El psiquiatra Álvaro Pico, director médico de la Clínica de salud mental Nuestra Señora de La Paz y del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, ambos pertenecientes a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, ha advertido de que, en los últimos años, "se está observando un significativo aumento de la demanda de contención de cuadros autolesivos, intentos de suicidio y trastornos de conducta y alimentación, enmarcados o no en determinados trastornos mentales graves".
Todo ello ha llevado a una demanda de atención en todos los niveles asistenciales que "multiplica" la previamente conocida. También ha señalado un aumento de la demanda del trastorno mental común (ansiedad, bajo ánimo, problemas de sueño, cierto descontrol de impulsos), en ocasiones complicado con conductas o gestos autolesivos/autolíticos.
La pandemia es uno de los factores más importantes para este incremento, pero existen otros relacionados con las situaciones sociales, familiares o económicas. Otro de los motivos es el abuso de las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Según señala Andrés Suarez, especialista en Psiquiatría Infantil y del Adolescente de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, la pandemia "les ha truncado su forma de vida, ha cambiado el registro de uno físico a otro digital, ha eliminado espacios comunes y ha exacerbado tensiones en convivencias familiares que pudieran existir".
También influyen "la postpandemia, las guerras y el cambio climático". "Al final, se trata de factores externos que generan oleadas de angustia, a veces imperceptibles, pero que se traducen en un malestar psíquico generalizado en la sociedad que, además, también se permite en muchos momentos expresarlo (algo que no ocurría hace unas décadas) y abordarlo y tratarlo", explica.
NECESIDAD DE UNIDADES ESPECIALIZADAS
Analizando solamente los servicios de urgencias, a lo largo de toda la geografía española, se han visto desbordados por la alta demanda, lo que ha llevado a un incremento muy significativo de plazas de hospitalización aguda y a reforzar en el área infanto-juvenil en todos los centros y hospitales, siendo, a pesar de ello, insuficiente, según ambos psiquiatras.
"Los trastornos que observamos en la unidad de agudos son diversos --comenta el director médico-- pero, mayoritariamente, dominados por alteraciones de conducta en forma de autolesiones graves o intentos de suicidio, que deben ser contenidos en un ámbito de máxima supervisión, seguro y de alta especialización como es nuestra unidad", ha destacado.
Existen también importantes necesidades no cubiertas en esos niveles asistenciales no tan específicos y especializados, como es una unidad de hospitalización como la que se está señalando. "Estamos hablando de la atención primaria pediátrica, la atención en los centros de salud mental infanto-juvenil, los recursos intensivos ambulatorios y la red de recursos sociales y educativos que deberían apoyar y soportar los déficits y problemáticas, que, desde esa esfera, las familias no son capaces de enfrentar, para dar apoyo ofreciendo alternativas y soluciones que se escapan del ámbito puramente sanitario", ha demandado Pico.
LA IMPORTANCIA DE PODER EXPRESARSE
Como señala el experto, para los jóvenes, lo más importante es que puedan comunicar su malestar a familiares, amigos, a figuras de referencia, y que "puedan ser conscientes de que eso no significa necesariamente debilidad, sino, al revés, fortaleza para poder abordar estas dificultades antes de que sus consecuencias se compliquen".
"Desde este punto de vista, una perspectiva exclusivamente clínica no debería ser el único mensaje a trasladar a la sociedad -añade-, por lo que una aproximación alternativa, integral, al mundo adolescente y juvenil es necesaria para abordar los aspectos emocionales en toda su dimensión", señala Pico.