Prueban con éxito un espray nasal que excita a las mujeres.

Es el sueño de muchos aspirantes a seductor y una futura solución a los problemas de estimulación sexual que afectan a miles de mujeres. Investigadores estadounidenses han testado con éxito un pequeño espray nasal que logra generar una señal de estimulación sexual en mujeres sanas. Su funcionamiento no sería muy diferente de alguno de sus homólogos masculinos que estimulan la producción de neurotransmisores del cerebro vinculados a la excitación sexual. En este caso, la administración es vía nasal mientras que otros fármacos dirigidos a los varones que ya se encuentran en el mercado son en forma de pastillas o cápsulas orales.

Raymond Rosen, profesor de Psiquiatría y Medicina de la Universidad de Medicina y Odontología de New Jersey explicó el éxito que el PT-141 ha demostrado en la primera fase de ensayos en un grupo de 16 mujeres. «Esta sustancia facilita las etapas iniciales en la estimulación sexual de la mujer. La actuación se centra en aquellas regiones del cerebro responsables de la excitación, en oposición a la circulación periférica, y se observa un incremento del flujo sanguíneo en la región genital lo que es especialmente alentador en estos primeros ensayos», manifestó Rosen.

Tras probar el PT-141 en ratas, los científicos de la compañía Palatin Tecnologies de New Jersey comprobaron que el fármaco provocó que las hembras se acoplasen a los machos. Éstas solicitaban con más frecuencia la realización del acto sexual.

La empresa cree que podrían lanzar al mercado el producto en un plazo de dos a tres años. Según la Asociación Médica Americana, más del 43 por ciento de las mujeres sufren disfunción sexual y, aunque están interesadas en el sexo no pueden alcanzar el climax por falta de excitación.

En lugar de actuar a nivel local, aumentando el flujo sanguíneo en los órganos sexuales como hace el sildenafilo (principio activo de «Viagra»), PT-141 se viene a sumar a la tendencia de más recientes fármacos que estimulan la producción de señales específicas desde el sistema nervioso central.

Los primeros ensayos clínicos con mujeres se realizaron con grupos de 16 mujeres a las que se administró el fármaco y fueron sometidas al visionado de vídeos de contenido erótico. Los detectores midieron un aumento del flujo sanguíneo en sus vaginas que no se dio en aquellas que tomaron el placebo.