El índice de masa corporal (IMC) materno es un factor determinante en los resultados del embarazo y el parto, influyendo en la salud metabólica y el desarrollo neurológico del niño.
Además, el sexo fetal puede moderar estos efectos, lo que sugiere que los fetos masculinos y femeninos pueden responder de manera diferente a las condiciones metabólicas mater...
El índice de masa corporal (IMC) materno es un factor determinante en los resultados del embarazo y el parto, influyendo en la salud metabólica y el desarrollo neurológico del niño.
Además, el sexo fetal puede moderar estos efectos, lo que sugiere que los fetos masculinos y femeninos pueden responder de manera diferente a las condiciones metabólicas maternas. Las alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo (SNA), que se reflejan en mediciones como la frecuencia cardíaca (FC) y la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), podrían ser marcadores tempranos de los efectos de la programación prenatal tanto en la madre como en el feto.
Este estudio se enfoca en analizar las asociaciones entre el IMC materno antes del embarazo, el funcionamiento del SNA materno y fetal, y los resultados conductuales del bebé, considerando el sexo del feto como un factor de estratificación.
Se reclutaron mujeres embarazadas (N = 176) entre las semanas gestacionales 12 y 22 (T1) y se las categorizó en dos grupos: IMC Normal (IMC < 25) e IMC Alto (IMC > 25). Las participantes asistieron a sesiones de laboratorio durante dos etapas del embarazo: T2 (semanas 23-28) y T3 (semanas 34-36). En estas sesiones, se evaluó la frecuencia cardíaca materna y fetal, así como la VFC en reposo y después de la exposición a un factor estresante durante el tercer trimestre. El comportamiento infantil se evaluó a los 4 meses de edad utilizando el cuestionario de Comportamiento Infantil Revisado.
Los resultados mostraron que las mujeres con un IMC alto que gestaban fetos femeninos presentaron una frecuencia cardíaca más elevada y una menor variabilidad de la frecuencia cardíaca en ambos puntos de tiempo (T2 y T3).
Además, durante el tercer trimestre, los fetos femeninos de estas mujeres mostraron una reducción en la VFC en respuesta a un factor estresante, lo que indica una alteración en la regulación del SNA. A los 4 meses de edad, estas niñas obtuvieron puntuaciones más bajas en la escala de orientación/regulación, lo que sugiere posibles dificultades en el desarrollo neurológico y conductual.
Estos hallazgos evidencian que un IMC materno elevado antes del embarazo puede provocar una programación específica en fetos femeninos que afecta la regulación del SNA materno y fetal, con efectos que persisten hasta la primera infancia. Este estudio subraya la importancia de un adecuado control del IMC antes y durante el embarazo para minimizar posibles impactos adversos en el desarrollo neurológico del niño, especialmente en las niñas, y resalta la necesidad de investigar más sobre las diferencias sexuales en la programación fetal.
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