"Estos resultados son los primeros en demostrar que un entrenamiento no-emocional que mejora la capacidad de ignorar información irrelevante puede disminuir las reacciones cerebrales a eventos emocionales y alterar las conexiones del cerebro," dice Noga Cohen en la nota de prensa de la universidad. Cohen realizó el estudio como parte de su doctorado en Neuropsicología Cognitiva de la BGU. "Estos cambios fueron acompañados por el fortalecimiento de las conexiones neuronales entre las regiones del cerebro implicadas en la inhibición de las reacciones emocionales", añade.
Los investigadores esperan examinar el impacto de esta capacitación no-emocional en las personas que están deprimidas o ansiosas. También puede ser útil para las personas con alto riesgo de desarrollar reacciones de presión arterial alta a la información emocional.
"Estas orientaciones futuras tienen importantes implicaciones clínicas potenciales para un gran porcentaje de la población", explican los investigadores. "Este entrenamiento cognitivo puede emplearse fácilmente con diferentes poblaciones, como los niños, personas mayores y personas con trastornos neurológicos o psiquiátricos".