MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un programa de entrenamiento de los padres durante 24 semanas que proporciona técnicas específicas para manejar las conductas disruptivas de los niños con trastorno del espectro autista se tradujo en una mayor reducción de conductas disruptivas y de no cumplimiento de las normas en comparación con la formación de los padres, según un estudio que se publica en la edición de este martes en 'JAMA', número temático sobre la salud infantil.
El trastorno del espectro autista (TEA) afecta a un estimado de 6 por cada 1.000 niños en todo el mundo y es un importante problema de salud pública. Hasta el 50 por ciento de los niños con TEA presentan problemas de comportamiento, como rabietas, desobediencia, agresión y autolesión, para lo que se emplean intervenciones conductuales con el fin de tratar el comportamiento disruptivo, pero éstas no se han evaluado en ensayos aleatorios a gran escala, según la información de respaldo del artículo.
Lawrence Scahill, de 'Children's Healthcare of Atlanta' y de la Universidad de Emory, Atlanta, Estados Unidos, y sus colegas realizaron un estudio en el que los niños (con edades de entre 3 y 7 años) con TEA fueron asignados al azar al entrenamiento de los padres (n = 89) o la formación de los padres (n = 91) en seis centros (Universidad de Emory, Universidad de Indiana, Universidad del Estado de Ohio, Universidad de Pittsburgh, Universidad de Rochester y Universidad de Yale).
El entrenamiento de los padres proporciona estrategias específicas para manejar la conducta disruptiva y se enseñó de forma individual a los padres en 11 sesiones centrales de entre 60 a 90 minutos de duración, hasta dos sesiones opcionales, una visita a la casa y hasta seis sesiones de entrenamiento de padres e hijos durante 16 semanas.
El programa de entrenamiento de padres también incluyó 1 visita a la casa y 2 sesiones de refuerzo telefónico entre las semanas 16 y 24. Esta iniciativa proporcionó información sobre el autismo, pero no estrategias de manejo de la conducta e incluyó 12 sesiones de 60 a 90 minutos y 1 visita a la casa en más de 24 semanas.
El entrenamiento de los padres en comparación con la educación mostró una mayor reducción en dos escalas: una disminución de 48 por ciento frente al 32 por ciento en la subescala de 'Aberrant Behavior Checklist-Irritability' y una disminución del 55 por ciento frente la 34 por ciento en 'Home Situations Questionnaire-Autism Spectrum Disorder'.
Ambos grupos de tratamiento mejoraron con el tiempo, aunque ninguna medida cumplía una diferencia predeterminada mínima clínicamente importante. Los autores sugieren que una posible explicación de las diferencias más pequeñas de lo previsto entre los grupos es la mejora más grande de lo previsto en el grupo de educación de los padres.
El programa de entrenamiento de padres fue superior a la educación de los progenitores en una medida de mejora general (69 por ciento frente a 40 por ciento). Los autores señalan que el costo-efectividad de las dos intervenciones debe investigarse y que futuros análisis pueden identificar las características del niño y la familia que predicen el éxito con el entrenamiento de los padres o su formación.
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