Oliva L. Psicologia.com. 2012; 16:1.
http://hdl.handle.net/10401/5265
Artículo original
Agresión y manifestaciones violentas en el noviazgo en
universitarios
Oliva, L.1*, González, M.P2, Yedra, L.R.3, Rivera, E.A4 y León, D5.
Resumen
El objetivo de este estudio fue investigar las formas más comunes de violencia y los factores
asociados a ésta en el noviazgo de universitarios a fin de brindar evidencia que permita actuar
ante el problema. Participaron 1988 alumnos de la Universidad Veracruzana de diferentes
campus, áreas académicas, carreras y sistemas con que cuenta esta institución. Siendo el 45.2%
del género masculino y el 54.8 % del género femenino y cuyas edades oscilaron entre los 19 y los
49 años. Se diseñó un instrumento de medición titulado "Relaciones de Noviazgo en
Universitarios"; incluyendo una lista del Adult Behavior Checklist Ages 18-59 de Achenbach
(2003). Los resultados señalaron que hombres y mujeres ejercen distintas formas de violencia;
el comportamiento agresivo está relacionado con el género, no existiendo diferencia significativa
entre las diferentes regiones. Se concluye que la violencia se presenta tanto en hombres como en
mujeres manifestándose de diferente manera; siendo los varones más agresivos que las mujeres.
Finalmente se encontró que los sujetos clínicamente agresivos tienen mayor posibilidad de
manifestar conducta violenta que quienes no son considerados agresivos.
Palabras claves: Violencia, noviazgo, universitarios, agresión.
Abstract
The purpose of this study is to investigate the most common ways of violence and associated
factors to it within college students' courtship, in order to show evidence that may allow acting
upon such a problem. 1988 students from diverse campuses, academic areas, B.A.'s and systems
from the Universidad Veracruzana participated. The sample had 45.2% of male participants and
54.8% of female participants between the ages 19-49. A measuring instrument was designed
called, "University Courtship Relationships"; this included the Adult Behavior Checklist, Ages
18-59 from Achenbach (2003). The results showed that men and women exercise different ways
of violence; aggressive behavior is related to gender, and there is no difference among the
regions. The conclusion is that violence appears in both male and females in different ways; but
males are more aggressive than females. Finally, it was found that clinically aggressive subjects
have more possibilities of expressing violent behavior than those not considered aggressive.
Keywords: Violence, relationship, college students, aggression.
Recibido: 14/06/2011 Aceptado: 16/12/2011 Publicado: 06/02/2012
* Correspondencia: loliva@uv.mx
1,2,3,4y5 Universidad Veracruzana
Psicologia.com ISSN: 1137-8492
© 2011 Oliva L, González MP, Yedra LR, Rivera EA, León D.
1
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Introducción
En los últimos tiempos, la violencia en cualquiera de sus manifestaciones ocupa las primeras
notas de los medios de comunicación. Específicamente, la violencia doméstica se ha configurado
como uno de los problemas más importantes con que se enfrenta la sociedad en nuestros días,
no solo por la enorme magnitud del fenómeno sino también por la gravedad de las
consecuencias personales y sociales derivadas del mismo hasta el grado de ser reconocido como
un problema de salud pública.
Es importante señalar que cuando nos referimos a la violencia también estamos involucrando su
relación con la agresividad, al respecto Sanmartín (2000) asevera que la agresividad y violencia
no son términos sinónimos, y que no se nace violento aunque sí agresivo. Así, la violencia según
Corsi y Peyrú (2003) es modalidad cultural, conformada por conductas destinadas a obtener el
control y la dominación sobre personas. De ahí que en el estudio de la violencia en el noviazgo,
la agresión sea un comportamiento que se hace necesario estudiar de manera paralela ya que se
encuentran relacionados como una de tantas conductas presentadas en su despliegue.
Los porcentajes epidemiológico-descriptivos señalan que la violencia en el noviazgo se produce
con una frecuencia considerable. Desde hace tres décadas, Makepeace (1981) fue el pionero en
conducir una investigación sobre la naturaleza y la prevalencia de la violencia en el noviazgo,
obteniendo que uno de cada cinco estudiantes universitarios había experimentado abusos físicos
por parte de su pareja. Además el 61% de la muestra revelaba conocer a alguien que la había
sufrido. Investigaciones posteriores, estiman su frecuencia entre un 9% y un 51% (O´keefe,
Brackopp y Chew, 1986; Bergman , 1992; Mitchel, 1995; Foshee, Linder, Bauman, Langwick,
Arriaga, Heath, McMahon y Bangdiwala, 1996; Bilingham, Bland y Leary, 1999; Silverman, Raj,
Mucci y Hathaway, 2001). Esta diversidad de estimaciones es debida, según Sugarman y
Hotaling (1989), a diversos factores tales como las distintas definiciones utilizadas, la diversidad
de muestras empleadas y la metodología y datos analizados.
Estos resultados demuestran que el uso de la violencia no suele surgir de forma espontánea
durante el matrimonio o en la vida de pareja sino que con frecuencia se inicia durante el
noviazgo. De ahí la importancia del análisis de estudios que se avocan a edades en que el
noviazgo inicia. Algunos autores opinan que la violencia domestica es semejante a la violencia
en las relaciones de noviazgo de adolescentes y jóvenes, considerándola puente de unión entre la
observación de la violencia en las familias de origen y la violencia doméstica (Makepeace, 1981;
Bernard y Bernard, 1983; Guite, 2001). El inicio no es sólo a nivel de pareja ya que los hijos
desde la infancia pueden ser testigos o víctimas que pueden llegar a padecer secuelas palpables
de la violencia en el hogar aunado al aprendizaje y a la repetición de lo que ven en casa,
manifestándolo a distintos niveles (Bandura y Riviére, 1982).
Sin embargo, no existe todavía un cuerpo de estudios que aporten suficiente evidencia empírica
respecto al origen causal de los agresores y víctimas, siendo el género entre los factores más
estudiados, evidenciándose en algunas investigaciones que los varones son más violentos que las
mujeres (Makepeace, 1981; Tontodonato y Crew, 1992), otras, en cambio, afirman que las
agresoras son ellas (Arias y O´Leary, 1987; Clark, Beckett, Wells y Dungee-Anderson, 1994;
Jenkins y Aube, 2002). En otras investigaciones no se encuentran diferencias significativas
entre varones y mujeres (Riggs y Caulfield, 1997; Hird, 2000; González y Santana, 2001).
Específicamente en universitarios los estudios concuerdan en que tanto las consecuencias como
el contexto en el que se producen las agresiones tienen un matiz diferente en cuanto al género de
las personas implicadas (Hird, 2000; Harned, 2001) y que tanto los varones como las mujeres
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tenían la misma probabilidad de utilizar la violencia física como una medida auto-defensiva. De
ahí que el género continúa siendo sujeto de discusión.
Otro punto relevante a mencionar es el referente a los diferentes tipos de violencia (física, sexual
y psicológica) que en el estudio realizado por Harned (2001) y confirmado por otras
investigaciones (Foshee et al., 1996) encuentra que tanto los varones como las mujeres
(estudiantes universitarios/as) presentan una cantidad comparable de agresiones en el noviazgo
pero se diferencian en los tipos de experiencias. Específicamente, los varones sufren más abusos
psicológicos y las mujeres experimentan más asaltos sexuales. Con respecto la violencia física,
no habría ninguna diferencia entre ambos géneros. Y es que la violencia en el noviazgo mantiene
consecuencias negativas en la calidad de vida y en el bienestar de los seres humanos como, por
ejemplo, un bajo rendimiento académico (Bermang. L. 1992), abandono de los estudios
(Harned, M.S. 2001), baja autoestima y malestar físico y emocional entre otros.
Por otra parte, se estima que todas las formas de violencia están interrelacionadas. Los datos de
tipo longitudinal al respecto son escasos, indican que la agresión psicológica predice los
primeros episodios de violencia física en parejas recién casadas (Murphy y O´Leary, 1989) de
forma que el maltrato físico estaría íntimamente relacionado con el maltrato emocional para
controlar y dominar a la pareja (Dutton y Golant, 1995). De forma similar, White, Merrill,
Smith, Koss y Figueredo (2000, en Fernández, Fuertes y Pulido,2006) obtuvieron que las
agresiones psicológicas, en parejas de estudiantes, predecían las agresiones físicas posteriores.
En el estudio de Swart, Garth y Ricardo (2002), al determinar la prevalencia de violencia física y
sexual en los estudiantes de secundaria indicaron una tendencia confirmatoria de que los
adolescentes involucrados en violencia física también estaban caracterizados por otras formas
de violencia (tácticas coercitivas sexuales). O´Leary y Slep (2003) examinaron un modelo
longitudinal y bidireccional tanto para los hombres como para las mujeres, que relaciona las
agresiones psicológicas (agresión verbal comportamientos celosos y comportamientos
controladores) con las agresiones físicas estableciendo un patrón estable en el tiempo (a los tres
meses de seguimiento).
O´Leary y Slep (2003), encuentran que en estudiantes de preparatoria, el 17% de los hombres y
el 31% de las mujeres manifiestan agresiones físicas, mientras que el 24% y el 22% de hombres y
mujeres, respectivamente, han llegado a sufrir este tipo de agresiones a manos de sus parejas.
Las agresiones físicas más frecuentes entre los hombres y las mujeres adolescentes son formas
de violencia "leve" (arrojar objetos, golpear o dar patadas a algo, dar empujones) (Bookwala,
Frieze, Smith y Ryan, 1992; Katz, Street y Alias, 1997; Katz, Carino y Hilton, 2002). Así, en
estudios como el de Dye y Eckhardt (2000), entre los actos agresivos más comunes se
encuentran el agarrar y empujar (53.7%) los intentos de control físico (44.8%) y el arrojar algún
objeto a la pareja (34.3%). Las formas de violencia severa (usar armas, ahogar) son poco
frecuentes, no superando el 2% de los casos (Magnol, Moffitt, Caspi, Newman, Fagan y Silva,
1998).
Específicamente en México se han realizado dos encuestas nacionales sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares (ENDIREH) una en 2003 y otra en 2006, que se llevaron a cabo a
través de visitas domiciliarias. En esta última (INEGI, 2007a) se encontró que la violencia física
entraña el uso intencional de la fuerza física, de un arma para dañar a la mujer y se produce en
diferentes magnitudes que van desde empujones hasta golpes que provocan la muerte. Las
mujeres casadas o unidas del País que manifiestan haber sido agredidas por su pareja a lo largo
de su relación representan el 44.7% de todas las violentadas. Así mismo, la Encuesta Nacional
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de Violencia en el Noviazgo (ENVINOV), expuso que 15.5 por ciento de los mexicanos de entre
15 y 24 años con relaciones de pareja, han sido víctima de violencia física.
En el Estado de Veracruz-México las mujeres con mayor posibilidad de ser violentadas son las
que caen en el rango de edad de 15 a 29 años, de las cuales el 41 % han sufrido, al menos, un
incidente de violencia. Este dato es importante ya que es en el que caen las estudiantes
universitarias, población objetivo de este estudio, a nivel estatal (INEGI, 2007b), aunado a que
poco se ha investigado en cuanto a la dinámica de la relación de pareja en estudiantes
universitarios en el País y mucho menos en el Estado de Veracruz. Esta situación lleva a
investigar las formas más comunes de violencia y los factores asociados a ésta en el noviazgo de
universitarios a fin de brindar evidencia que permita actuar ante el problema.
Método
Sujetos
El colectivo de estudio para esta investigación fueron todos los estudiantes de la Universidad
Veracruzana de nivel licenciatura matriculados en el periodo agosto 08 febrero 09 que tenían
novio (a) o hasta hace un año lo tenían. La población estuvo construida por 51,5601 estudiantes
pertenecientes a las licenciaturas ofrecidas por la UV, distribuidas en los cinco campus (Xalapa,
Veracruz, Orizaba, Poza Rica y Coatzacoalcos).
Para la selección de la muestra, se utilizó la metodología de un diseño muestral estratificado2,
asumiendo máxima varianza, utilizando un 95% de confianza y un margen de error de 0.02 en la
estimación de una proporción en una categoría dicotómica, determinándose el tamaño de
muestra por región.
Realizando los cálculos correspondientes se determinó un tamaño de muestra de 1988
estudiantes a encuestar, a través de la asignación proporcional se obtuvo el número de alumnos
dentro de cada región y área académica; mediante un muestreo aleatorio simple se obtuvo el
número de facultades por región y posteriormente se realizó la asignación proporcional de
facultades por área académica. Quedando de la siguiente forma: 1988 universitarios de los
cuales 45.2% corresponde al género masculino y el 54.8% al femenino, la edad osciló entre los 19
y 49 años con una media de 20.8 años y una desviación de 2.5. El 24.9% corresponden al área
Técnica, 17.2% al área de Humanidades, 28.8% Económico-Administrativa, 21.6% a Ciencias de
la Salud, 6.0% Biológico-Agropecuaria y 1.5% al área de Artes.
Instrumento
Se diseñó un instrumento de medición especialmente construido para conocer la dinámica de la
relación interpersonal de pareja en los estudiantes de la Universidad Veracruzana. La
confiabilidad del instrumento "Relaciones de Noviazgo en Universitarios". Analizada a través
del coeficiente de consistencia interna alfa de Cronbach, obteniéndose un Alpha =0.848.
Esta cantidad se refiere a una estadística preliminar
Una muestra aleatoria estratificada es la obtenida mediante la separación de los elementos de la población en grupos
que no presenten traslapes, llamados estratos, y la selección posterior de una muestra irrestricta aleatoria simple de
cada estrato.
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El Cuestionario quedó integrado por preguntas de identificación (carrera, género, región, edad,
edad del Novio(a)) y 23 ítems que hacen referencia a las diversas formas de violencia (física,
verbal, psicológica, sexual), de los cuales 17 son tipo Likert con cuatro opciones de respuesta
cada uno en términos de frecuencia. Además, un listado avocado a la detección de formas de
violencia con 21 opciones de respuesta, que permitían conocer la perspectiva del estudiante
sobre sí mismo y sobre su pareja con respecto al comportamiento violento.
Otro instrumento aplicado fue el "Adult Behavior Checklist Ages 18-59" de Achenbach (2003).
La lista de cotejo del comportamiento del adulto utilizada en esta investigación se deriva de un
cuestionario de 126 ítems para ser contestado por los mismos jóvenes o por sus tutores. Está
también diseñado para identificar 8 síndromes de problemas que tienden a ocurrir juntos; son
considerados como sumarios descriptivos de los ítems que componen el síndrome en lugar de
ser etiquetas diagnósticas. Para los propósitos de la presente investigación se han tomado sólo
los ítems específicos que describen al comportamiento agresivo (17) a fin de valorar este
síndrome. Por otra parte, como resultaba importante conocer la perspectiva del estudiante sobre
sí mismo y sobre su pareja con respecto a su comportamiento agresivo, se han propuesto dos
listas dirigidas al encuestado(a) y a su novio(a).
Procedimiento
Una vez obtenida la autorización para llevar a cabo la investigación en cada facultad y región de
la Universidad Veracruzana, se acudió a cada grupo a fin de obtener los datos anónimos de cada
participante utilizando el cuestionario autoaplicable sobre las Relaciones de Noviazgo en
Universitarios. Se les pidió a los participantes que eligieran entre las respuestas que se ofrecían
aquella que más se apegará a su relación de pareja. Para el procesamiento de los datos se utilizó
el paquete estadístico SPSS 12.
Resultados
Para la obtención de los resultados se utilizó el programa estadístico SPSS 12.0 y se realizó un
análisis bivariado, haciendo uso de tablas y pruebas
2 (chi cuadrada) así como la t de Student.
El primer análisis a realizar con la t de Student fue la búsqueda de diferencias genéricas en la
expresión de la violencia encontrándose que no existe diferencia estadísticamente significativa
entre varones y mujeres (t=-1.09,p>.05).
Entre los resultados observamos que, en relación a las situaciones que señalan haber vivido en
su relación de noviazgo, se encuentra que hombres y mujeres ejercen distintas formas de
violencia, poniéndose de manifiesto la existencia de diferencias significativas entre los
comportamientos violentos por género. En el caso de las mujeres, se detecta que las formas de
violencia estadísticamente significativa (p<= .05) de ellas para su novio fueron: callar al otro
fuertemente, gritos, arañazos, bofetadas y patadas. En el mismo sentido, entre las formas de
violencia a la que recurren los hombres, en mayor porcentaje que las mujeres, se encuentran: los
chupetones, quemaduras con cigarro, cerillo o encendedor, intento de estrangulamiento y
amenaza con arma de fuego. No se encontró diferencia por el género en las restantes formas de
conducta, es decir, ambos miembros de la pareja son ejecutores de formas tales como insultos,
mordidas, empujones, jalones de cabello y mordidas (Ver tabla 1).
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Tabla 1. Situaciones vividas en la relación de noviazgo
MASCULINO FEMENINO
Value
P
.614
.433
7.820
.005
De ti hacia tu novio
%
%
a)
Ignorar las opiniones
33.1
31.5
b)
Callar
al
fuertemente
20.5
25.9
c)
Gritos
22.1
27.8
8.248
.004
d)
Insultos
13.8
15.2
.733
.392
e)
Amenazas de golpes
3.6
3.1
.445
.505
f)
Empujones
8.3
10.6
3.068
.080
g)
Arañazos
2.9
5.3
6.718
.010
h)
Jalones de cabellos
3.3
4.0
.726
.394
i)
Mordidas
13.4
14.9
.948
.330
j)
Moretones
3.8
3.3
.337
.562
k)
"Chupetones"
27.9
18.5
24.777
.000
l)
Bofetadas
2.7
7.5
22.318
.000
m)
Golpes
2.5
3.8
2.767
.096
n)
Agresión
pesados
0.6
0.8
.510
.475
o)
Patadas
1.0
2.1
3.821
.051
p)
Quemaduras
cigarro,
encendedor ...
1.2
0.3
6.347
.012
10.675
.001
2.499
.114
4.660
.031
.973
.324
3.537
.060
otro
con
objetos
con
cerillo,
q)
Intento
estrangulamiento
de
1.7
0.3
r)
Amenaza
con
navaja,
cuchillo, tijera, machete...
0.8
0.3
s)
Amenaza con arma de
fuego
0.7
0.1
t)
Agresión
con
navaja,
cuchillo, tijera, machete...
0.6
0.3
u)
Agresión con arma de fuego
0.6
0.1
6
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Otro factor a analizar fueron las formas de violencia en función de la región estudiada, ya que
cada región se encuentra en distintas posiciones geográficas, lo que las hace diferentes en clima
y cultura por ejemplo, encontrándose que el tipo de comportamiento violento ejercido por los
estudiantes es independiente de la región a la que pertenecen, es decir, en los cinco campus las
diversas formas de violencia se presentan en frecuencias similares.
En relación con la violencia de las que son objeto los estudiantes por parte de su pareja, la
prueba chi-cuadrada tampoco arrojó relación significativa, ya que en las cinco regiones los
estudiantes manifestaron ser víctimas en porcentaje similar.
Respecto del análisis del diagnóstico arrojado por el Cuestionario del Comportamineto de T.
Achenbach del que sólo se tomaron las preguntas enfocadas al comportamiento agresivo,
encontramos que el 88.6% de la muestra se localiza en el rango Normal, 8.7% Limítrofe y
Clínico 4%. Referente a las conductas manifestadas en mayor grado por los estudiantes
universitarios dentro de los ítems de éste síndrome, encontramos que son: discutir mucho, ser
irritable, cambiar de estado de ánimo, hacer cosas sin considerar riesgos, burlarse de los demás
y enfadarse con facilidad.
En laTabla 2 se analizó el género respecto del síndrome agresión de los estudiantes en general.
Tabla 2. Síndrome Agresión vs Género
Rango
MASCULINO
FEMENINO
Frecuencia
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Normal
773
87.3
975
90.8
Limítrofe
67
7.6
66
6.1
Clínico
45
5.1
33
3.1
Total
885
100
1074
100
Se observa que las mujeres caen en el rango normal en un porcentaje mayor que los hombres
(90.8% vs 87.3%) así mismo, el rango asignado de limítrofe y clínico tiene una mayor presencia
en el género masculino, por lo que se puede concluir que el comportamiento agresivo está
relacionado con el género (
=7.028, p<.05). Por otro lado, cuando los universitarios opinan
respecto al comportamiento de sus parejas no se detectan diferencias significativas (
p>.05).
=3.058,
En la Tabla 3 podemos observar la relación entre los comportamientos violentos analizados y el
rango obtenido en el síndrome agresión.
Tabla 3. Rango obtenido en Agresión y su relación con conductas violentas
Conductas violentas
Síndrome Agresión
X2
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De ti hacia tu novio (a)
Normal
Limítrofe
Clínico
%
%
%
Ignorar las opiniones
29.3
51.1
Callar al otro fuertemente
20.4
Gritos
Valor
gl
p
66.7
71.541(a)
3
.000
45.9
57.7
99.147(a)
3
.000
21.7
54.9
56.4
116.076(a)
3
.000
Insultos
11.8
29.3
52.6
125.220(a)
3
.000
Amenazas de golpes
2.1
7.5
24.4
124.832(a)
3
.000
Empujones
8.0
17.3
33.3
66.271(a)
3
.000
Arañazos
3.4
6.8
19.2
49.399(a)
3
.000
Jalones de cabellos
3.0
6.0
15.4
35.405(a)
3
.000
Mordidas
13.2
21.8
25.6
16.704(a)
3
.001
Moretones
2.7
6.8
15.4
39.881(a)
3
.000
"Chupetones"
21.4
39.8
25.6
24.709(a)
3
.000
Bofetadas
4.2
8.3
25.6
70.874(a)
3
.000
Golpes
2.3
5.3
19.2
71.202(a)
3
.000
Agresión con objetos pesados
.6
.8
3.8
11.451(a)
3
.010
Patadas
1.1
5.3
7.7
32.399(a)
3
.000
Quemaduras con cigarro,
cerillo, encendedor ...
.5
1.5
3.8
13.109(a)
3
.004
Intento de estrangulamiento
.5
.8
10.3
78.509(a)
3
.000
Amenaza con navaja, cuchillo,
tijera, machete...
.2
1.5
5.1
38.382(a)
3
.000
Amenaza con arma de fuego
.2
.8
3.8
29.178(a)
3
.000
Agresión con navaja, cuchillo,
tijera, machete...
.2
.8
3.8
42.700(a)
3
.000
Agresión con arma de fuego
.2
.8
1.3
3.705(a)
3
.295
Como podemos observar, si bien las conductas en general pueden presentarse en cualquier
sujeto, dependiendo del rango en el que se ubique, se observa una tendencia mayor en los
sujetos diagnosticados como clínicos, así por ejemplo, mientras 3 de cada diez sujetos ubicados
en el rango normal afirman ignorar las opiniones de sus parejas, siete de cada diez sujetos
8
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clínicos (considerados "agresivos") comenten este comportamiento ( =71.541, p<.05). Sólo en
el caso de agresión con arma de fuego no se detectó relación significativa con el diagnostico
(
=3.705, p>.05), es decir, es independiente a ser considerado agresivo.
Respecto a las regiones y su relación con el síndrome agresión se encontró que es semejante en
los diversos campus universitarios ( =7.989, p>.05). En el mismo sentido cuando los
estudiantes opinan respecto al comportamiento de sus parejas no se detecta diferencia
significativa en función de la región a la que pertenecen (
=9.5508, p>.05).
Otro factor analizado fue el de la violencia intrafamiliar y al preguntarles si habían observado
algún tipo de agresión en la relación de sus padres se encontró una relación significativa con los
sujetos clasificados como clínico o limítrofe en agresión ( =22.572, p<.05) con respecto a
quienes respondieron haber observado violencia entre sus padres.
Discusión
Los resultados obtenidos en este estudio nos invita a realizar distintas reflexiones en torno al
problema de la violencia, específicamente respecto al género, ya que los datos confirman lo
obtenido en otros estudios al no hallar diferencias entre varones y mujeres, lo que nos lleva a
considerar que para atender la problemática se dejará de apoyar en las diferencias de género al
menos en universitarios, los cuales pueden poseer ciertas características que podrían diferir de
otros coetáneos.
Referente a las formas de violencia que estos manifiestan sí se encontraron diferencias, las
cuales se observan como características propias del género; así las mujeres acuden más a lo
verbal como callar al otro fuertemente y a lo que se considera más común en la mujer: arañazos
y bofetadas , en el mismo sentido en el caso de los hombres, la violencia es más instrumental:
quemaduras con cigarro, cerillo o encendedor y amenaza con arma de fuego, así como del uso de
la fuerza; intento de estrangulamiento.
En lo que respecta al síndrome agresión encontramos un porcentaje relativamente bajo de casos
considerados como sujetos que requieren atención psicológica (clínico 4%) por presentar una
cantidad significativa de conductas consideradas agresivas; no obstante, podemos mencionar
que cualquier sujeto puede manifestar una o varias conductas de tipo agresivo sin que
necesariamente sea etiquetado como tal.
Así, encontramos que entre las conductas presentadas con mayor frecuencia por los
universitarios ( discutir mucho, ser irritable, cambiar de estado de ánimo, hacer cosas sin
considerar riesgos, burlarse de los demás y enfadarse con facilidad) nos indican características
propias de la edad, en donde la juventud se está despidiendo de la adolescencia y aún arrastra
vestigios de ésta, corriendo el riesgo de continuar o permanecer en algunos casos con dichas
actitudes que podría llevar como formas de relación con otros, especialmente con su pareja.
Así mismo, los datos obtenidos en el Cuestionario de Achenbach con los jóvenes universitarios
nos confirman lo encontrado por numerosos estudios sobre agresión en distintas etapas
evolutivas; los varones aparecen como más agresivos que las mujeres. Este resultado nos indica
las diferencias entre la violencia y la agresividad, en donde las formas de violencia es posible
observarlas sin que sean consideradas necesariamente agresivas debido a la diversidad de
formas que la encubren, mientras que la agresión regularmente está acompañada de formas
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físicas que los varones ejecutan con mayor facilidad, lo que no necesariamente significa que las
mujeres no la manifiesten. Además, los sujetos considerados agresivos (rango clínico) tienen
mayores posibilidades de manifestar formas de violencia que los que no se consideraron
agresivos. De ahí la importancia de definir con claridad violencia y agresión ya que como se
observa en el presente estudio una posibilita a la otra, es decir, las posibilidades de ser violento
son mayores si se es considerado agresivo.
Entre los factores analizados en el presente estudio se encontraba la región a la que se
pertenece, no encontrándose relación con las formas de violencia manifestadas por los
universitarios, mientras que las relaciones de violencia observadas en los padres continúa
siendo un factor relacionado de manera significativa con respecto a la manifestación de formas
violentas presentadas por los hijos durante el noviazgo.
Se concluye por tanto que la familia es el principal factor de influencia en la manifestación de
conductas violentas en las relaciones de noviazgo y que las formas de violencia difieren entre
hombres y mujeres pero no en su manifestación. Los sujetos considerados agresivos presentan
con mayor frecuencia conductas violentas.
Como podemos observar, ya son tres décadas que marcan los estudios en este ámbito y aún resta
mucho que investigar; desafortunadamente a través de los años la violencia en el noviazgo ha
existido y permanece hasta nuestros días, lo importante será considerar estos resultados a fin de
intervenir con la población universitaria.
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Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
Oliva L, González MP, Yedra LR, Rivera EA, León D. Agresión y manifestaciones violentas en el
noviazgo en universitarios. Psicologia.com [Internet]. 2012 [citado 06 Feb 2011];16:1.
Disponible en: http://hdl.handle.net/10401/5265
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