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FILICIDIO: MORIR POR SER HIJO

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Autor/autores: Natalia Smith
Fecha Publicación: 01/04/2019
Área temática: Psiquiatría legal y forense .
Tipo de trabajo:  Conferencia

Juzgado de Control de Género, Poder Judicial de la Provincia de Santiago del Estero, Argentina.-

RESUMEN

Entender las causas de muerte de un hijo por parte de sus progenitores merece un estudio pormenorizado, con visión no sólo criminológica, sino también antropológica y cultural, ya que estos componentes revisten de significado los actos delictivos que se llevan a cabo bajo un constructo particular, ante conceptos que parecen ser generales. -

En este trabajo intentaré dar cuenta de que la muerte en contextos intrafamiliares, como acto de violencia extrema, resulta de la concatenación de hechos y significados, lejos del resguardo de valores que pueden envestirse de cargas institucionales como ser "la familia". - Esto requiere desenvestir los lugares simbólicos supuestos de seguridad y protección, a fin de tener mayor acercamiento a las dinámicas vinculares y sus resultantes. -

Palabras clave: Filicidio - Violencia Intrafamiliar - Femicidio Vinculado


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FILICIDIO: MORIR POR SER HIJO
Natalia Smith
nataliasmith@live. com. ar
Filicidio - Femicidio Vinculado - Violencia Intrafamiliar

RESUMEN
Entender las causas de muerte de un niño-hijo por parte de sus progenitores, merece un
estudio pormenorizado, con visión no sólo criminológica, sino también antropológica y cultural, ya que estos componentes revisten de significado los actos delictivos que se llevan
a cabo bajo un constructo particular, ante conceptos que parecen ser generales. - En este
trabajo intentaré dar cuenta de que la muerte en contextos intrafamiliares, como acto de
violencia extrema, resulta de la concatenación de hechos y significados, lejos del resguardo
de valores que pueden envestirse de cargas institucionales como ser "la familia". Esto requiere des-envestir los lugares simbólicos supuestos de seguridad y protección, a fin de
tener mayor acercamiento a las dinámicas vinculares y sus resultantes.

INTRODUCCIÓN
El origen de este artículo surge de la necesidad de lograr contestar ciertas preguntas que
surgen de la comunidad, del pueblo, de los agentes judiciales y de salud, ante lo inteligible
que puede resultar la muerte de un niño en manos de sus padres, sus progenitores o de
quienes suponen tienen el cuidado y la protección de los mismos. - Así, ante el requerimiento de una entrevista a un periódico de mi ciudad, consideré que la necesidad de entender las razones y motivaciones que llevan a una persona a dar muerte a su hijo, requiere
de una profunda y respetuosa interpretación, aportando los conocimientos científicos que
tanto la psicología forense como las ciencias auxiliares a la criminología y la criminología
misma indican necesarios de valorar para poder llegar no sólo a la interpretación de los
hechos, sino a la comprensión de los mismos, a fin de que pueda lograrse una forma
correcta de valorar y percibir los actos más extremos de violencia humana como ser la
muerte por homicidio, femicidio, femicidio vinculado, filicidio, entre otros.
En la actualidad, una de las mayores causas de fallecimiento de niños se encuentra en
manos de sus progenitores, o cuidadores referentes (a lo que hoy llamamos progenitor
afín según la nueva normativa civil de la República Argentina), producto de la violencia
intrafamiliar. XX Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría

Es posible hablar hoy, no sólo de infanticidio, neonaticidio, filicidio (muerte de un hijo por
parte de sus padres) sino también, gracias al avance en estudios de género, encontramos
una causal vinculada a la violencia de género: femicidio vinculado. - Este concepto se refiere
a la muerte de un hijo por encontrarse en la línea de fuego (es decir, hijos que se interponen
para evitar la violencia hacia la madre por parte de su pareja, o padre) y la muerte de un
hijo por parte del padre para producir dolor y daño en la mujer. - Entonces, entender las
causas de muerte de un hijo por parte de sus progenitores merece un estudio pormenorizado, con visión no sólo criminológica, sino también antropológica y cultural, ya que estos
componentes revisten de significado los actos delictivos que se llevan a cabo bajo un constructo particular, ante conceptos que parecen ser generales.

MOTIVACIONES
Independientemente del acto jurídico transgredido, resulta interesante entender los motivos o las motivaciones que llevaron a un padre/una madre, o ambos, a ser los agresores
contra sus hijos, hasta el extremo de causarle su muerte. - Hay estudios y autores que se
refieren a esto, y que pueden darnos una clasificación de filicidios según su motivación. Por tanto encontramos la clasificación propuesta por Resnik (1969): Filicidio Altruista: dar
muerte a un niño por el solo hecho de hacerle un bien a éste, para evitarle un sufrimiento;
pueden pertenecer a una patología mental como la psicosis o un acto delirante, como
trastornos depresivos, o actos previos a un suicidio; Filicidio Agudamente Psicótico: bajo
efecto de alucinaciones, estados epilépticos, o brotes psicóticos agudos; Filicidio por hijo
no deseado: suelen producirse mayormente neonaticidios, donde el hijo ocupa un lugar de
ilegalidad, filiación dudosa, o no ocupa un lugar en el proyecto de vida, agravado aún más
si la situación económica es extrema y no se contempla otra salida; Filicidio Accidental: no
se busca la muerte, pero la extrema violencia propiciada por el maltrato físico (generalmente como forma de educación o correctivo, o intento de calmar al niño, zarandeo) desencadena en muerte. - Filicidio como venganza: un progenitor mata a su hijo como forma
deliberada de hacer sufrir al otro progenitor del menor. - Esta última clasificación corresponde a lo que llamamos "Femicidio vinculado". Siendo éste uno de los casos menos estudiados, pero con mayor aparición en la última década, según estudios de diferentes observatorios de la violencia contra la mujer, Fernanda Rivas (2016) en el libro "De pánicos y de
Furias" realiza un análisis periodístico, con aporte del psicoanálisis y de su experiencia
clínica, de un hecho de muerte que conmovió a mi país en marzo del 2012.

Una mujer, madre, mata a su hijo de 6 años "para cagar al padre" (expresión de la autora
del hecho ante cámaras televisivas que captaron la detención de la mujer en el lugar del
hecho) Rivas, basada en su experiencia de "desbordes" en los vínculos entre padres e hijos,
sostiene que en algunos casos la ruptura del vínculo matrimonial actúa como un factor
sumamente desorganizante de la identidad y lesiona profundamente la autoestima de uno
de los miembros de la pareja, dado que el matrimonio proporciona un encuadre, sobre
todo a quien se encuentra en un estado de precariedad afectiva y social, estableciendo
rituales domésticos y hábitos, que regulan lo que ella denomina "los ritmos" biológicos y
emocionales de los miembros de la familia, siendo la pérdida de este sostén lo que pueda
llegar a desestabilizar la organización psicosomática de quien resulta más afectado. Ante
tal perturbación del sistema narcisista, puede generar entonces situaciones de rechazo y
violencia extrema ante quien se supone haya causado la desintegración del vínculo, siendo
los hijos objeto de venganza en función de lo que queda del vínculo, lo que queda por
dañar. La autora refiere que en estos casos no podemos hablar de "amor" en el sentido de
un sentimiento que tiene en cuenta la alteridad, sino de "adherencia" al otro, cuyo distanciamiento impulsa a la locura porque derrumba al yo, quien hasta entonces se habría construido como una cáscara social: carente de verdadera interioridad y consistencia.
Cualquiera sea la razón o los motivos, es indiscutible que un acto como este (matar a un
hijo) causa uno de los mayores "espasmos sociales", el común de la gente no puede salir
del asombro, no logra encontrar un porqué, no adviene una razón lógica, una representación de esto que parece irrepresentable en la cultura, ya que existen consensos sobre
ciertos ideales compartidos que se suponen no deben quebrantarse, violarse ni violentarse,
y el poder actuar lo prohibido llena de estupor a quienes se sienten ajenos y alejados de
este proceder. Nadie puede "meter en la cabeza" una madre que mate a su hija/o, ya que
se supone una "madre" es quien cuida, protege y nutre con amor el vínculo, la diada madre-hijo. Por ello resulta importante hacer una diferencia entre el filicidio perpetuado por
mujeres madres de aquellos perpetuados por hombres padres, ya que, socialmente, es
reprochable de manera distinta, aunque la Ley no hace discriminación ante ello, salvo en
los casos arriba mencionados como femicidio vinculado. En una mujer-madre el reproche
social es mucho mayor, dado que el mito del instinto materno no permite observar otras
motivaciones o causales. - En el hombre-padre, la violencia y la agresividad forma parte de
su masculinidad, y por lo tanto resulta casi esperable que ante el excesivo uso de ésta,
pueda ocasionar muerte por estrés o por una educación rígida aprendida socialmente.
Otro de los postulados que suelen prevalecer ante el impacto de las noticias estremecedoras que nos transmiten los medios de comunicación, al anoticiarnos de la muerte de un
niño en mano de su/sus padres, es pensar que existe una patología mental o una perversión instalada en el autor. -

Hasta ahora, no existe consenso para considerar que los trastornos mentales estén en la
base de la comisión de asesinatos de los propios hijos, aunque se han encontrado sintomatología psiquiátrica en la mayoría de los filicidios estudiados por diferentes autores.
Cabe hacer la aclaración de que no existe patología mental determinante para tal crimen,
es decir, no podemos esperar de alguna patología per se, que pueda predecir un acto
delictivo. - En todo caso, desde la salud mental, podemos establecer criterios de riesgo
inminente para sí o para terceros, los cuales serán evaluados por equipos interdisciplinarios
a fin de que puedan preservar la salud y la integridad de quien lo padece. Dentro de las
motivaciones antes mencionadas, la mayoría de ellos no revisten causas netamente patológicas, de hecho determinar esto es muy difícil, y requiere de un estudio retrospectivo de
la personalidad al momento del hecho para determinar si una persona pudo comprender y
dirigir sus acciones, para determinar si los actos cometidos pertenecen una persona que
resulte legalmente inimputable o este acto puede ser penalmente reprochable al autor. - En
los casos donde la muerte se da bajo un estado de inconsciencia, o sin poder hacer uso de
sus facultades mentales conscientes y racionales, por estar contaminada su consciencia
por estados delirantes, ideaciones auto y heteroagresivas del orden de las alucinaciones
producidas por un trastorno mental grave, podría entonces explicarse éste como un acto
irracional y ajeno a la voluntad del sujeto. -Capítulo aparte reviste los crímenes cometidos
bajo efectos de intoxicación, ya que determinar las alteraciones mentales producto del
consumo de sustancias como unicausales del crimen, resultan la mayoría de las veces
insuficientes. - En general, en las sentencias se observa que el estado de intoxicación fue
parte del crimen, es decir, un estado provocado para desviar o despistar al investigador
sobre las verdaderas motivaciones del autor.

INDICADORES DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR SEGÚN LA MIRADA DEL OBSERVADOR
Poder lograr una prevención de la violencia es un objetivo mundial, y considero que esto
sólo puede hacerse si comenzamos a entender qué es la violencia, quienes son sus destinatarios, pero principalmente cuales son nuestros juicios de valor sobre ciertos actos teñidos o no de violencia según nuestros prejuicios, nuestras construcciones culturales y sociales, nuestra implicancia o no con el que la padece, etc. Considero que los indicadores
de violencia es un tema ultradesarrollado, al alcance de cualquier investigador gracias a
los medios de comunicación, bibliografías circulantes, spots publicitarios de prevención,
etc. Pero lo que resulta extraño es que, a pesar de que exista gran abundancia de información, acceso directo al instante, a través del uso de los dispositivos de comunicación,
etc. , parecería que la representación de lo que significa que un niño es víctima de maltrato,
no cambia con el mero acceso a la información, sino que debe sufrir un serio proceso de
transformación en el observador, en tanto ser víctima de violencia es como casi todo, un
constructo de época, de sociedad, de concepto y de quienes la sufren. Para asomarnos a
esta deconstrucción, es importante insistir en entender que ningún niño está exento de
sufrir malos tratos; que ningún sector social se "salva" de estas maniobras con los hijos,
pero que la forma de naturalizar y entender la violencia por parte del observador, puede
ser distinta, dado los prejuicios que giran alrededor, las creencias que continúan sobrevalorando estas conductas como forma de educación, así como también la minimización y
tendencia a infundir responsabilidad en los niños de ser merecedores de castigos psicofísicos dado su mal comportamiento, su género, configurando ciertos tratos como pertenecientes a tales: a los varones se los cría rudos y fuertes, no lloran y se aguantan; las niñas
lloran por todo, son débiles y no aguantan nada, etc. Por lo tanto, estas representaciones
tienden a hacer un "filtro" a la hora de evaluar subjetivamente la manifestación del sufrimiento de un niño/a ante un tercero que se encuentra fuera del ámbito donde se produce
la violencia, o también dentro de éste, pero sin ser un participante activo de la misma, es
decir, un testigo, un observador, llámese abuelos, tíos, hermanos mayores, parientes afines,
vecinos, docentes, etc. - Por otro lado, los mismos niños aprenden también a manifestarse
ante estos actos desagradables de manera diferente: donde el maltrato es una constante,
sobre todo a nivel generacional, los niños suelen sobreadaptarse a estas situaciones, como
una especie de "alianza negativa" con éstos, sin que se entienda ésta como un "gusto o
una complicidad" sin o una forma patológica del vínculo prevalente en su seno familiar. - En
cambio, en los niños donde el maltrato es ocasional, no sistematizado, o bien propiciado
por uno de los progenitores, y no por ambos, donde puede encontrar una contención mayor
y un apego saludable, se manifestará con confianza social, esperando recibir del otro una
acogida a su malestar. Encontramos diferentes indicadores que pueden dar cuenta de la vulnerabilidad del niño y
de su posible sufrimiento psicofísico dentro del ámbito intrafamiliar. - A menor edad, menor
desarrollo del lenguaje, de la destreza física, menor sociabilidad y menor inserción del niño
en otros ámbitos sociales e institucionales, mayor es el riesgo de que éste sufra maltrato.
La primera infancia es la franja más vulnerable y de mayor riesgo, ya que el niño se encuentra casi en un cuidado exclusivo de sus padres. -

REFLEXIONES FINALES
Hay hechos que parecen inaceptables, inexplicables, no tan solo porque excede a lo normal,
sino porque parece también exceder a lo natural. Tal es el caso de la muerte de niños por
ser hijos, ya que en el caso de los filicidios, neonaticidios, y femicidios vinculados, ocupar
un lugar en la trama vincular es lo que resulta ser el objeto de muerte. Esta cuestión
invisibilizada y poco estudiada, tal vez por las mismas razones de ser social y psíquica-
mente incomprensibles, merecen un capítulo de estudio, profundización, para logar visibilizar que existe un colectivo particular de niños en estado de vulnerabilidad; que no siempre
un niño-hijo está protegido, y además si le sumamos que se encuentra dentro de un contexto familiar tradicional y con apariencias de normalidad.

BIBLIOGRAFÍA
-Gonzalez Trijueque, D. ; Muñoz-Rivas, M. "Filicidio y Neonaticidio: una revisión" psicopatología Clínica Legal y Forense, Vol. 3, Nº 2, 2003, pp 91-106.

-Kalinsky, B. "El filicidio. Algunos recaudos conceptuales" Nómadas. Critical Journal of Social
and Juridical Sciences, Vol 16, Nº2, 2007 Euro-mediterranean University Institute. Roma,
Italia.

-Rascovsky, A. S. "Presentación y Reflexiones. El filicidio: La agresión contra el hijo" Revista
hospital de Niños BAires ­ Vol. 50 Nº 230, pp281-282, año 2008. -

-Vertzner Marucco, A. (comp. ) "De pánicos y furias: la clínica del desborde". - Parte IV Rivas,
M. F. "El Filicidio" pp. 213. - 227 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Lugar Editorial,
2016

XX Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría
www. interpsiquis. com- abril 2019. Psiquiatria. com

Comentarios/ Valoraciones de los usuarios


Muchas Gracias por tu comentario Ana Ma. Bastida de Miguel, y coincido con tus apreciaciones sobre la vulnerabilidad en la primera infancia. Saber mirar y escuchar será la herramienta para prevenir. Saludos

Natalia Smith
Psicólogo - Argentina
Fecha: 09/04/2019


El visibilizar que estas barbaridades ocurren es algo que debemos poner de manifiesto como profesionales que en ocasiones nos encontramos con este tipo de situaciones y sobre todo en la primera infancia por ser la más vulnerable. Por ello enhorabuena y muchas gracias por ponerlo de manifiesto, pues esto puede contribuir a la hora de buscar alternativas y soluciones cuando se dan estos fenómenos que, aunque nos cuesta creer que puedan ocurrir, realmente ocurren.

Ana Mª Bastida de Miguel
Psicólogo - España
Fecha: 09/04/2019



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