La depresión representa un desafío significativo en el ámbito de la salud pública, y su etiología continúa siendo un tema de intenso estudio. Aunque se reconoce ampliamente que la depresión es una condición compleja y poligénica, los modelos contemporáneos enfatizan la importancia de las interacciones entre los factores gen&eacu...
La depresión representa un desafío significativo en el ámbito de la salud pública, y su etiología continúa siendo un tema de intenso estudio. Aunque se reconoce ampliamente que la depresión es una condición compleja y poligénica, los modelos contemporáneos enfatizan la importancia de las interacciones entre los factores genéticos y ambientales (G × E) en la determinación del riesgo de desarrollar depresión.
En este contexto, los investigadores han adoptado dos enfoques poligénicos principales: la puntuación de perfil genético multilocus (MGPS), que se basa en hipótesis específicas ("MGPS × E"), y la puntuación de riesgo poligénico (PRS), que se deriva de estudios de asociación de todo el genoma (GWAS) ("PRS × E").
Esta revisión proporciona una síntesis comprensiva del conocimiento actual sobre la interacción entre genes y ambiente ("P × E") en la predicción de resultados relacionados con la depresión, y también considera hallazgos neurobiológicos asociados.
El entorno específico que se examina en esta investigación son los acontecimientos vitales estresantes, que se reconocen como factores críticos en la etiología de la depresión.
Además, la revisión sitúa los hallazgos en el marco de dos teorías clave que guían la investigación G × E: la teoría de la susceptibilidad diferencial y la teoría del diátesis-estrés. Estas teorías ofrecen diferentes perspectivas sobre cómo los factores genéticos y ambientales interactúan para influir en la vulnerabilidad o resiliencia frente a la depresión.
Dentro de la literatura sobre MGPS, se ha demostrado que las puntuaciones poligénicas basadas en el sistema de serotonina, el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), o que abarcan múltiples sistemas biológicos, interactúan con la exposición al estrés ambiental para predecir resultados en múltiples niveles de análisis.
Estos resultados son consistentes con la teoría de la susceptibilidad diferencial, que postula que ciertos individuos poseen una mayor sensibilidad tanto a las influencias negativas como positivas del entorno, lo que explica por qué algunas personas son más susceptibles a desarrollar depresión bajo condiciones de estrés.
Por otro lado, la investigación basada en PRS derivados de GWAS ha producido resultados más mixtos y, en muchos casos, no concluyentes. Las grandes diferencias metodológicas entre los estudios, incluyendo variaciones en las poblaciones estudiadas, en la selección de SNPs (polimorfismos de un solo nucleótido) y en los enfoques estadísticos, han contribuido a la falta de consistencia en los hallazgos. Esto sugiere que, aunque los PRS tienen un gran potencial para avanzar en la comprensión de la depresión poligénica, se requieren mejoras metodológicas y un mayor rigor en la aplicación de estos enfoques para obtener resultados más definitivos.
En conclusión, esta revisión destaca la importancia de las interacciones G × E en la etiología de la depresión y sugiere que, mientras que las puntuaciones MGPS proporcionan un apoyo sólido para la teoría de la susceptibilidad diferencial, los estudios de PRS necesitan refinamientos adicionales para alcanzar su pleno potencial.
Estos hallazgos subrayan la necesidad de enfoques integrados que consideren tanto los factores genéticos como los ambientales en el desarrollo de intervenciones más efectivas para la depresión.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original:https://onlinelibrary. wiley. com/