El envejecimiento de la población, incrementa el número de personas mayores con serios
problemas de salud, discapacidad funcional y múltiples enfermedades que requieren cuidados
especiales. Muchas de estas son crónicas, siendo los trastornos mentales problemas comunes en
esta edad. La depresión, el deterioro cognitivo y las demencias son los trastornos psiquiátricos más
frecuentes en el anciano.
La prevalencia de demencia en la población de más de 65 años de edad, es del 10%. Puede
llegar al 55,7% de los pacientes de atención primaria y a un 60-80% en residentes de hogares de
ancianos. La prevalencia de los trastornos depresivos en pacientes de atención primaria puede
llegar al 41%, llegando a un 65% en pacientes de hospital y los residentes de hogares de ancianos,
de los cuales un 2/3 no reciben tratamiento.
La relación entre depresión, deterioro cognitivo y demencia, es compleja. Los estudios
epidemiológicos relacionan la depresión con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Planteándose si la depresión es un factor de riesgo para el desarrollo de la demencia, o una
manifestación prodrómica de la enfermedad demencial, que podría expresarse con deterioro
cognitivo.
Muchas veces no se diagnostican, ni tratan, complicando la atención, prolongando las estancias
en instituciones y causando mayor deterioro funcional, mental y social, con una disminución en la
calidad de vida.
A propósito de un caso se analiza la relación existente entre la depresión, deterioro cognitivo y
Enfermedad de Alzheimer; y a su vez la importancia de la detección y tratamiento precoz.