La maduración de la microbiota intestinal y el neurodesarrollo en los primeros años de vida está influenciada por la alimentación, según los resultados del estudio 'COGNIS' realizado por la Universidad de Granada, publicado en la revista 'Clinical Nutrition' y financiado por Laboratorios Ordesa dentro del proyecto SMARTFOODS de la convocatoria 'CIEN' del CDTI y el Proyecto Europeo DynaHEALTH del programa 'Horizon'.
Se trata del primer estudio publicado de intervención nutricional infantil de estas características. El objeto de la investigación ha sido demostrar los efectos de una leche infantil suplementada con simbióticos, LC-PUFAs, alfa-lactoalbúmina y MFGM.
"Cada vez hay más evidencias y estudios sobre el eje intestino-cerebro. Este estudio se enmarca en este tipo de investigaciones y no es más que el inicio de un largo camino que tenemos todavía por recorrer para acabar entendiendo todas las implicaciones que la alimentación tiene en el desarrollo infantil", han explicado los expertos.
En concreto, en la investigación se ha observado que los niños con una alimentación basada en una fórmula estándar no suplementada mostraban una maduración más rápida de la microbiota intestinal que en aquellos alimentados con leche materna. En cambio, aquellos que recibieron la fórmula suplementada, mostraron un desarrollo más lento similar al que se consigue con la leche materna. La trayectoria lenta se asoció también a otros factores como el hogar donde se desarrolla el niño, el parto vaginal o un índice de grasa corporal preconcepcional materno normal.
"Estos cambios más lentos de la microbiota intestinal son los que tienen que ocurrir para ir permitiendo una maduración adecuada del sistema digestivo. Si se acelera esta maduración, pueden producirse cambios en la estructura y funcionalidad y por eso trabajamos para mantener un patrón de crecimiento adecuado", han detallado los expertos.
Al comparar estas trayectorias con el desarrollo neurológico a los 12 meses y a los 4 años se pudo ver que los resultados fueron similares entre los bebés con maduración lenta de la microbiota intestinal que recibieron la fórmula suplementada y los que se alimentaron con leche materna.
Así, se ha podido concluir que la alimentación del bebé con una fórmula suplementada con simbióticos, LC-PUFAs, alfa-lactoalbúmina y MFGM, en condiciones normales, tuvo un impacto positivo a largo plazo sobre el crecimiento probiótico, retrasando la maduración de la microbiota intestinal y determinando un neurodesarrollo en los primeros años de vida similar al observado en niños alimentados con leche materna.