La Confederación Salud Mental España insta a las empresas a contar con planes de reincorporación tras una baja laboral por salud mental, en el marco del Día Internacional de los Trabajadores, que se celebra este miércoles.
La cifra de bajas laborales relacionadas con trastornos mentales y de comportamiento ha batido récord en España, con casi 600.000 en 2023. El incremento respecto al año anterior es del 15,8 por ciento y, en siete años, el número se ha duplicado.
Por todo ello, la Confederación lanza una nueva edición de la campaña #EmplearSinBarreras, en la que difunde una serie de materiales con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia de que, tanto las empresas como los compañeros de trabajo, realicen un acompañamiento adecuado a las personas que se reincorporan tras una baja de este tipo.
El estigma y los prejuicios están todavía muy enraizados en el ámbito laboral. De hecho, el 37,9 por ciento de las personas con diagnóstico ha experimentado discriminación en el trabajo y solo el 12,9 por ciento comparte su problema de salud mental.
"Las personas que se reincorporan al trabajo tras una baja por cuestión de salud mental pueden tener miedo a no ser capaces de afrontar el día a día, a no gestionar situaciones de estrés como antes, a que la relación con los compañeros y las compañeras cambie y a perder su puesto de trabajo. Prestar los apoyos adecuados, tanto por parte de las empresas como del entorno laboral, facilita la recuperación de la persona", afirma Nel González Zapico, presidente de Salud Mental España.
"Es necesario que las empresas se impliquen y desarrollen un plan de reincorporación junto con la persona, que incluya, si es necesario, una adaptación al entorno de trabajo, flexibilidad o ajuste de horarios, respetando siempre los tiempos de la persona y su privacidad, y transmitiendo confianza en sus capacidades", añade.
TESTIMONIOS EN PRIMERA PERSONA
La baja laboral más reciente de Ángel Urbina, presidente de la Associació Ment i Salut La Muralla de Tarragona y vicepresidente de la Federació Salut Mental Catalunya, tuvo lugar por diversos factores.
"Cuando mis condiciones me lo permitían, me comuniqué con la médica de la fábrica y mi jefe manteniéndolos informados de los avances de mi estado. El resultado fue que, aunque la baja inicial era para un tiempo más largo, la evolución fue mejor de lo esperado por los propios médicos, permitiendo que yo mismo me dirigiera a los servicios médicos para indicar que, si su diagnóstico era un visto bueno, retornaría al trabajo", explica Urbina.
Urbina hace hincapié en que las empresas deberían esforzarse por minimizar las interferencias burocráticas y permitir que el proceso médico se desarrolle con la mayor normalidad y privacidad posible. "Un aspecto que me desequilibró fue cuando, dentro de la baja, la mutua solicitó que fuera visto por su médico. Aunque me encontré con un profesional competente con el que no tuve problemas, el mero hecho de que desde la mutua interfirieran en mi proceso de recuperación fue bastante retador", afirma.
Laura Fernández González, colaboradora de AFESA Salud Mental Caudal, explica que, en su caso, cuando realmente sintió presión por parte de la empresa, fue antes de la baja. "Había un compañero que, cuando comenté que había ido al médico por temas de salud mental y que posiblemente me dieran una baja, se enfadó conmigo porque decía que por eso no se saca una baja", ha contado. Asegura que le dijo que tenía que "aguantar". "Todos tenemos problemas y yo tengo ahora mismo vacaciones, no me voy a quedar sin ellas", le dijo.
Tras una baja de cuatro meses por ansiedad, Fernández explica que todo su entorno supuso que la echarían. "Pero, para sorpresa de todos, recibí una acogida normalizada, incluso fui felicitada por cómo había mejorado mi rendimiento tras el parón", ha rememorado.
En este sentido, Urbina opina que "si un problema laboral contribuyó a la necesidad de una baja, es crucial abordarlo directamente".
"Esto puede requerir cambios en la cultura laboral, en los procesos de trabajo o incluso en las relaciones interpersonales dentro del equipo", asegura. Además, señala que es "fundamental" que haya una comunicación fluida con la persona y permitir un regreso gradual.
Urbina también destaca que los compañeros de trabajo juegan un papel crucial. "Animo a todas las personas que se encuentren de baja por motivos de salud mental a tomarse el tiempo necesario para recuperarse, sin presiones y con una desconexión real del ámbito de trabajo", concluye Laura Fernández.
CIFRAS Y FACTORES DE RIESGO
Según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial, se pierden 12.000 millones de días de trabajo por la ansiedad y la depresión. Entre el 17 el 27 por ciento de personas sufren ansiedad en el trabajo; entre el 30 y el 38 por ciento dicen experimentar estrés siempre o casi siempre y, en general, un 47 por ciento reconocen encontrarse expuestas en su lugar de trabajo a factores de riesgo para su bienestar mental.
Entre los factores de riesgo, se encuentran aquellos relacionados directamente con el trabajo y aquellos ajenos a este. Entre los primeros, se incluyen la precariedad e inseguridad laboral, el estrés y sobrecarga en el trabajo, la dificultad para conciliar, el acoso laboral o sexual en el ámbito laboral, la falta de autonomía o la brecha salarial.
Por otro lado, entre los factores ajenos al trabajo, se encuentran la desigualdad por distintas causas (género, racismo, pobreza), las adicciones, vivir situaciones de violencia, la soledad no deseada, la sociedad individualista y competitiva, así como tener un problema de salud mental previo.