Sensibilizar a los médicos acerca del trastorno bipolar y avanzar en el desarrollo del diagnóstico a través de pruebas de sangre son los grandes retos que tiene la medicina respecto a este problema que afecta en México a unos tres millones de personas.
“Quizá el más grande reto es la sensibilización, entender que el diagnóstico no es exprés ni el tratamiento es solamente de medicamentos, sino multidisciplinario, para devolverle la calidad de vida a los pacientes”, detalló a Efe el doctor Manuel Sánchez de Carmona, presidente fundador de la International Society of Bipolar Disorders (ISBD) México.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este padecimiento es la sexta causa de discapacidad a nivel mundial y lo enfrenta entre 1 % y 2 % de la población.
Sánchez de Carmona explicó que aunque este padecimiento es incurable, con medicamentos puede tenerse un buen pronóstico de vida; de lo contrario, las consecuencias pueden ser fatales.
“Desafortunadamente hay un retraso en el diagnóstico de 8 a 10 años, hay estigma social fuerte, a veces el diagnóstico se confunde con otras cosas y eso lleva a que los pacientes tengan consecuencias en su vida a nivel personal y laboral”, detalló.
Dijo que, en muchas ocasiones, las personas con trastorno bipolar, una enfermedad que se caracteriza por cambios bruscos en la personalidad que lleva repentinamente del exceso de energía a la depresión, pierden sus trabajos debido también a la falta de sensibilización por parte de la misma sociedad.
“Parte del trabajo médico es volver a hacer a estas personas laboralmente útiles. Cuando una persona está medicada y controlada puede llevar una vida prácticamente normal. Hay personas en el mundo con este padecimiento que funcionan muy bien con medicamentos, de diferente nivel”, aseveró.
El especialista señaló que en algunos casos se cree que los pacientes no responden al tratamiento; sin embargo, esta situación responde a que el médico no logra hacer un seguimiento multidisciplinario del paciente.
“El médico debe entender que la medicina no mejora al paciente al 100%, sino que también se debe pensar en otras cosas como la calidad de sueño, el ejercicio, las relaciones personales; todas las cosas que están involucradas en la vida de una persona”, explicó Sánchez de Carmona.
El experto dijo que otro de los retos es avanzar en el desarrollo de pruebas de sangre que puedan dar un diagnóstico más rápido pues, actualmente, en promedio los pacientes tardan entre 8 y 10 años para ser diagnosticados.
“Estimamos que en unos 10 o 15 años se pueda tener una prueba biológica. Hoy el diagnóstico es clínico pero tardío. Debemos estar conscientes de que el diagnóstico hecho a tiempo salva vidas”, finalizó.