El gantenerumab, desarrollado por Roche, es un anticuerpo anti beta-amiloide (β-amiloide, Aβ o Abeta) diseñado para la administración subcutánea en pacientes en fase temprana de la enfermedad de Alzheimer. Después de dos décadas de desarrollo y haber recibido la designación de Terapia Innovadora por parte de la FDA estadounidense, este fármaco continúa avanzando en su camino hacia la aprobación.
El New England Journal of Medicine ha publicado los resultados de los estudios de fase III Graduate I y II.
Estos estudios concluyen que el uso de gantenerumab durante 116 semanas de tratamiento resulta en una carga menor de placa amiloide en comparación con el placebo. Sin embargo, no se observó una asociación con un deterioro clínico más lento. Es decir, el medicamento ha demostrado su eficacia en la reducción de la carga de placa amiloide, un marcador clave en la enfermedad de Alzheimer, aunque no se ha evidenciado un impacto significativo en el deterioro clínico.
Mercè Boada, neuróloga y directora médica del Ace Alzheimer Center Barcelona, ha participado activamente en los estudios Graduate I y II, desempeñando un papel fundamental en la investigación. Ha explicado a este diario que la vía de administración subcutánea ha revolucionado el mundo de las nuevas terapias en la enfermedad de Alzheimer, ya que es un acceso fácil y que representa un menor coste.
Además, ha destacado que el siguiente paso será investigar si la adición del transportín transferritina (Brain-shuttle ensayo clínico activo) puede proporcionar más beneficios clínicos y mejor control de los efectos adversos.
La neuróloga considera que este fármaco y su innovadora administración subcutánea, descrita como "un paso arriesgado años atrás e inteligente", continúan siendo atractivos para pacientes en las primeras etapas de la enfermedad, presentando un interés particular en aquellos con un grado leve de la afección. Además, destaca que este enfoque ha sido bien recibido por los investigadores clínicos y ha demostrado una notable tolerancia entre los pacientes tratados.
No obstante, Boada reconoce una limitación importante: la reducción de la carga de beta-amiloide es un proceso gradual, mientras que la tendencia actual es buscar una reducción más rápida. A pesar de ello, defiende la idea de que la beta-amiloide es un proceso dinámico y subraya la importancia de abordarlo en su totalidad. En sus palabras: "Si solo intervenimos en la placa amiloide, no estamos actuando sobre todo el proceso; se trata de detener o modular la totalidad del proceso".
Los estudios Graduate I y II, de diseño multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo y de grupos paralelos, han investigado los efectos de gantenerumab en la carga de beta-amiloide y los biomarcadores subsiguientes relacionados con la progresión de la enfermedad, así como su seguridad y eficacia en el tratamiento del Alzheimer en etapas tempranas.
En total, cada estudio ha incluido a más de 5.000 pacientes, que fueron tratados durante más de dos años en hasta 350 centros distribuidos en más de 30 países.
Según la 'hipótesis amiloide'
Este fármaco sigue la hipótesis amiloide, que sugiere que la sobreproducción de beta-amiloide o la falta de eliminación efectiva de este péptido contribuye al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. La acumulación de péptidos beta-amiloide se considera uno de los factores que contribuyen a la progresión de la enfermedad. Por lo tanto, el medicamento se enfoca en atacar estos péptidos, y su desplazamiento del cerebro es el objetivo que se busca para poder modificar el curso de la enfermedad de Alzheimer desde sus primeras etapas.
Entre los criterios de inclusión para los estudios Graduate se destacan los siguientes: edad comprendida entre 50 y 90 años; diagnóstico de demencia por Alzheimer probable o Alzheimer prodrómica; confirmación de datos del proceso patológico de Alzheimer a través de análisis de líquido cefalorraquídeo o mediante una tomografía por emisión de positrones (PET); evidencia de función anormal de la memoria; puntuación en el Mini-Mental State Examination (MMSE) entre 22 y 30 (inclusive), y un Clinical Dementia Rating Global Score de 0,5 o 1,0. Es relevante señalar que el punto de corte tuvo que ser afinado debido a fallos en la etapa inicial de selección, según indica Boada.