La fotobiomodulación, una técnica biomédica no invasiva, utiliza luz roja o cercana al infrarrojo de baja intensidad para modular la actividad cerebral, siendo de particular interés en patologías neurológicas y neuropsiquiátricas. Una investigación liderada por la Universidad de Oviedo, a través del Instituto de Neurociencias (INEUROPA), ha descubierto que la aplicación selectiva transcraneal de esta técnica es tan efectiva como la aplicación masiva, y también ha revelado diferencias según el sexo.
Los resultados de este estudio, publicados en la revista científica Lasers in Medical Science, son de gran relevancia para el abordaje de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, así como trastornos psiquiátricos y neurológicos como la ansiedad o la depresión.
El equipo de investigación, dirigido por Jorge Arias, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, lleva diez años investigando el efecto de la energía en las neuronas cerebrales. Han optado por la luz debido a su inocuidad y la posibilidad de aplicarla externamente al cráneo, evitando procedimientos invasivos.
La fotobiomodulación se basa en la capacidad de ciertas moléculas celulares para absorber luz y generar energía. Esta tecnología se ha utilizado con éxito en varias enfermedades y trastornos del sistema nervioso, como accidentes cerebrovasculares, ictus, y enfermedades neurodegenerativas.
Una de las ventajas clave de este enfoque es que la aplicación de luz se puede realizar externamente al cráneo, evitando molestias y efectos secundarios. Además, la estimulación lumínica puede compensar el déficit mitocondrial y activar zonas de baja energía en el cerebro.
El estudio reveló que la aplicación localizada de la fotobiomodulación es tan efectiva como la aplicación masiva en todo el cráneo, lo que permite una mayor selectividad en el tratamiento. Además, se observaron diferencias en la respuesta al tratamiento entre machos y hembras, con los machos mostrando una mayor actividad metabólica neuronal.
Por último, se descubrió que la combinación de diferentes longitudes de onda de luz tenía un efecto mayor en la mejora de la actividad cerebral que la aplicación independiente de cada una. Esto sugiere que la fotobiomodulación puede ser una herramienta prometedora para mejorar la función cerebral en una variedad de condiciones neurológicas y psiquiátricas.