La prevalencia del autismo está aumentando en todo el mundo, y la mayoría de las investigaciones y desarrollos en evaluación e intervención se han centrado en culturas occidentales. Sin embargo, el panorama del autismo en culturas asiáticas, como Taiwán y Tailandia, está comenzando a recibir más atención.
En estas regiones, aunque la ...
La prevalencia del autismo está aumentando en todo el mundo, y la mayoría de las investigaciones y desarrollos en evaluación e intervención se han centrado en culturas occidentales. Sin embargo, el panorama del autismo en culturas asiáticas, como Taiwán y Tailandia, está comenzando a recibir más atención.
En estas regiones, aunque la prevalencia del autismo se reporta como menor en comparación con las culturas occidentales, esta discrepancia puede atribuirse a la falta de personal capacitado y a la ausencia de criterios uniformes para el diagnóstico del trastorno.
Ambos países, Taiwán y Tailandia, cuentan con sistemas de atención sanitaria universal, lo que proporciona un mecanismo para la evaluación y diagnóstico de niños pequeños con autismo. No obstante, la falta de profesionales capacitados en la detección y tratamiento del autismo limita significativamente la disponibilidad de servicios de intervención. Esto crea una brecha importante en la atención, especialmente en áreas rurales o menos desarrolladas.
Un aspecto destacado de la investigación en estas culturas se centra en las experiencias de los padres de niños autistas, particularmente en cómo enfrentan el estigma social y el estrés asociado. Los valores culturales influenciados por el confucianismo y el budismo juegan un papel crucial en las actitudes hacia las personas con discapacidad. Estos valores pueden afectar cómo los padres perciben y manejan la situación de tener un hijo con autismo, así como las expectativas de la sociedad en general.
En términos de educación, tanto Taiwán como Tailandia tienen leyes nacionales que apoyan la inclusión educativa para niños autistas. Esto incluye la posibilidad de integración en aulas de educación general. Sin embargo, existe una carencia notable de formación específica en autismo para los maestros de educación especial y general.
La falta de formación adecuada puede limitar la efectividad de los programas de inclusión y la calidad de la enseñanza que reciben los niños autistas. Además, los servicios de habla y lenguaje, fundamentales para muchos niños autistas, son raramente ofrecidos en programas escolares públicos.
En los casos en que están disponibles, suelen limitarse a consultas esporádicas con los maestros, lo que no es suficiente para satisfacer las necesidades de los niños.
En general, aunque los padres suelen apoyar los programas de inclusión, tanto ellos como los maestros de educación especial y general expresan preocupaciones sobre la capacidad de implementar estos programas de manera efectiva.
Existe un consenso sobre la necesidad de una mejor formación para los educadores y un aumento en los recursos disponibles para apoyar a los niños con autismo, con el fin de garantizar que todos los estudiantes se beneficien del sistema educativo.
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