En el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, Isabel Paúles, responsable del Grupo de trabajo `Estilos de vida y determinantes de salud´ de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), destacó el incremento de los trastornos alimentarios influenciados por las redes sociales. Los signos de alarma incluyen falta de energía, negación del hambre, y evasión de la mirada en consultas, lo que refleja el impacto de las imágenes de cuerpos esbeltos y delgadez promovidas en línea.
Julia Ruiz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Pública de la SEMG, enfatizó la importancia de tratamientos personalizados que consideren los contextos sociales de los pacientes, quienes son vulnerables frente a los ideales de belleza actuales. Mencionó que el diagnóstico temprano es complicado y puede tardar años, resaltando la importancia de crear lazos de confianza entre médicos y pacientes.
Guadalupe Blay, del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la SEMG, observó un aumento de casos, especialmente entre adolescentes, y señaló un incremento en la prevalencia de la anorexia y el trastorno por atracón.
Subrayó que un 70% de los jóvenes no está satisfecho con su imagen corporal, lo que a menudo lleva a dietas restrictivas y comportamientos alimentarios nocivos.Los expertos coinciden en la necesidad de sensibilizar a la población sobre los signos de alarma y de regular las redes sociales para prevenir la promoción de hábitos insalubres.
Además, resaltaron el desafío del ayuno intermitente, que aunque popular por sus resultados rápidos, puede tener efectos contraproducentes a largo plazo sobre el metabolismo.
El congreso también abordó la importancia de la formación en atención primaria para tratar estos trastornos y la necesidad de seguimientos regulares, adaptados a la condición del paciente. Enfatizaron que son frecuentemente los amigos y familiares quienes notan los problemas, a veces demasiado tarde para prevenir la cronificación de los trastornos.
En el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, se abordó también la relevancia de la dieta mediterránea en el contexto de la subida de precios de los alimentos. Fernando López Segura, especialista en Medicina Interna y uno de los investigadores principales del estudio CordioPrev, compartió hallazgos de 35 años de investigación sobre la dieta mediterránea y el aceite de oliva virgen.
Hasta hace una década, se centraron en estudiar cómo esta dieta y el aceite de oliva mejoran los factores de riesgo cardiovascular, destacando su potente efecto antioxidante y su capacidad para reducir el colesterol.
El primer gran ensayo clínico publicado hace diez años siguió durante cinco años a 7,500 personas con factores de riesgo cardiovascular pero sin infartos previos. Los resultados mostraron que la dieta mediterránea con aceite de oliva reducía en un 30% la posibilidad de enfermedad o muerte comparada con una dieta baja en grasas.
Este hallazgo fue calificado como revolucionario y abrió la puerta a estudios sobre la prevención secundaria en pacientes que ya habían sufrido un infarto.El estudio CordioPrev continuó esta línea de investigación con 1,002 pacientes que habían tenido un infarto, comparando nuevamente la dieta mediterránea con una dieta baja en grasas.
Los resultados indicaron que aquellos que seguían la dieta mediterránea tenían un 27% menos de reinfartos o muertes, y en hombres este porcentaje aumentaba hasta el 32%.
A nivel global, las sociedades médicas están empezando a reconocer la necesidad de que todos los pacientes con riesgo de cardiopatía consuman aceite de oliva virgen, destacando que, a diferencia de otros medicamentos, el aceite de oliva no tiene efectos secundarios.
Blay destacó la importancia de consumir aceite de oliva, advirtiendo que sin él, el patrón de la dieta mediterránea se altera significativamente. Recomendó un consumo de tres a cuatro cucharadas soperas al día, lo que equivale a aproximadamente un litro al mes, y enfatizó que cualquier otro producto puede ser más costoso comparativamente.
López Segura también abordó el tema del costo del aceite de oliva, señalando que aunque es más caro que otras grasas como el aceite de palma, su beneficio para la salud justifica el gasto. Sin embargo, reconoció que ha habido una pérdida del 30-40% de consumidores de aceite de oliva debido a la percepción de su alto costo, sugiriendo que es necesario trabajar para recuperar este nicho bajando precios y enfatizando los beneficios para la salud.