Las definiciones del dolor humano suelen reconocer dos dimensiones clave: la sensorial y la afectiva. Estas dimensiones se consideran separables, lo que significa que pueden ser moduladas de manera diferencial. La dimensión sensorial del dolor está relacionada con la percepción física y la intensidad del estímulo doloroso, mientras que la dimensión afectiv...
Las definiciones del dolor humano suelen reconocer dos dimensiones clave: la sensorial y la afectiva. Estas dimensiones se consideran separables, lo que significa que pueden ser moduladas de manera diferencial. La dimensión sensorial del dolor está relacionada con la percepción física y la intensidad del estímulo doloroso, mientras que la dimensión afectiva involucra la respuesta emocional y el desagrado que este genera.
En este estudio, se investigan los cambios perceptuales y neuronales asociados con la modulación del dolor emocional utilizando electroencefalografía (eeg) en individuos sanos.
El objetivo fue explorar cómo las emociones influyen en la percepción del dolor y qué mecanismos neuronales están involucrados en este proceso.
Métodos
Para estudiar la modulación emocional del dolor, se aplican estímulos eléctricos dolorosos a los participantes tras la presentación de imágenes emocionales de preparación.
Estas imágenes variaban en valencia emocional, es decir, podían ser negativas, neutrales o positivas. Después de la aplicación del estímulo doloroso, los participantes calificaron tanto la intensidad percibida del dolor como el grado de desagrado que sentían.
Mientras tanto, se registraron las respuestas neuronales mediante EEG, lo que permitió observar las variaciones en los potenciales relacionados con eventos (ERP, por sus siglas en inglés), particularmente en las amplitudes de las ondas N2 y P2, que se asocian con el procesamiento. del dolor.
Resultados
Los resultados mostraron que las respuestas perceptuales y neuronales al dolor fueron significativamente moduladas por la valencia emocional de las imágenes presentadas previamente.
Específicamente, los participantes informaron un mayor desagrado por el dolor cuando este fue precedido por imágenes negativas, en comparación con imágenes neutrales o positivas. Sin embargo, las calificaciones de la intensidad del dolor no variaron significativamente entre las diferentes condiciones emocionales. Esto sugiere que la dimensión afectiva del dolor (desagrado) es más sensible a la influencia emocional que la dimensión sensorial (intensidad). A nivel neuronal, se observará una modulación significativa en las amplitudes de las ondas N2 y P2.
Las amplitudes de N2 fueron mayores cuando el dolor fue precedido por imágenes neutrales, en comparación con imágenes negativas y positivas, mientras que las amplitudes de P2 fueron mayores cuando el dolor fue precedido por imágenes negativas. Esto sugiere que la respuesta neuronal al dolor también es modulada por el contexto emocional. Un análisis de regresión jerárquica reveló que la amplitud de P2, y no la de N2, predijo de manera significativa la percepción subjetiva del dolor, lo que indica que la onda P2 podría estar más estrechamente vinculada con la integración de la información afectiva en la percepción. del dolor.
Finalmente, el análisis de las fuentes neuronales identificó que la corteza cingulada anterior y el tálamo eran las regiones cerebrales clave involucradas en los cambios neuronales relacionados con el procesamiento del dolor, lo que destaca su papel en la modulación del dolor a nivel afectivo.
Conclusión
Estos hallazgos proporcionan evidencia de que las dimensiones sensoriales y afectivas del dolor pueden modularse de manera diferente según el contexto emocional.
El desagrado del dolor, una dimensión afectiva, fue influenciado por las emociones negativas, mientras que la intensidad sensorial del dolor no lo fue. Los cambios en las amplitudes de las ondas N2 y P2 sugieren que el procesamiento del dolor está asociado con diferentes mecanismos neuronales según la emoción precedente, y la corteza cingulada anterior y el tálamo parecen desempeñar un papel central en este proceso.
Estos resultados abren nuevas perspectivas sobre cómo se modula el dolor y subrayan la importancia de las emociones en la experiencia del dolor, lo que podría tener implicaciones.
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