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Los Malos Comportamientos en los Colegios y la Falta de Límites: El Efecto Desautorizante de Llamar a los Padres Frente al Niño

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Post de usuario | 14/11/2024
Claro, aquí tienes el artículo con la adición del autor al final:

Los Malos Comportamientos en los Colegios y la Falta de Límites: El Efecto Desautorizante de Llamar a los Padres Frente al Niño

Uno de los principales desafíos que enfrentan los profesores en las escuelas es el manejo de los malos comportamientos de los niños. Desde desobediencia y falta de respeto hasta actitudes disruptivas como las pataletas o berrinches, estos comportamientos pueden afectar no solo el ambiente de aprendizaje, sino también el desarrollo emocional y social de los estudiantes. Sin embargo, un aspecto que está generando una creciente preocupación es la forma en que los profesores abordan estas situaciones, en particular, la práctica de llamar a los padres frente al niño cuando se presentan conductas problemáticas. Aunque en principio esto puede parecer una solución válida, en realidad, tiene efectos desautorizantes que pueden perjudicar tanto al docente como al niño, y a largo plazo, a su proceso educativo.

La Falta de Límites y el Comportamiento Problemático
Los malos comportamientos en el aula son una preocupación constante en los colegios. Muchas veces, estas conductas son una manifestación de frustración, emociones no gestionadas o incluso una llamada de atención. En particular, las pataletas —es decir, la pérdida de control emocional del niño— son comunes, sobre todo en edades tempranas, pero también pueden manifestarse en forma de desobediencia activa, burlas, o incluso agresividad hacia los compañeros o profesores.

El problema se agrava cuando no se establecen límites claros. Los niños, al igual que los adultos, necesitan saber qué comportamientos son aceptables y cuáles no lo son. Si los límites no se imponen con firmeza y consistencia, los niños pueden interpretar que sus acciones no tienen consecuencias, lo que puede llevarlos a repetir comportamientos inadecuados.

El Efecto Desautorizante de Llamar a los Padres Frente al Niño
Una de las prácticas más comunes ante el mal comportamiento de un niño es recurrir a los padres para que intervengan. Sin embargo, llamar a los padres frente al niño tiene implicaciones importantes que muchos educadores no toman en cuenta.

1. La Desautorización del Profesor
Cuando un profesor decide llamar a los padres frente al niño, aunque sea con la mejor de las intenciones, se corre el riesgo de desautorizar su propia figura de autoridad. El niño observa que no es el maestro quien está gestionando la situación, sino que es necesario que los padres tomen las riendas del comportamiento. Esto transmite el mensaje de que la autoridad del profesor es secundaria a la de los padres, y puede socavar la confianza y el respeto que el estudiante debe tener por su educador. A largo plazo, esto puede generar un ambiente donde los niños sólo se comportan de acuerdo a las expectativas del adulto si saben que sus padres estarán involucrados, lo cual refuerza la dependencia de la intervención externa en lugar de aprender a regular su comportamiento de manera autónoma.

2. El Niño Aprende a Manipular la Situación
Otro problema significativo es que los niños pueden aprender a manipular la situación. Si se dan cuenta de que las malas conductas o las pataletas pueden resultar en una llamada a sus padres, es posible que intenten usarlas como una estrategia para obtener lo que desean. En lugar de aprender a lidiar con las consecuencias de sus acciones, el niño se acostumbra a la idea de que la disciplina escolar depende de una "solución externa". Esto también crea un ambiente en el que los límites se vuelven más difusos y el comportamiento del niño, lejos de corregirse, puede empeorar.

3. La Incomodidad para los Padres
Llamar a los padres frente al niño también puede ponerlos en una situación incómoda. Cuando se les notifica de una mala conducta en ese momento, los padres se sienten presionados a tomar acción de inmediato, sin tener la oportunidad de escuchar primero al maestro, comprender el contexto de la situación o pensar en una solución adecuada. Además, esta intervención pública puede hacer que los padres se sientan desbordados o incluso avergonzados, especialmente si el niño se siente señalado o castigado delante de ellos.

¿Cómo Deben Manejarse los Malos Comportamientos?
La clave para manejar las malas conductas y las pataletas en el aula es establecer límites claros desde el principio. Los profesores deben actuar como figuras de autoridad dentro del aula, aplicando consecuencias consistentes para los comportamientos inadecuados. En lugar de llamar a los padres frente al niño, el maestro debe abordar la situación de manera directa y privada, explicando al niño las consecuencias de sus acciones sin perder la calma ni el control.

Si la conducta persiste o es recurrente, entonces sí es apropiado involucrar a los padres, pero siempre en un entorno privado, donde se pueda discutir el comportamiento del niño y se establezcan estrategias de corrección en conjunto. Esta comunicación, además de ser más efectiva, también fortalece el rol del maestro como autoridad, ya que el niño sabe que las normas del aula no dependen de la intervención externa, sino de la figura del docente.

El Rol Fundamental de la Colaboración Escuela-Familia
Es esencial que tanto padres como profesores trabajen en equipo para abordar los problemas de comportamiento de manera efectiva. Si un niño tiene dificultades para manejar sus emociones o sigue presentando malas conductas, la colaboración entre la escuela y la familia es vital. Los padres deben ser informados y comprendidos, pero de manera que no interfiera con la autoridad del profesor. El trabajo conjunto debe basarse en el respeto mutuo y en la voluntad de corregir y guiar al niño, no en desautorizar al maestro o en que los padres asuman el control total de la situación.

Conclusión: Restaurando la Autoridad y la Disciplina en el Aula
Las malas conductas y las pataletas son una parte natural del desarrollo infantil, pero eso no significa que deban ser toleradas sin consecuencias. Los profesores deben ser los encargados de imponer límites de manera clara y firme, sin depender de la intervención de los padres en frente del niño. Al hacerlo, se fortalece tanto la autoridad del educador como la capacidad del estudiante para aprender a comportarse adecuadamente de manera autónoma.

Cuando los profesores mantienen su autoridad y los padres apoyan las normas del aula desde el hogar, el niño tiene la oportunidad de comprender la importancia del respeto y la disciplina, no solo por las consecuencias de sus acciones, sino por el valor intrínseco de actuar de manera respetuosa y responsable. De esta forma, se crea un ambiente de aprendizaje más efectivo y saludable para todos.

Autor: Psic. Gustavo Gamboa V.


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