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05/11/2014
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ong>Resumen:
Tomar litio durante el primer trimestre de embarazo parece aumentar el riesgo de anomalías cardiovasculares en los niños, aunque algunas de estas anomalías se resuelven espontáneamente. El litio también aumenta la probabilidad de aborto involuntario. Por otro lado, el riesgo de recurrencia de la enfermedad es alta para las mujeres que dejan de tomar medicamentos durante el embarazo, por lo que la decisión debe tomarse para cada caso de forma individual. Se recomienda que las mujeres tratadas con litio durante la organogénesis pasen por ecocardiografías fetales y ultrasonido de nivel 2.
Los autores realizaron un estudio observacional prospectivo y comparativo para evaluar el riesgo de anomalías principales tras la exposición al litio durante el embarazo.
Para ello se llevó a cabo el seguimiento de un total de 183 embarazos expuestos al litio de las mujeres que se pusieron en contacto con el Servicio de Información de Teratología Israelí (90,2 % en el primer trimestre) y se compararon con 72 emparejadas por trastorno y 748 embarazos no expuestos a teratógenos.
Los resultados mostraron que hubo significativamente más abortos involuntarios (odds ratio ajustada = 1,94; IC 95 % = 1,08-3,48) y terminaciones electivas del embarazo (17/183 [9,3 %] en comparación con 15/748 [2,0%]) en el grupo expuesto al litio en comparación con el grupo de no exposición teratogénica. La tasa de las principales anomalías congénitas después de la exclusión de anomalías genéticas o citogenéticas no fue significativamente diferente entre los tres grupos (exposición al litio en el primer trimestre: 8/123 [6,5 %]; bipolar: 2/61 [3,3%]; no teratogénicos: 19/711 [2,7 %]). Las anomalías cardiovasculares fueron más frecuentes en el grupo expuesto al litio durante el primer trimestre en comparación con el grupo de no exposición a teratogénicos (5/123 [4,1%] frente a 4/711 [0,6 %]), pero no después de excluir las anomalías que se resolvían espontáneamente (3 / 123 [2,4 %] en comparación con 2/711 [0,3 %]). La anomalía de Ebstein se diagnosticó en un feto expuesto al litio y en dos casos retrospectivos de litio que no se incluyeron porque el contacto con el servicio de información se hizo después del diagnóstico prenatal mediante ecografía. La tasa de anomalías no cardiovasculares no fue significativamente diferente entre los grupos. La tasa de partos prematuros fue mayor en el grupo de litio en comparación con el grupo de no teratogénicos (18/131 [13,7 %] en comparación con 41/683 [6,0 %]).
El tratamiento con litio durante el embarazo se asocia con una mayor tasa de anomalías cardiovasculares. Las mujeres que reciben tratamiento con litio durante la organogénesis deberían ser sometidas a una ecocardiografía fetal y ultrasonido de nivel 2.
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Abstract:
Lithium taken during the first trimester of pregnancy appears to increase the risk of cardiovascular anomalies in infants, although some of these anomalies resolve spontaneously. Lithium also raises the likelihood of miscarriage. On the other hand, the risk of illness recurrence is high for women who discontinue taking medication during pregnancy, and so the decision should be made on an individual basis. It is recommended that women treated with lithium during organogenesis receive fetal echocardiography and level-2 ultrasound.
Objective: The authors conducted a prospective, comparative observational study to evaluate the risk of major anomalies following exposure to lithium during pregnancy.
Method: A total of 183 lithium-exposed pregnancies of women who contacted the Israeli Teratology Information Service were followed up (90.2% in the first trimester) and compared with 72 disease-matched and 748 nonteratogenic-exposed pregnancies.
Results: There were significantly more miscarriages (adjusted odds ratio=1.94, 95% CI=1.083.48) and elective terminations of pregnancy (17/183 [9.3%] compared with 15/748 [2.0%]) in the lithium-exposed group compared with the nonteratogenic exposure group. The rate of major congenital anomalies after exclusion of genetic or cytogenetic anomalies was not significantly different between the three groups (lithium-exposed in the first trimester: 8/123 [6.5%]; bipolar: 2/61 [3.3%]; nonteratogenic: 19/711 [2.7%]). Cardiovascular anomalies occurred more frequently in the lithium group exposed during the first trimester when compared with the nonteratogenic exposure group (5/123 [4.1%] compared with 4/711 [0.6%]) but not after excluding anomalies that spontaneously resolved (3/123 [2.4%] compared with 2/711 [0.3%]). Ebsteins anomaly was diagnosed in one lithium-exposed fetus and in two retrospective lithium cases that were not included because contact with the information service was made after the prenatal diagnosis by ultrasound. The rate of noncardiovascular anomalies was not significantly different between the groups. The rate of preterm deliveries was higher in the lithium group compared with the nonteratogenic exposure group (18/131 [13.7%] compared with 41/683 [6.0%]).
Conclusions: Lithium treatment in pregnancy is associated with a higher rate of cardiovascular anomalies. Women who are treated with lithium during organogenesis should undergo fetal echocardiography and level-2 ultrasound.
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The American Journal of Psychiatry
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