Nueva evidencia apunta a un posible tratamiento para la demencia vascular
Artículo revisado por nuestra redacción | Alzheimer y demencia
Aumentar un fosfolípido específico en las membranas de las células cerebrales podría convertirse en una nueva estrategia de tratamiento para restablecer el flujo sanguíneo normal y mejorar la función cerebral en casos de demencia vascular, según hallazgos de la Universidad de Vermont (Estados Unidos). Los hallazgos preclínicos, publi...
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Aumentar un fosfolípido específico en las membranas de las células cerebrales podría convertirse en una nueva estrategia de tratamiento para restablecer el flujo sanguíneo normal y mejorar la función cerebral en casos de demencia vascular, según hallazgos de la Universidad de Vermont (Estados Unidos).
Los hallazgos preclínicos, publicados en las 'Actas de la Academia Nacional de Ciencias', sugieren que la restitución de un fosfolípido faltante al sistema circulatorio podría restablecer el flujo sanguíneo cerebral normal y reducir los síntomas de la demencia.
De esta forma, según este trabajo, gracias este nuevo conocimiento, ser podría perfilar un posible nuevo tratamiento para el deterioro del flujo sanguíneo cerebral y las demencias relacionadas.
"Este descubrimiento representa un gran avance en nuestros esfuerzos por prevenir la demencia y las enfermedades neurovasculares", apunta el investigador principal, el doctor Osama Harraz, profesor adjunto de farmacología en la Facultad de Medicina Larner. "Estamos desvelando los complejos mecanismos de estas devastadoras enfermedades, y ahora podemos empezar a pensar en cómo traducir esta biología en terapias".
La enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas afectan a 50 millones de personas en todo el mundo y las cifras van en aumento, lo que supone una enorme carga para las familias y los sistemas de salud. La investigación descifra el papel de las proteínas, la inflamación, la actividad neuronal y la disfunción de las células cerebrales.
La investigación en el laboratorio de Harraz se centró en el control del flujo sanguíneo cerebral y la señalización vascular, así como en la función de Piezo1, una proteína que reside en las membranas de las células que recubren los vasos sanguíneos, en el control del flujo sanguíneo cerebral.
Denominada por la palabra griega que significa "presión", Piezo1 es un sensor de las fuerzas de fricción que se producen a medida que la sangre circula por la vasculatura cerebral. Estudios previos demostraron que la actividad de Piezo1 se altera en portadores de variaciones genéticas de Piezo1.
Los hallazgos de este nuevo estudio, "PIP 2 corrige una canalopatía endotelial por Piezo1", brindan información novedosa sobre cómo Piezo1 afecta el flujo sanguíneo cerebral y muestran que enfermedades como el Alzheimer se asocian con una mayor actividad vascular de Piezo1.
El equipo de Harraz investigó un fosfolípido en las membranas celulares cerebrales llamado PIP2. Este fosfolípido es vital para la señalización celular y la regulación de los canales iónicos, un proceso complejo donde las células controlan la apertura y el cierre de los poros proteicos.
Los investigadores descubrieron que PIP 2 es un inhibidor natural de Piezo1; cuando los niveles de PIP2 disminuyen, Piezo1 se vuelve hiperactivo, lo que altera el flujo sanguíneo cerebral. Probaron la reintroducción de PIP2 en el sistema, lo que suprimió Piezo1 y restableció el flujo sanguíneo normal.
El estudio sugiere que potenciar PIP2 podría convertirse en una nueva estrategia de tratamiento para restablecer el flujo sanguíneo normal y mejorar la función cerebral.
Las investigaciones futuras se centrarán en definir cómo interactúa PIP2 con Piezo1, incluyendo si se une directamente a regiones proteicas específicas o altera el entorno de la membrana circundante para restringir la apertura de los poros.
Estudios futuros también examinarán cómo las reducciones de PIP2 asociadas a la enfermedad alteran este freno regulador, lo que provoca una hiperactividad sostenida de Piezo1 y una disminución del flujo sanguíneo cerebral.
Esclarecer estos mecanismos será esencial para perfeccionar las estrategias terapéuticas basadas en PIP2 o dirigidas a Piezo1, con el fin de restaurar la función neurovascular saludable en la demencia y trastornos vasculares relacionados.
