinformado más largo se comprometió con un peor funcionamiento físico, mientras que un WASO medido objetivamente se relacionó con una pendiente de cortisol más pronunciada, sugiriendo una mayor respuesta al estrés. Además, las discrepancias entre las mediciones subjetivas y objetivas del sueño en los cuidadores se asociaron con un deterioro en el funcionamiento físico.
Conclusión
Estos resultados subrayan la importancia de utilizar múltiples métodos de evaluación para obtener una comprensión más completa de la salud del sueño en pacientes con cáncer y sus cuidadores. La integración de evaluaciones subjetivas y objetivas permite identificar discrepancias que pueden tener implicaciones clínicas importantes.
Además, al tratar los trastornos del sueño en pacientes con cáncer, es crucial incluir a los cuidadores en las intervenciones, ya que ellos también sufren trastornos del sueño que pueden afectar su salud física y emocional. Considerar a ambos grupos en la planificación del tratamiento puede mejorar no solo la calidad del sueño, sino también el bienestar general y la calidad de vida de pacientes y cuidadores.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original:https://onlinelibrary. wiley. com/