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El rol desempeñado por la psicoterapia en el abordaje de los trastornos bipolares a lo largo de la historia presenta un curso similar al de un paciente bipolar tipo I: de la euforia inicial en que se pretendía lograr la curación de este tipo de pacientes mediante el uso de la palabra se pasó a una "fase depresiva" una vez hecha la constatación ?hoy obvia, anteayer discutida- de la inutilidad de la psicoterapia como método de curación para los trastornos bipolares. Afortunadamente, en la actualidad todos los expertos coinciden en la necesidad de un apoyo psicológico como tratamiento coadyuvante para algunos pacientes bipolares. La psicoeducación se ha mostrado útil para disminuir el número de ingresos y recaídas de estos pacientes a partir de incidir en cuatro aspectos básicos de la enfermedad: Mejorar la adhesión al tratamiento farmacológico. Identificación precoz de pródromos de recaída.
Evitar el consumo de tóxicos.
Favorecer la regularidad de hábitos.
A parte de la psicoeducación, habría otros aspectos del trastorno bipolar abordables desde la psicología, a saber:
-Deterioro cognitivo: identificación y rehabilitación.
-Psicoeducación en la familia.
-Consecuencias de los episodios sobre la calidad de vida y la autoestima.
-Variables caracteriales y temperamentales que afectan al curso de la enfermedad.
La consideración de todo ello ha llevado a la actual integración del abordaje psicoterapéutico como tratamiento coadyuvante al farmacológico. Esta integración, tan compleja y polémica como necesaria en la práctica clínica sitúa a la psicología en una nueva fase de su particular curso ciclotímico. El tiempo dirá si esta nueva fase es, por fin, la eutímia o, simplemente, un episodio mixto.