Por primera vez en mucho tiempo, la obesidad ha dejado de ser un problema sin solución para abrir la puerta a nuevas alternativas .
"Hasta ahora, los pacientes vivían con desesperanza, sin herramientas que realmente transformaran su situación. Pero hemos pasado de la frustración a la expectativa: ahora podemos ayudarles de manera efectiva", afirma la endocrinóloga Sharona Azriel, secretaria de la Sociedad Española de Obesidad ( Seedo).
“Estamos satisfechos, porque finalmente podemos abordar una enfermedad metabólica desde su origen, no solo tratando sus complicaciones, sino desde la prevención ”, añade el también endocrino Cristóbal Morales, vocal de Seedo.
Estos son solo algunos de los comentarios de los especialistas de Seedo, la sociedad científica fundada en 1987 para reunir a los profesionales implicados en la investigación, el diagnóstico y el tratamiento de la obesidad.
Su optimismo es evidente, y no es para menos. El tratamiento de la obesidad está experimentando un gran avance gracias a los fármacos análogos del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1).
Medicamentos como la semaglutida o la tirzepatida han demostrado su eficacia en la pérdida de peso sostenida y clínicamente significativa , revolucionando la forma de tratar una enfermedad que ha sido mal comprendida tanto desde el punto de vista social como médico.
Este éxito ha despertado un renovado interés en el estudio de la obesidad, impulsando la investigación básica y traslacional, así como los ensayos clínicos con nuevas moléculas. Además, se está redefiniendo de manera ambigua las estrategias para su control, a múltiples enfoques para mejorar su manejo.
En esta nueva etapa, la obesidad no se ve como un mero problema de voluntad individual o una simple aritmética de calorías. Es un hecho asumido en la comunidad científica, pero ¿qué se está aprendiendo sobre los actuales fármacos en la obesidad? ¿Cuáles serán sus efectos en las comorbilidades? ¿Qué otros nuevos fármacos van a llegar a corto y medio plazo? ¿Hasta qué punto la genética determina el tipo de obesidad y cómo influye en su control? ¿Y la epigénetica? ¿Se puede modular? ¿Tendremos biomarcadores?
Son solo algunas preguntas sobre las que están trabajando los investigadores clínicos y básicos, como se ha puesto de manifiesto en unas recientes jornadas con expertos en obesidad y profesionales de la comunicación, organizadas por Seedo con la colaboración de Lilly y Novo Nordisk, en Cuenca.
Contar los kilos no basta: ¿cómo es el diagnóstico en la 'era postIMC'?
El IMC sigue siendo un parámetro ampliamente utilizado en la práctica clínica, pero su relevancia podría reducirse en el futuro. Según un comité de 50 expertos, cuya propuesta fue publicada recientemente en The Lancet Diabetes & Endocrinology, este indicador podría quedar en un segundo plano frente a métodos más precisos, permitiendo así un diagnóstico personalizado de la obesidad metabólica adiposa crónica.
Según Marta Coma , nutricionista en la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Universitario Vall d'Hebron y en el Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud Barcelona, cada vez se dará más importancia a pruebas avanzadas para evaluar la composición corporal.
Métodos como la medición de perímetros ( cintura, cadera ), la bioimpedancia eléctrica, la ecografía, la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC) permitirán analizar con mayor precisión la proporción de grasa, músculo y agua en distintas zonas del organismo.
El objetivo no será únicamente reducir el peso corporal, sino evaluar si el paciente experimenta una mejora funcional , lo que, según Comas, tendrá un impacto positivo en su calidad de vida.