Científicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de New Mexico han llevado a cabo un estudio animal multi-ómico en el que investigan el impacto del propilenglicol y de la glicerina vegetal (PGGV), componentes base de los cigarrillos electrónicos, sobre la inmunidad a nivel de todo el organismo.
En presencia de fitol, un alcohol de uso común en estos productos, la inhalación de PGGV indujo una redistribución de los linfocitos T CD4+ desde la circulación al bazo, así como un aumento de la expresión de genes proinflamatorios en el tejido pulmonar. En este último los investigadores también constataron considerables aumentos de acetilcolina y AMP, que fueron más acentuados con la combinación de PGGV y fitol.
Judy Cannon, directora del estudio, afirma que a pesar de estos y otros cambios, la combinación de compuestos careció de efectos significativos sobre varios parámetros ventilatorios y cardiovasculares.
No obstante, a lo largo de un periodo de 8 semanas, los animales expuestos a PGGV ganaron peso a una tasa inferior, en comparación con los expuestos a aire filtrado o a fitol. La investigadora señala que muchos usuarios que deciden pasar del tabaco convencional a los cigarrillos electrónicos, lo hacen en la creencia de que éstos constituyen una alternativa segura.
Sin embargo, sigue existiendo poca información acerca de cómo el vapeo afecta a los procesos fisiológicos. Ello es consecuencia del elevado número de compuestos contenidos en estos productos y de la presencia de aditivos desconocidos, en el caso de productos que no están regulados. Cannon concluye teorizando que el consumo a largo plazo de cigarrillos electrónicos podría influenciar desfavorablemente el impacto de las infecciones o de la exposición a otros productos tóxicos, particularmente en individuos con susceptibilidades genéticas.