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Noticia | 28/08/2017

Investigadores exploran el comportamiento de búsqueda de drogas con un modelo animal de pez cebra



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MADRID, 25 Ago. (EUROPA PRESS)



A medida que la crisis de los opioides aumenta, la ciencia detrás de la adicción sigue sin entenderse bien. Para hacer frente a esta necesidad, investigadores del Departamento de Salud de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, han ideado un sistema que permite que el pez cebra, un pequeño pez tropical, se auto-administre dosis de hidrocodona, un opioide comúnmente recetado a las personas para el dolor.


Después de una semana, los peces habían aumentado su comportamiento de búsqueda de drogas, incluso cuando hacerlo requería que se pusieran en condiciones de riesgo. Además, 48 horas después de la última exposición, los peces acondicionados mostraron signos de ansiedad, un sello distintivo de la abstinencia.


Este estudio ofrece un nuevo enfoque para explorar las vías biológicas detrás de la adicción y la abstinencia, por lo que podría conducir a nuevas terapias para tratar la dependencia. "Las drogas se dirigen a los caminos de los centros de placer muy eficazmente --señala el primer autor, Gabriel Bossé, investigador postdoctoral en el laboratorio de Randall Peterson en la Universidad de Utah--. Estos caminos se conservan en el pez cebra y los peces pueden experimentar algunos de los mismos signos de adicción y de abstinencia que las personas".


El pez cebra comparte el 70 por ciento de los genes con las personas y también comparten vías biológicas similares que conducen a la adicción. Al igual que las personas, tienen un receptor opioide y dos neurotransmisores, la dopamina y el glutamato, que activan el sistema natural de recompensa en el cerebro.


Bossé y Peterson acondicionaron el pez cebra al equipo experimental con alimentos. Mediante la detección de movimiento, el pez 'activó' la liberación de alimentos nadando sobre una plataforma activa en el tanque. Una plataforma idéntica inactiva en el lado opuesto del tanque fue el control en el estudio. Los investigadores registraron el número de veces que el pez activó la plataforma activa para liberar alimentos en comparación con la plataforma de control.


Repitieron el mismo montaje, pero en lugar de alimento, los peces fueron acondicionados para activar la plataforma activa recibiendo una dosis de hidrocodona. Un flujo continuo de agua descargaba el tanque, lo que forzaba al pez a activar el sistema para recibir otra dosis del fármaco. A lo largo de cinco días, los peces se autoadministraron el fármaco durante sesiones de 50 minutos.


"El pez necesitaba realizar una acción para obtener la droga en lugar de recibirla pasivamente --destaca Bossé--. La búsqueda de drogas ha sido modelada antes en roedores y primates, pero tener un modelo para estudiar esto en el pez cebra podría impulsar el estudio de la adicción".


EL PEZ CEBRA, DISPUESTO A TRABAJAR MÁS PARA OBTENER DROGA



El comportamiento de búsqueda de drogas también creció cuando el pez cebra se vio obligado a recibir el opioide en aguas progresivamente más superficiales, un entorno ambiental estresante. Además, los peces que recibieron una dosis reducida de hidrocodona en la profundidad original aumentaron su comportamiento de búsqueda de drogas para obtener una solución equivalente.


"Esto fue importante porque obligamos a los peces a hacer más trabajo para recibir [la dosis original de] la droga y estaban más que dispuestos a hacer más trabajo", explica el autor principal Randall T. Peterson, profesor de Farmacología y Toxicología en Utah. El pez cebra acondicionado tratado con naloxona, un fármaco que bloquea el receptor\alpha - opiáceo, así como los bloqueadores de dopamina o glutamato redujo su comportamiento de búsqueda de droga durante los experimentos.


Para los seres humanos, las terapias de sustitución, que incluyen opioides de acción lenta (metadona), opioides que producen una respuesta biológica parcial (buprenorfina) o antagonistas que bloquean el receptor opioide (naloxona) son los únicos tratamientos disponibles para la adicción a los opioides que a menudo tienen altas tasas de recaída.


Los investigadores utilizarán su modelo de modelo de pez cebra para buscar nuevas terapias que puedan bloquear el comportamiento de búsqueda de drogas. Bossé explica que el modelo de pez cebra es escalable y podría usarse para examinar rápidamente miles de compuestos. Además, los investigadores podrían manipular la composición genética de la descendencia del pez cebra para explorar las vías biológicas específicas asociadas con el comportamiento de búsqueda de drogas.


"No sabíamos si el pez cebra sería un modelo relevante para la adicción a los opioides, y mucho menos que se auto-administraría la droga --señala Peterson--. Lo que es emocionante en este trabajo es que vemos muchas de las características de la adicción en el pez cebra. Éste podría ser un modelo útil y poderoso".


Para acceder al texto completo es necesario consultar las características de suscripción de la fuente original: http://www.sciencedirect.com/science/journal/01664328

Behavioral Brain Research
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