Objetivo
El objetivo de los autores fue evaluar los cambios en el uso de los servicios primarios de salud mental subsidiados por el gobierno, a través del programa de beneficios de Medicare (MBS), por parte de los jóvenes durante el primer año de la pandemia de COVID-19 en Australia y si los cambios estaban asociados con la edad, el sexo , estatus socioeconómico y resi...
Objetivo
El objetivo de los autores fue evaluar los cambios en el uso de los servicios primarios de salud mental subsidiados por el gobierno, a través del programa de beneficios de Medicare (MBS), por parte de los jóvenes durante el primer año de la pandemia de COVID-19 en Australia y si los cambios estaban asociados con la edad, el sexo , estatus socioeconómico y residencia en áreas geográficas particulares.
Métodos
Se realizaron análisis de series temporales interrumpidas utilizando datos trimestrales del servicio MBS de salud mental (todos los jóvenes de 12 a 25 años, 2015-2020) para áreas individuales de nivel de área estadística 3 en toda Australia.
Los datos capturaron >22, 4 millones de registros de servicio. Los modelos de metanálisis y metarregresión estimaron el efecto de interrupción de la pandemia a nivel nacional y delinearon los factores que influyen en estas estimaciones.
Resultados
En comparación con las tendencias prepandémicas esperadas, se observó un aumento del 6, 2 % (IC del 95 % = 5, 3 %–7, 2 %) para todos los jóvenes que usaban los servicios de salud mental de MBS en 2020.
Se encontraron diferencias sustanciales entre los subgrupos de edad y sexo, con una mayor aumento entre las mujeres y los jóvenes de 18 a 25 años. Se observó una tendencia decreciente para los hombres de 18 a 25 años (reducción del 3, 5 %, IC del 95 % = 2, 5 %–4, 5 %).
El efecto de interrupción estuvo fuertemente asociado con el nivel socioeconómico. La aceptación del servicio aumentó en áreas de nivel socioeconómico alto, con una aceptación menor o limitada en áreas de nivel socioeconómico bajo.
Conclusiones
Durante 2020, el uso de los servicios primarios de salud mental por parte de los jóvenes aumentó en general.
Sin embargo, los aumentos se distribuyeron de manera desigual y fueron relativamente bajos, en comparación con los aumentos en la carga de salud mental a nivel de la población. Los formuladores de políticas deben abordar las barreras al acceso a la atención primaria para los jóvenes, en particular para los hombres jóvenes y aquellos de entornos socioeconómicamente desfavorecidos.
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