Las intervenciones grupales podrían ser la "llave" para mejorar la salud mental en niños que han pasado por episodios de suicidio en su entorno familiar. Así lo prueba una investigación llevada a cabo en Reino Unido que indica que las terapias realizadas en grupo favorecieron la reducción de los sintomas de depresión y ansiedad en menores, aunque piden "cautela" por las limitaciones en cuanto a la pérdida de participantes durante el proyecto.
"Es difícil extraer conclusiones firmes debido a la evidencia limitada y la baja calidad de los estudios incluidos. Sin embargo, hay indicios de que las intervenciones grupales pueden ayudar a reducir la ansiedad y los síntomas depresivos en niños en duelo por suicidio. Será importante desarrollar directrices y normas de práctica para estos servicios basados en las mejores pruebas disponibles", subrayan.
El estudio, elaborado por el Centro de evidencia de Gales para investigaciones sobre Salud y Atención diferencia el "duelo por suicidio" de otras formas de duelo, por lo que necesita de apoyo especializado. "Los niños y jóvenes que han perdido a un ser querido por suicidio tienen más probabilidades de sufrir un proceso de duelo complicado y una peor salud mental", señalan los autores. La revisión incluye las pruebas disponibles hasta el 29 de marzo de 2023 y se identifican tres estudios que informaron sobre intervenciones de terapia de grupo que duraron entre 10 y 14 semanas.
Implicaciones para la investigación a futuro
Dada la limitada evidencia disponible sobre las intervenciones de apoyo para niños y jóvenes en duelo por suicidio, el estudio explica que "será importante desarrollar guías de práctica para estos servicios basados en la mejor evidencia disponible". "Todos los servicios desarrollados deberán tener resultados medibles y validados como parte de un proceso de evaluación integral establecido desde el inicio del servicio", matizan. Estos resultados, aseguran, se presentarán y debatirán en el Grupo Consultivo Nacional del Gobierno de Gales para la Prevención del Suicidio y las Autolesiones, y servirán de base para la elaboración de una respuesta sistemática a los niños y jóvenes afectados o en duelo por un suicidio.
En cuanto a las implicaciones para la investigación futura, desde Gales alertan de la necesidad de estudios primarios "de alta calidad" que examinen la eficacia de las intervenciones de apoyo para niños y jóvenes en duelo por el suicidio de un familiar. Estos estudios deben tener como objetivo la "rápida traslación de la evidencia a la práctica" para asegurar la mejora de los servicios y la implicación de los niños y jóvenes.
Limitaciones por el alto abandono de menores
El ensayo controlado no aleatorizado se realizó en Estados Unidos. Este estudio informaba sobre una intervención que incluía 10 sesiones de grupo semanales de 1,5 horas, con componentes psicoeducativos y de apoyo. El objetivo de la intervención era promover la adaptación saludable de los niños tras el suicidio familiar y reducir los resultados mórbidos. Se realizaron entrevistas semiestructuradas antes y después de la intervención para medir variables psicosociales, con un intervalo de entrevistas de entre 2,5 y 4,5 meses. En el estudio participaron 75 niños inicialmente (39 en el grupo de intervención y 36 en el grupo de control), pero tras un periodo de abandono, 32 niños permanecieron en el grupo de intervención y 9 en el grupo de control. Los niños tenían entre 6 y 15 años y se dividieron en tres grupos de edad para la intervención.
Un estudio pre-post no controlado informó de una evaluación piloto del Programa de Terapia de Grupo para Niños Afligidos por el Suicidio con sede en Canadá. Esta intervención incluye 12 sesiones de terapia de grupo de dos horas a lo largo de 14 semanas cuyo objetivo es ayudar a los niños y a sus padres supervivientes a afrontar las dificultades del proceso de duelo. Se evaluó durante el programa, así como con evaluaciones psicológicas y sociales dos o tres semanas antes y una o dos semanas después. En el estudio participaron 8 niños de 6 a 12 años.
El otro estudio pre-post no controlado se realizó en Irlanda. Se trataba de una intervención grupal que comprendía trabajo terapéutico en grupo de 1,5 horas semanales durante 12 semanas incluyendo actividades artísticas, físicas, reflexivas y de atención plena. Esta intervención tenía como objetivo explorar progresivamente la experiencia del duelo, pasando a los recuerdos de los seres queridos y, por último, centrarse en el futuro. Se evaluaron los resultados conductuales, psicológicos y sociales antes y después de la intervención y durante los seguimientos de seis meses y cuatro años.
"En general, los tres estudios incluidos en esta revisión informaron de mejoras en los resultados de salud mental. Sin embargo, las limitaciones metodológicas de estos estudios, como el pequeño tamaño de las muestras, la falta de aleatorización, la elevada tasa de abandono y las diferencias entre los grupos de intervención y de control en el estudio controlado limitan la generalizabilidad de los resultados", especifican.