Un nuevo estudio del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos ha comprobado que las pruebas farmacogenómicas, aquellas que estudian cómo los genes afectan a la respuesta del organismo a los medicamentos, pueden ayudar a evitar la prescripción de medicamentos antidepresivos que pueden tener resultados indeseables.
También descubrieron que los pacientes que se sometieron a las pruebas genéticas tuvieron resultados más positivos, en comparación con los pacientes que recibieron la atención habitual, según publican en el 'Journal of the American Medical Association'.
A lo largo de 24 semanas de tratamiento, el grupo que se sometió a las pruebas genéticas experimentó un descenso de los síntomas de la depresión, con un efecto máximo a las 12 semanas. Todos los pacientes del estudio padecían un trastorno depresivo mayor. Los síntomas de esa condición de salud incluyen insomnio, pérdida de apetito, sentimientos de tristeza y depresión, y pensamientos de muerte por suicidio.
El doctor David Oslin, director del Centro Clínico, Educativo y de Enfermedades Mentales VISN 4 (MIRECC), que dirigió el estudio, cree que los resultados animarán a los profesionales sanitarios a considerar el uso de pruebas farmacogenómicas, con el consentimiento del paciente, para ayudar a tomar decisiones de tratamiento.
Oslin, psiquiatra en el Centro Médico de VA Corporal Michael J. Crescenz de Filadelfia, reconoce que "el estudio no es lo suficientemente sólido como para recomendar la realización de pruebas a todo el mundo y, de hecho, un resultado importante del estudio es que sólo entre el 15% y el 20% de los pacientes tenían genes que interferirían significativamente con la medicación prescrita".
Pero está convencido de que "los resultados que favorecen un efecto positivo en el tratamiento, aunque sean pequeños, animarán a los proveedores a realizar pruebas a los pacientes y obtener esta información genética". Las investigaciones futuras deberían explorar si hay subgrupos de pacientes que se beneficiarían más de las pruebas", añade.
En los últimos años, las pruebas farmacogenómicas han recibido una mayor atención como herramienta para personalizar la selección de la medicación y se utilizan a menudo para tratar a pacientes con problemas de salud como el cáncer y las enfermedades cardíacas. Muchos miembros de la comunidad médica esperan que las pruebas también puedan ser útiles para tratar a las personas con trastorno depresivo grave.
En la actualidad, la mayoría de las pruebas farmacogenómicas se centran en una variante de los genes que codifican las enzimas CYP450 hepáticas, una vía que metaboliza los fármacos en el hígado. Oslin y su equipo utilizaron una batería comercial de genes centrada en el sistema CYP450. La batería analizó ocho genes, seis de los cuales comprueban variantes en las enzimas del hígado.
"Los genes que analizamos no están realmente relacionados con la depresión --explica Oslin--. Se relacionan con la forma en que una persona metaboliza los medicamentos una vez que están en el cuerpo. Algunos de estos genes harán que los medicamentos se metabolicen mucho más rápido de lo normal. Otros harán que los medicamentos se metabolicen mucho más lentamente de lo normal, lo que significa que se acabará teniendo mucha medicación en el cuerpo".
Los pacientes incluidos en el estudio estaban iniciando o cambiando el tratamiento con un fármaco antidepresivo. El estudio incluyó a casi 2.000 pacientes de 22 centros médicos de la Administración de Veteranos que fueron asignados al azar de forma equitativa: la mitad recibió las pruebas farmacogenómicas y la otra mitad recibió la atención habitual. Oslin y sus colegas querían saber si las pruebas genéticas ayudaban a los pacientes a recibir menos medicamentos con interacciones genéticamente predecibles y si eso producía mejores resultados. Una interacción fármaco-gen es una asociación entre un medicamento y una variante genética que puede afectar a la respuesta del paciente al tratamiento farmacológico. Disponer de esa información ayuda al médico a seleccionar la dosis adecuada para un paciente concreto.
El estudio descubrió un marcado cambio en la prescripción de medicamentos con interacciones significativas entre fármacos y genes o con interacciones moderadas entre fármacos y genes. En general, el 59% de los pacientes del grupo que se sometió a las pruebas genéticas recibió una medicación sin interacción fármaco-genética prevista, en comparación con el 26% del grupo de control. Los investigadores definieron esa diferencia como "estadísticamente significativa y clínicamente significativa".
Oslin reconoce que el resultado le sorprendió "en cierto modo". "En esencia, se produjo un cambio importante a la hora de evitar los medicamentos que tenían una interacción fármaco-gen predicha", afirma. Los investigadores entrevistaron a los pacientes sobre los resultados de su depresión. Los tres resultados --remisión de la depresión, respuesta a la depresión y mejora de los síntomas-- favorecieron al grupo que recibió las pruebas genéticas. Todos fueron estadísticamente significativamente en el transcurso de 24 semanas, con un efecto máximo a las 12 semanas. Los resultados de la depresión no fueron estadísticamente significativos entre los grupos a las 24 semanas. "No estábamos preparados para analizar específicamente las 24 semanas --explica Oslin--. Eso no formaba parte de nuestra hipótesis primaria. Nuestra hipótesis primaria era un efecto global. Y mostramos un efecto global en las tres formas en que medimos los resultados.
Por tanto, es un vaso medio lleno, un vaso medio vacío. Pero claramente, si se mira a las 12 semanas en los tres resultados, el grupo que obtuvo la prueba genética mostró una mejoría en la remisión, la respuesta y la mejora de los síntomas", asegura. "Es importante darse cuenta de que la prueba no indica si el paciente va a responder al tratamiento o no --precisa--. Te está diciendo algo sobre cómo el paciente metaboliza la medicación. Así que no me dice que sea un buen medicamento para el paciente, sino que no debo recetar este medicamento, o tal vez que debo ajustar la dosis, porque el paciente no lo metaboliza bien". En el material complementario, los investigadores observaron que la presencia de TEPT en los pacientes tenía un profundo impacto negativo en la remisión de la depresión. Básicamente, los pacientes con TEPT respondían mal a los antidepresivos.
Oslin recuerda que a los médicos que quieran hacer pruebas farmacogenómicas en el futuro a sus pacientes que no hay ningún riesgo al hacerse la prueba y que los costes son realmente muy bajos porque los resultados pueden utilizarse a lo largo de la vida del paciente. "El coste es bajo, el riesgo es bajo y los beneficios para la población son probablemente bajos, pero en general, esta prueba probablemente beneficie a algunos pacientes de forma sustancial", resume.