Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Stanford (EEUU) ha publicado un estudio en la revista 'Science' en el que demuestra que los fármacos que mejoran el metabolismo cerebral pueden servir de ayuda para los enfermos de Alzheimer.
Uno de los muchos modos en que los neurocientíficos creen que la enfermedad de Alzheimer puede mermar la función cerebral es alterando el metabolismo de la glucosa, necesario para alimentar el cerebro sano. En esencia, el deterioro del metabolismo priva al cerebro de energía, lo que afecta al pensamiento y la memoria.
Ahora, los investigadores se han centrado en un regulador crítico del metabolismo cerebral conocido como la vía de la cinurenina. Su hipótesis es que la vía de la cinurenina se sobreactiva como consecuencia de la placa amiloide y las proteínas tau que se acumulan en el cerebro de los pacientes con Alzheimer.
Ahora, la Iniciativa Knight para la Resistencia Cerebral del Instituto de Neurociencias Wu Tsai de Stanford, con el apoyo de becas de investigación y formación, ha demostrado que bloqueando la vía de la cinurenina en ratones de laboratorio con Alzheimer, pueden mejorar, o incluso restaurar, la función cognitiva restableciendo un metabolismo cerebral sano.
"Nos sorprendió que estas mejoras metabólicas fueran tan eficaces, no sólo para preservar la salud de las sinapsis, sino también para recuperar el comportamiento. Los ratones obtuvieron mejores resultados en pruebas cognitivas y de memoria cuando les administramos fármacos que bloquean la vía de la cinurenina", ha explicado la autora principal del estudio, neuróloga de la Facultad de Medicina de Stanford y miembro del Instituto de Neurociencias Wu Tsai, Katrin Andreasson.
NEURONAS HAMBRIENTAS
En el cerebro, la cinurenina regula la producción de la molécula energética lactato, que nutre las neuronas cerebrales y ayuda a mantener sanas las sinapsis. Andreasson y sus colegas se centraron específicamente en la enzima indoleamina-2,3-dioxigenasa 1 -o IDO1, para abreviar-, que genera la kinurenina. Su hipótesis era que los aumentos de IDO1 y kinurenina desencadenados por la acumulación de proteínas amiloide y tau alterarían el metabolismo cerebral sano y provocarían deterioro cognitivo.
"La vía de la cinurenina se sobreactiva en los astrocitos, un tipo de célula crítica que apoya metabólicamente a las neuronas. Cuando esto ocurre, los astrocitos no pueden producir suficiente lactato como fuente de energía para las neuronas, lo que altera el metabolismo cerebral y daña las sinapsis", ha explicado Andreasson, quien ha añadido que "bloquear la producción de cinurenina mediante el bloqueo de IDO1 restablece la capacidad de los astrocitos para nutrir a las neuronas con lactato".
Lo mejor de todo para Andreasson, y para los enfermos de Alzheimer, es que la IDO1 es bien conocida en oncología y ya hay fármacos en fase de ensayo clínico para suprimir la actividad de la IDO1 y la producción de cinurenina. De este modo, Andreasson pudo eludir el largo trabajo de identificación de nuevos fármacos y comenzar las pruebas en ratones de laboratorio casi de inmediato.
En esas pruebas, en las que ratones con enfermedad de Alzheimer deben recorrer una pista de obstáculos antes y después de la intervención farmacológica, Andreasson y su equipo comprobaron que los fármacos mejoraban el metabolismo de la glucosa en el hipocampo, corregían el deficiente rendimiento astrocítico y mejoraban la memoria espacial de los ratones.
PROMESA CUMPLIDA
"Tampoco podemos pasar por alto el hecho de que observamos esta mejora de la plasticidad cerebral en ratones con modelos tanto amiloide como tau. Son patologías completamente distintas, y los fármacos parecen funcionar para ambas. Eso fue realmente emocionante para nosotros", ha afirmado Andreasson.
Esta intersección entre neurociencia, oncología y farmacología podría ayudar a acelerar la comercialización de fármacos si se demuestra su eficacia en los ensayos clínicos en humanos en curso contra el cáncer.
"Tenemos la esperanza de que los inhibidores de IDO1 desarrollados para el cáncer puedan reutilizarse en el tratamiento de la EA", ha subrayado Andreasson.El siguiente paso es probar los inhibidores de IDO1 en pacientes humanos con Alzheimer para ver si muestran mejoras similares en la cognición y la memoria. Pruebas clínicas anteriores en pacientes con cáncer comprobaron la eficacia de los inhibidores de IDO1 en el cáncer, pero no previeron ni midieron mejoras en la cognición y la memoria. Andreasson espera investigar los inhibidores de IDO1 en ensayos con humanos para la enfermedad de Alzheimer en un futuro próximo.