Cinco de cada cien ancianos sufren abusos en la familia o en el geriátrico.

La Reina, presidenta de Honor del centro que lleva su nombre para el Estudio de la Violencia, hizo ayer en Valencia un llamamiento a gobernantes, políticos, legisladores, instituciones y ciudadanos en general para que «todos y cada uno en su área de responsabilidad tomemos las medidas necesarias para poner fin al maltrato en mayores». La solución a estos abusos, que alcanzan cotas similares a las de la violencia infantil, pasa, según apuntó, por el «adecuado incremento de los presupuestos destinados a protección social y la adecuada atención y vigilancia».

El maltrato a mayores sigue siendo un asunto privado. A las víctimas les cuesta reconocerlo porque en la mayoría de los casos están implicados sus familiares y la dependencia emocional que sufren lleva incluso a muchos a verse afectados por el llamado «síndrome de Estocolmo».

Los últimos estudios realizados ponen al descubierto cifras preocupantes: cinco de cada cien ancianos sufren maltrato en el seno de su familia o en instituciones geriátricas y uno de cada cinco homicidios de ancianos en España es cometido por un familiar, según José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.

Dos de cada tres víctimas son mujeres, tienen más de 75 años, carecen de relaciones sociales con vecinos y amigos, conviven con su agresor y son dependientes. Los agresores suelen ser hombres en el 80 por ciento de los casos, dependen económicamente de la víctima y consumen sustancias tóxicas. El maltrato característico del hombre es físico, mientras que las mujeres, en su mayoría hijas de la víctima que abandonan su trabajo, suelen pecar de negligencia.