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En este artículo vamos a conocer qué es el síndrome de la Tourette y como la psicología nos puede ayudar a comprender este trastorno tan incapacitante:
El Síndrome de Tourette también se conoce como enfermedad de la Tourette. Es un trastorno neuropsiquiátrico que presenta tics vocales y motores involuntarios que pueden ocurrir al mismo tiempo o no. Estos tics o espasmos musculares son contracciones repentinas e intermitentes. Las que más frecuentes son, son las siguientes: caras, ruidos, parpadeo, olfateo, movimientos bruscos de hombros y cabeza. Estos síntomas aparecen en la infancia, entre los 3 y 9 años de edad y pueden permanecer hasta la edad adulta, y pueden generar mucha vergüenza para el paciente.
Estos tics ocurren varias veces al día, casi todos los días o de manera intermitente, pueden disminuir por un tiempo, pero permanecen presentes por un período mayor de un año y no tienen relación con ninguna otra condición de salud. A veces el Síndrome de Tourette puede presentarse con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Los síntomas se clasifican en cinco formas: Coprolalia, Copropraxia, Ecolalia, Ecopraxia y Palilalia.
El paciente tiende a disfrazar estos tics cuando toma conciencia de ellos, utilizando movimientos que parecen comunes y que pueden neutralizar los tics, sustituyendo el tic por otro movimiento socialmente aceptable, pero en un gran número de repeticiones, por ejemplo: ponerse las gafas, la ropa o planchar las manos en el pelo. Estos síntomas deben ser observados con mucho cuidado, ya que son actitudes comunes, que pueden hacer que los padres no se den cuenta o pueden aún retrasar la búsqueda del Síndrome de Tourette, en el caso de los adultos.
La causa del Síndrome de Tourette es aún desconocida. Sin embargo, los estudios indican una relación con las alteraciones en el metabolismo y la neurotransmisión de la dopamina, que es responsable de la implicación de los neurocircuitos frontales y subcorticales. En otras palabras, hasta ahora, las investigaciones indican que puede originarse por una causa genética hereditaria.
El diagnóstico del Síndrome de Tourette es clínico, hecho con cuidado, ya que no es anormal que un niño presente algún tipo de tic o similar. Por lo tanto, la combinación de factores como los síntomas y su duración deben ser cuidadosamente analizados por un especialista, con la ayuda de pruebas complementarias capaces de excluir la posibilidad de otros trastornos (hemogramas, EEG y tomografía).
Para que el diagnóstico se cierre, la existencia de:
El Síndrome de Tourette no tiene cura, pero puede ser controlado y el paciente puede llevar una vida normal y vivir bien al disminuir los tics a niveles casi imperceptibles al realizar el tratamiento del Síndrome de Tourette.
Hay dos posibles y necesarias intervenciones para el tratamiento del Síndrome de Tourette: medicación y terapia cognitivo-conductual. El uso de medicamentos antipsicóticos puede estar indicado para reducir la ansiedad y, por lo tanto, la intensidad de los tics.
Las investigaciones muestran resultados prometedores en la aplicación de la Terapia Cognitiva del Comportamiento, ya que sabemos que los factores conductuales y emocionales (como la Ansiedad y el Estrés) pueden interferir y aumentar en gran medida el problema.
En algunos casos se hacen aplicaciones locales de la toxina butolínica (Botox), ya que "congela" ese músculo durante un tiempo, evitando así las contracciones musculares. La intención, en este caso, es disminuir la intensidad de los tics.
Según el caso, se utiliza una técnica de Terapia del Comportamiento: Reversión del Hábito, con el fin de reducir los tics vejatorios y hacer la convivencia social menos ansiosa. La terapia es una parte fundamental en el proceso de tratamiento del Síndrome de Tourette, así que si usted o alguien muy importante pasa por este momento, asegúrese de ponerse en contacto.
Grulla psicología y nutrición
RUBÉN sangurima
Psiquiatría - Venezuela
Fecha: 11/08/2020