Cada año, se registran más de 400 desastres naturales en todo el mundo. Este tipo de fenómeno se describe como un evento de origen natural que genera una pérdida económica mínima de 50 millones de euros o afecta al menos a 2.000 hogares, incluyendo situaciones como inundaciones, terremotos, incendios y huracanes .
Estos eventos pueden interpretarse como experimentos de la naturaleza, ya que exponen a un gran número de personas al mismo fenómeno en un tiempo específico, provocando altos niveles de estrés .
Un reciente estudio de la Universidad de Granada (UGR), publicado en Ciencias del Comportamiento, ha analizado cómo el estrés experimentado por mujeres embarazadas durante estos desastres puede incrementar el riesgo de alteraciones en el neurodesarrollo infantil.
Este análisis respalda investigaciones previas que destacan la importancia del período intrauterino, considerado un momento crucial para el desarrollo del embrión y el feto.
Según los datos, un bajo nivel de estrés materno está relacionado con un desarrollo cerebral más saludable en las etapas neonatal y de la primera infancia.
Además, se refuerza la creciente evidencia de que conecta los desastres naturales con el estrés materno prenatal (PNMS), lo que puede derivar en trastornos neurológicos durante el desarrollo, incluidas manifestaciones subclínicas . Estos fenómenos no solo generan trauma , sino también pérdidas y desafíos físicos y psicosociales asociados a su impacto.
El nuevo trabajo, coordinado Rafael A. Caparrós-González, del equipo de investigación del Departamento de Enfermería de la UGR, de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Instituto de Investigación Biosanitaria (Ibs), ambos de Granada, se basa en una muestra de más de 1,3 millones de madres (1.327.886 concretamente) y recién nacidos (RN) en diferentes países como Estados Unidos, China, Chile, Canadá, Australia e India.
La investigación determina que la exposición materna a desastres naturales, como la DANA que ha asolado a numerosas poblaciones de Valencia, se asocia a un peor desarrollo cerebral en los RN.
Para ello, se ha realizado, en primer lugar, una revisión sistemática de 1.971 estudios, de los cuales 30 cumplieron con los criterios de inclusión.Según Caparrós, el período intrauterino es "un momento de máxima vulnerabilidad para el desarrollo embrionario y fetal durante el que los niveles de estrés materno están íntimamente relacionados con el desarrollo cerebral neonatal".
Influencia del estrés materno Conociendo esta relación, para Caparrós "sería imprescindible mejorar el cuidado de la salud mental de las mujeres embarazadas, especialmente en momentos de crisis en los que los niveles de estrés son mayores. La salud de las madres y de las futuras generaciones dependen de este cuidado óptimo de la salud mental durante el embarazo".
La pregunta es ¿cómo puede el estrés durante el embarazo afectar al desarrollo cerebral de los bebés aún después de haber nacido? El investigador apunta que el estrés psicológico materno durante el embarazo es capaz de atravesar la placenta y alcanzar al bebé que está formándose dentro del útero materno.
El estudio identifica un mecanismo que activa múltiples vías, todas originadas por elevados niveles de estrés durante el embarazo.
Según el director de la investigación, el estrés psicológico materno puede modificar diversos biomarcadores , como la hormona del estrés cortisol, así como neurotransmisores esenciales como la dopamina , serotonina y noradrenalina, involucrados en el desarrollo y funcionamiento del cerebro .
Además, puede alterar el eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, encargado de mediar en la respuesta al estrés.
Los resultados señalan que la exposición materna a desastres naturales está asociada con una peor regulación emocional infantil, manifestándose síntomas de ansiedad y depresión entre los 4 y 6 años, junto a problemas de sueño, síntomas relacionados con el TDAH y trastornos del espectro autista (TEA).
Áreas afectadas
El estudio también reveló que los bebés expuestos a desastres naturales antes de nacer obtuvieron resultados en pruebas de vocabulario, lectura y matemáticas entre 8 y 10 años después del desastre. Según el investigador Caparrós, los desastres naturales tienen un impacto negativo en el desarrollo cognitivo, lenguaje, habilidades motoras, desempeño en matemáticas, desarrollo mental, problemas de atención , conductuales , y diversas comorbilidades psiquiátricas.
Una fortaleza del estudio radica en su enfoque integral, a cubrir diferentes tipos de desastres naturales y sus efectos en el desarrollo neurológico infantil. Los autores también destacan la alta calidad de los estudios analizados, lo que refuerza la confiabilidad de los hallazgos.Implicaciones clínicas y futuras investigaciones.Los datos sugieren interrogantes claves para futuras investigaciones:
¿Es la exposición a un desastre natural un factor predictor de mala salud mental por sí solo? ¿Cómo influyen factores como la muerte de familiares o las condiciones adversas posteriores al evento?
Caparrós subraya que, en el caso de los terremotos , no se ha determinado si la estancia prolongada en la región tras el desastre representa un riesgo adicional por exposición a sustancias químicas.
Tampoco está completamente clara la relación entre la salud mental infantil y la exposición prenatal a estos eventos. Estudios de seguimiento ayudarán a distinguir los efectos de los componentes objetivos y subjetivos de la exposición materna.
Un nuevo estudio, actualmente en fase de diseño, pretende abordar estas cuestiones. Este análisis empleará un enfoque prospectivo para investigar en qué medida el estrés materno posnatal tras un desastre natural contribuye a los síntomas del TEA en la primera infancia.