Un artículo de Sandra Pamies,
Psicóloga y Gerontóloga Social
Las Enfermedades Neurocognitivas (como defiende el Geriatra francés Joel Belmin de Trans Innov Longevité) incumben las enfermedades comúnmente como ‘neurodegenerativas’ pero también las neuropsiquiátricas. Esto quiere decir que conforme nos hacemos mayores seguimos conviviendo con nuestras enfermedades neuropsiquiátricas también. Las personas con Trastorno Bipolar también envejecen y son cuidadas en el Servicio de Atención a Domicilio.
Y es que tal como comenta el Psiquiatra Christophe Bouché de Saber Ser Cuidador, debemos conocer bien a la persona pero también la etiología -causas- de su enfermedad y consecuencias comportamentales para sobrellevarla y garantizar pues los hábitos saludables.
El Trastorno Bipolar en edad avanzada suele caracterizarse de rumiaciones, discurso incoherente y agitación, es por esto que es primordial comprender el trastorno, sus principales características.
Para empezar el Trastorno Bipolar es una alteración del estado de ánimo en el que pueden alternarse episodios (de depresión mayor, manía, hipomanía o mixto). Esto supone inestabilidad emocional a cualquier edad, pero cabe contemplar que en edad avanzada y ante la soledad el riesgo puede ser mayor.
¿Cómo podemos controlar el trastorno de la persona a quien cuidamos y/o acompañamos?
Garantizando la correcta toma de la medicación prescrita por el/la Psiquiatra de referencia, escuchando activamente y conversando directamente sobre los pensamientos rumiativos que generan la angustia y consecuente agitación.
Establecer una rutina, escuchar y conversar, observar y auto-observarse, estimulación cognitiva y sensorial.
En el Trastorno Bipolar en edad avanzada son frecuentes las rumiaciones, los pensamientos austeros y la dificultad en la expresión de ideas
Estimulación cognitiva y sensorial
Es importante trabajar la estimulación cognitiva y sensorial porque el Trastorno Bipolar implica una deficiencia en el sistema límbico (gestión de las emociones) y un probable deterioro progresivo del lóbulo frontal (funciones ejecutivas).
La cuestión está en garantizar el mantenimiento de las habilidades que aún están relativamente preservadas para potenciarlas, mediante la estimulación cognitiva y sensorial. Trabajar las capacidades cognitivas y sensoriales ralentiza la neurodegeneración del sistema límbico y del lóbulo frontal.
Además, establecer una continuidad de trabajo con ejercicios y materiales de estimulación cognitiva y sensorial nos ayudará a construir una rutina, que a la vez es imprescindible para garantizar la funcionalidad de la persona; para garantizar un envejecimiento activo y satisfactorio.
Establecer una rutina de hábitos saludables
Tener una rutina es imprescindible aún teniendo salud mental, de no tenerla nos sometemos a conciliar trastornos psicológicos. De la misma manera, es muy importante mantener siempre la relación con un/a mismo/a profesional cuidador/a.
Por un lado, tener una rutina garantiza a largo plazo la funcionalidad de las personas con Trastorno Bipolar en edad avanzada; facilita que tengan más capacidad de desarrollo en las Actividades Básicas e Instrumentales de la Vida Diaria durante más tiempo.
Así mismo es imprescindible trabajar con la persona desde una perspectiva relacional y no meramente asistencial. Esto pasa por conocer a la persona, por entender el trasfondo de su comportamiento y adaptar la rutina a sus necesidades emocionales.
En dicha rutina debe considerarse siempre una hora en la que realizar el desayuno, la comida, la merienda y la cena, las actividades de estimulación cognitiva, sensorial y física, así como también las claves que explicamos a continuación.
Claves para escuchar y conversar:
En el Trastorno Bipolar en edad avanzada son frecuentes las rumiaciones, los pensamientos austeros, la dificultad en la expresión de ideas aunque cabe considerar que las manifestaciones comportamentales siempre dependerán de la persona, del estado cognitivo, del episodio que recurra y de su contexto.
Es por esto que es aconsejable escuchar activamente a la persona, no prejuzgarla o exigirle ciertos aspectos en caso de estancarse en pensamientos austeros o rumiativos; sino conversar sobre ellos. Así mismo es aconsejable una actividad moderada para paliar la agitación, siempre bajo las indicaciones de un profesional especializado en Psiquiatría, Psicogeriatría, Neuropsicología o Gerontología.