El curso longitudinal de la depresión en la vejez aún no se ha estudiado lo suficiente, lo que subraya la necesidad de investigar más a fondo este tema crucial para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
Objetivos
El objetivo de este estudio es describir las transiciones a lo largo del continuo de la depresión en la vejez e identificar los factores asocia...
El curso longitudinal de la depresión en la vejez aún no se ha estudiado lo suficiente, lo que subraya la necesidad de investigar más a fondo este tema crucial para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
Objetivos
El objetivo de este estudio es describir las transiciones a lo largo del continuo de la depresión en la vejez e identificar los factores asociados con patrones específicos de transición entre diferentes estados depresivos.
Método
Para abordar estos objetivos, se analizaron datos longitudinales recopilados durante 15 años sobre 2, 745 personas mayores de 60 años sin demencia, provenientes del Estudio Nacional Sueco sobre Envejecimiento y Cuidados de base poblacional en Kungsholmen.
La depresión, tanto menor como mayor, se diagnosticó de acuerdo con el Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales, Cuarta Edición, Revisión de Texto (DSM-IV-TR).
Además, se definió la depresión subsindrómica (SSD) como la presencia de dos o más síntomas depresivos sin cumplir los criterios para una depresión mayor.
Se utilizaron modelos de supervivencia multiestado para mapear las transiciones entre estados de depresión, incluida la muerte, y para examinar la asociación de diversos factores psicosociales (como la red social, la conexión y el apoyo), estilos de vida (incluyendo el tabaquismo, el consumo de alcohol y la actividad física) y factores clínicos (como el recuento de enfermedades somáticas) con los patrones de transición.
Resultados
Durante el seguimiento, el 19. 1% de los participantes experimentaron al menos una transición entre estados depresivos, mientras que el 6. 5% tuvieron dos o más transiciones. C
ada enfermedad somática adicional se asoció con un mayor riesgo de progresión desde un estado sin depresión (Sin Dep) a depresión subsindrómica (SSD) (cociente de riesgo 1. 09; IC 95%: 1. 07-1. 10) y depresión mayor (Dep) (cociente de riesgo 1. 06; IC 95%: 1. 04-1. 08), pero también con un menor riesgo de recuperación (HR SSD-No Dep 0. 95; IC 95%: 0. 93-0. 97; HR Dep-No Dep 0. 96; IC 95%: 0. 93-0. 99).
La actividad física se asoció con un mayor riesgo de recuperación de SSD (índice de riesgo 1. 49; IC 95%: 1. 28-1. 73) y de depresión mayor (índice de riesgo 1. 20; IC 95%: 1. 00-1. 44). Una red social más rica se asoció con una mayor probabilidad de recuperación de la depresión (HR SSD-No Dep 1. 44; IC 95%: 1. 26-1. 66; HR Dep-No Dep 1. 51; IC 95%: 1. 34-1. 71) y con menores riesgos de progresión a estados depresivos más graves (HR No Dep-SSD 0. 81; IC 95%: 0. 70-0. 94; HR No Dep-Dep 0. 58; IC 95%: 0. 46-0. 73; HR SSD-Dep 0. 66).
Conclusiones
Las trayectorias de depresión en personas mayores son diversas y complejas. La acumulación de enfermedades somáticas y la mejora de las interacciones sociales pueden ser estrategias clave tanto para la prevención de la depresión como para reducir su impacto.
Además, promover la actividad física puede ser especialmente beneficioso para la recuperación de los trastornos depresivos en esta población.
Estos hallazgos resaltan la importancia de abordar múltiples factores en el manejo de la depresión en la vejez para mejorar el bienestar general de las personas mayores.
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