Se espera que a mediados de año se aprueben en el Reino Unido medicamentos con potencial para cambiar el curso de la enfermedad de Alzheimer. Es posible que sea necesario cambiar los servicios de atención médica para garantizar que todos los pacientes tengan un acceso equitativo a estas nuevas terapias antiamiloides modificadoras, según una investigación dirigida por la Universidad Queen Mary de Londres y el University College London (UCL) de Reino Unido.
La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia. De las 944.000 personas que viven con demencia en el Reino Unido, entre el 60% y el 80% padecen Alzheimer. Actualmente, los únicos medicamentos disponibles para tratar los síntomas del Alzheimer. Sin embargo, ensayos clínicos recientes muestran que nuevas terapias, que utilizan anticuerpos monoclonales para eliminar las placas amiloides que se forman en el cerebro, pueden ralentizar la progresión de la enfermedad. A dos de estas "terapias modificadoras de la enfermedad" (TME) se les ha concedido la designación de "terapia innovadora" en el Reino Unido y es probable que estén disponibles para los pacientes a mediados de 2024 (pendiente de aprobación regulatoria).
En el Reino Unido, la atención de la demencia se centra principalmente en clínicas comunitarias de memoria dirigidas por psiquiatría. En su estado actual, es extremadamente improbable que se administren DMT en estos entornos. La entrega de estos nuevos tratamientos requerirá una reestructuración importante de los servicios existentes para la demencia, desde determinar la elegibilidad hasta la entrega del tratamiento en sí, incluido el seguimiento.
Requerirá personal adicional y capacitación en imágenes, diagnóstico y patología, y otros servicios clínicos. También requerirá acceso a laboratorios que puedan realizar pruebas de biomarcadores para confirmar si un paciente es elegible para el tratamiento.
El posible despliegue de DMT presenta importantes desafíos para los servicios y tiene un potencial real para amplificar las desigualdades existentes en el acceso a los servicios. Para anticipar y mitigar estos desafíos, investigadores del Centro de Neurología Preventiva de Queen Mary, el Centro de Investigación de Demencia de la UCL y UCL Partners llevaron a cabo investigaciones esenciales para estimar cuántos pacientes probablemente sean elegibles para DMT.
Los investigadores compararon notas de casos clínicos de más de 1.000 personas que asistieron a clínicas comunitarias de memoria o a servicios cognitivos especializados en Inglaterra. Descubrieron que el 32% de los que asistían a servicios de memoria y el 14% de las personas que asistían a servicios cognitivos especializados probablemente serían remitidos para su consideración para los nuevos DMT.
Los investigadores descubrieron que las pruebas de biomarcadores de amiloide estaban disponibles para las personas que asistían a servicios cognitivos especializados en forma de exploraciones especializadas llamadas exploraciones PET y pruebas de líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, menos del 1% de las personas que asistieron a clínicas comunitarias de memoria se habían sometido a pruebas de biomarcadores.
Si bien una proporción considerable de pacientes que asisten a clínicas de memoria pueden ser remitidos para recibir terapia para la enfermedad de Alzheimer, es probable que sólo una minoría sea adecuada, una vez que se hayan sometido a pruebas de biomarcadores. Los investigadores destacan la necesidad inmediata de realizar pruebas de biomarcadores para garantizar que se pueda identificar a los pacientes adecuados para estos tratamientos.
La primera autora, la profesora Ruth Dobson, profesora de Neurología en la Universidad Queen Mary de Londres, neuróloga consultora y codirectora del tema de demencia de UCL Partners, comenta: "El desarrollo de terapias modificadoras de la enfermedad para la demencia tiene el potencial de impulsar cambios significativos en los servicios. Hemos visto el impacto de esto en la EM y el accidente cerebrovascular. Es fundamental comprender y planificar dichos cambios de manera proactiva para garantizar la mejor atención para todas las personas que viven con demencia, independientemente de la disponibilidad y elegibilidad del tratamiento inicial".
La líder del estudio, la profesora Rimona Weil, neuróloga consultora de la UCL y el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía, y codirectora del tema de demencia de UCL Partners, insiste: "Trabajar con médicos que dirigen clínicas de memoria fue crucial para este trabajo, lo que significa que pudimos obtener resultados reales de estimaciones mundiales sobre cuántas personas probablemente serán remitidas para estos nuevos medicamentos por primera vez".
La codirectora del estudio, la profesora Catherine Mummery, neuróloga consultora de la UCL y del Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía, relata: "Demostramos que los recursos de diagnóstico afectan la precisión del diagnóstico y los hábitos de derivación, y que un enfoque colaborativo en red es fundamental para desarrollar un servicio de tratamiento en funcionamiento en preparación para estas nuevas terapias".
David Thomas, director de Políticas y Asuntos Públicos de Alzheimer's Research de Reino Unido, afirma por su parte: "Por fin están en el horizonte nuevos medicamentos contra el Alzheimer, pero para que se pueda aprovechar todo su potencial, los sistemas de salud deben poder ofrecer a las personas con síntomas de demencia una información precisa y diagnóstico precoz para saber si estos tratamientos podrían beneficiarles".
Como demuestra esta investigación, concluye, "el NHS está muy lejos de poder realizar estas pruebas de forma rutinaria. Quienquiera que forme el próximo gobierno debe invertir urgentemente en el NHS, para garantizar que tengamos los diagnósticos y la fuerza laboral adecuados para ayudar a identificar a las personas que podrían beneficiarse de nuevos tratamientos en caso de que los reguladores los consideren seguros y eficaces. Una parte clave de la solución son diagnósticos más baratos y escalables, como análisis de sangre, para su uso en la atención clínica".