Los trastornos del sueño en niños no solo son comunes, sino también críticamente impactantes en su desarrollo neurológico, a menudo conduciendo a significativas repercusiones cognitivas, emocionales y conductuales. Las investigaciones indican que los trastornos del sueño son marcadamente prevalentes en niños con trastornos del neurodesarrollo (TND),...
Los trastornos del sueño en niños no solo son comunes, sino también críticamente impactantes en su desarrollo neurológico, a menudo conduciendo a significativas repercusiones cognitivas, emocionales y conductuales. Las investigaciones indican que los trastornos del sueño son marcadamente prevalentes en niños con trastornos del neurodesarrollo (TND), como el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Mientras que la población pediátrica general experimenta perturbaciones del sueño en una tasa de aproximadamente el 6-25%, esta cifra se eleva dramáticamente al 50-80% entre los niños diagnosticados con TND.
El espectro de perturbaciones del sueño observadas en niños con TND es amplio y a menudo severo. Los problemas comunes incluyen dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos frecuentes y somnolencia diurna excesiva. Estas perturbaciones no son meras inconveniencias; socavan sustancialmente la capacidad del niño para permanecer alerta y comprometido en actividades diurnas, que son cruciales para su desarrollo y aprendizaje. Además, se observan frecuentemente trastornos en los ritmos circadianos y trastornos respiratorios del sueño en este grupo demográfico, lo que complica los desafíos que enfrentan estos niños.
Las consecuencias de tales interrupciones del sueño se extienden más allá de la mera somnolencia. Hay una correlación bien documentada entre el sueño inadecuado y el aumento de trastornos conductuales, como la impulsividad y la hiperactividad, así como problemas emocionales que incluyen ansiedad y depresión. Académicamente, los niños con trastornos del sueño y TND a menudo luchan debido a disfunciones ejecutivas asociadas e impedimentos de la memoria, lo que puede dificultar su capacidad para procesar nueva información y recuperar conocimientos existentes de manera eficiente.
Dado estos impactos significativos, la evaluación del sueño debería ser un componente integral de la evaluación clínica para niños con TND. Una evaluación del sueño completa implica no solo identificar la presencia de problemas de sueño, sino también entender su naturaleza y severidad. Esto es crucial para desarrollar un plan de tratamiento personalizado que aborde tanto los problemas de sueño como sus efectos secundarios en el comportamiento y el aprendizaje.
Las estrategias efectivas de manejo pueden incluir intervenciones conductuales, como establecer una rutina de sueño consistente, crear un ambiente propicio para el sueño y posiblemente usar ayudas farmacológicas bajo estricta supervisión médica. Además, se puede equipar a los padres y cuidadores con estrategias para manejar los despertares nocturnos y otros desafíos relacionados con el sueño.
En última instancia, abordar los trastornos del sueño en niños con TND no se trata solo de mejorar el sueño; se trata de mejorar su calidad de vida en general. Al mejorar la calidad del sueño, los niños están mejor posicionados para alcanzar su potencial en actividades diarias, lo que lleva a una reducción del estrés para las familias y cuidadores. Por lo tanto, la inclusión sistemática de evaluaciones del sueño en los procesos diagnósticos y de tratamiento para niños con TND es esencial para fomentar su desarrollo, éxito académico y bienestar emocional.
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