El director del Instituto de Neurociencias de Centro Médico Teknon, Gerard Conesa, ha destacado los beneficios de la cirugía de la epilepsia en adultos y niños, ya que asegura que el 80 por ciento de los pacientes candidatos a cirugía logra el control completo de las crisis o una mejora significativa, lo que permite reducir o eliminar la medicación y mejorar su calidad de vida.
Según el experto, el otro 20 por ciento suele tener cierta mejoría y es factible reducir la medicación. Solamente en el 5 por ciento no se logra una mejora significativa. La decisión de operar se basa en la localización y el tamaño del foco epiléptico, que es la región cerebral responsable de desencadenar las crisis.
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Asimismo, un diagnóstico precoz y un manejo terapéutico adecuado se asocian a un mayor control de la epilepsia, mayor calidad de vida y un mejor pronóstico a largo plazo.
"Se obtienen mejores resultados cuando no ha habido muchas crisis, ya que cuando un circuito se ha reforzado muchas veces, la red epileptogénica empieza a expandirse y es más complejo abordarla posteriormente. La cirugía es una opción recomendable en casos bien seleccionados", ha apuntado Conesa.
Por su parte, el director del Programa de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional, Antonio Gil-Nagel, ha subrayado que este programa pionero amplía las opciones de la cirugía de la epilepsia, antes limitada a casos graves con lesiones visibles, ahora aplicable a pacientes con epilepsias leves, incluidos niños y adultos, incluso sin lesiones evidentes.
Esta evolución ofrece una alternativa a quienes dependen de tratamientos farmacológicos intensivos, o sufren efectos adversos significativos, mejorando la calidad de vida y, en muchos casos, logrando un control completo de las crisis.
Para una intervención precisa, los expertos indican que el equipo multidisciplinar del centro realiza un estudio exhaustivo de cada caso.
El proceso incluye un análisis detallado de la epilepsia (edad de inicio, sintomatología de las crisis, factores desencadenantes, afectación cognitiva), la respuesta a los tratamientos farmacológicos, antecedentes familiares y factores genéticos.
Además, se evalúa el impacto en la calidad de vida del paciente. Este enfoque personalizado permite determinar la estrategia quirúrgica más adecuada para cada persona.
Una vez que se ha reunido toda la información, el equipo de expertos determina si el paciente es apto para la intervención quirúrgica, siempre priorizando la seguridad y la eficacia del tratamiento.
