-La tasa de mortalidad de los TCA se sitúa en torno al 6% y se debe sobre todo a una elevada tasa de suicidios y a las complicaciones de salud propias de los TCA, que también generan altas cifras de morbimortalidad: “Entre los 10 y los 20 años no hay otro trastorno mental con una tasa tan elevada”.
-“Los TCA, que ya per se son complejos de abordar y difíciles de entender -incluso para muchos profesionales-, tienen una alta comorbilidad con trastornos depresivos o con trastornos ansiosos, con abuso de sustancias y con conductas impulsivas”.
-A lo largo de los años la comorbilidad del TCA con trastornos afectivos o de personalidad (sobre todo ansiedad y depresión) se sitúa entre el 20% y el 80% y se estima que hasta uno de cada cuatro pacientes con TCA presenta también algún trastorno por abuso de sustancias, fundamentalmente tabaco, alcohol, cafeína y cannabis.
“Es necesaria la perspectiva de la patología dual y un abordaje integral y complementario porque vemos que los casos de pacientes que presentan TCA junto con abuso de sustancias son aquellos con mayor severidad y psicopatología, rasgos de personalidad más disfuncionales, más afectados a nivel cognitivo y son también los que presentan peor resultado al tratamiento”.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) afectan a alrededor de entre el 1% y el 3% de la población, con picos en determinadas etapas del desarrollo evolutivo como la adolescencia, cuando según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia afectan a entre el 4,1% y el 6,4% de las mujeres entre los 12 y los 21 años (0,3% de los hombres).
“Se trata de trastornos multicausales, en los que intervienen distintos factores (ambientales, biológicos, sociales, etc.). No es casual que suelan aparecer sobre todo en la adolescencia, alrededor de los 13-18 años, una etapa en la que surgen una serie de conflictos y complejidades que generan problemáticas en las personas.
La mayoría afronta esta etapa de tránsito y sus conflictos con normalidad, pero las personas con vulnerabilidad tienen un mayor riesgo de desarrollar un TCA”, afirmó el catedrático de la Universitat de Barcelona Fernando Fernández Aranda, director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Bellvitge (HUB) y miembro de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).
Durante su intervención en el 8º Congreso Mundial de la World Association of Dual Disorders (WADD) y del 26º Congreso de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), que reunió la semana pasada en Mallorca a más de 2.000 expertos internacionales vinculados al ámbito de la salud mental, el psicólogo clínico lamentó que a los trastornos de la conducta alimentaria no se les haya dado históricamente la importancia que tienen, sobre todo teniendo en cuenta que los TCA son los trastornos mentales que mayor tasa de mortalidad presentan. Ésta se sitúa en torno alrededor del 6% y se debe sobre todo a una elevada tasa de suicidios y a las complicaciones de salud propias de los TCA, que también generan altas cifras de morbimortalidad.
“Entre los 10 y los 20 años no hay otro trastorno mental con una tasa tan elevada”, subrayó Fernández Aranda, que destacó el impacto a largo plazo que presentan los trastornos de la conducta alimentaria sobre los afectados y sus familiares: “Hay que pensar que cuatro de cada diez personas no se van a recuperar o solo se recuperan muy parcialmente, lo que tiene un impacto a todos los niveles (individual, familiar, académico, emocional, laboral, sanitario, etc.) durante décadas”.
Este impacto a largo plazo, además, también contribuye a la comorbilidad de los TCA con otros trastornos mentales, lo que se conoce como patología dual. “Los TCA, que ya per se son complejos de abordar y difíciles de entender -incluso para muchos profesionales-, tienen una alta comorbilidad con trastornos depresivos o con trastornos ansiosos, con abuso de sustancias y con conductas impulsivas”, afirmó el experto.
El porcentaje de pacientes con TCA que tienen otro trastorno mental, según Fernando Fernández Aranda, varía en función del momento en el que se atiende a las personas afectadas. En una etapa temprana, la comorbilidad con otro tipo de trastornos mentales suele ser más baja; pero a lo largo de los años la comorbilidad del TCA con trastornos afectivos o de personalidad (sobre todo ansiedad y depresión) se sitúa entre el 20% y el 80% y se estima que hasta uno de cada cuatro pacientes con TCA presenta también algún trastorno por abuso de sustancias, fundamentalmente tabaco, alcohol, cafeína y cannabis.
“Suele ocurrir que esto pasa inadvertido y que no se recibe la atención que se precisa. Y, sobre todo, si hay comorbilidad con abuso de sustancias y/o adicciones conductuales, es frecuente que se haga hincapié exclusivamente en el TCA o bien en las sustancias, pero que no se atienda al paciente de forma integral”, explicó subdirector del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBERobn), que destacó la importancia de introducir la perspectiva de la patología dual en el abordaje de estos TCA.
“Esta perspectiva es necesaria porque vemos que los casos de pacientes que presentan TCA junto con abuso de sustancias son aquellos con mayor severidad y psicopatología, rasgos de personalidad más disfuncionales, más afectados a nivel cognitivo y son también los que presentan peor resultado al tratamiento y duración, así que son necesarios abordajes coordinados y multidisciplinares”, concluyó.