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Marisol tiene autismo y trabaja como psicóloga: `No solo no soy inútil, sino que soy apta para el puesto´



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Noticia | 30/05/2024

 


Marisol descubrió que tenía autismo durante los exámenes de la Selectividad, una revelación que llegó después de años sintiéndose diferente y soportando insultos hirientes por su ritmo más lento.


Durante mucho tiempo, se sintió fuera de lugar, incapaz de conectar o entender completamente a los demás, y viceversa. Este sentimiento se intensificó el día del examen, cuando observó a otros estudiantes que necesitaban asistencias adicionales y comenzó a cuestionar por qué ella también recibía ciertas adaptaciones.


Le otorgaron más tiempo y un aula tranquila para hacer el examen, adaptaciones que al principio interpretó como un favor inmerecido. Sin embargo, al comentar sus sentimientos con su madre, esta le explicó con claridad: “Hija, tú tienes TEA (Trastorno del Espectro Autista)”.


Esta afirmación sorprendió a Marisol, llevándola a reconsiderar su experiencia y a entender mejor su situación. Su diagnóstico tardío abrió la puerta a una nueva comprensión de sí misma y de cómo navegar su entorno con una nueva perspectiva sobre sus desafíos y capacidades.


Al descubrir que tenía TEA (Trastorno del Espectro Autista), Marisol finalmente encontró una explicación a sus años de sentirse diferente. Esta revelación llegó poco después de identificarse intensamente con Shaun Murphy, el personaje principal de la serie "The Good Doctor". Shaun, al igual que ella, seguía una rutina meticulosamente planificada cada mañana y enfrentaba grandes dificultades al enfrentar cambios inesperados, como perder el autobús.


Marisol se veía reflejada en estos comportamientos; su vida también se regía por listas y horarios exactos para las actividades diarias, lo que la ayudaba a manejar su día sin contratiempos. Al ver a un personaje en la televisión que experimentaba retos similares, se sintió menos sola. Saber que tanto ella como Shaun formaban parte del espectro autista le proporcionó un profundo sentido de conexión y comunidad, y la ayudó a comprender que, aunque única en su experiencia personal, no estaba sola en su condición. Esta identificación fue un punto de inflexión que le permitió abrazar su identidad con mayor confianza y comprensión.


Marisol siempre había manejado bien sus estudios, logrando superar cada nivel educativo sin reprobar ninguna asignatura hasta Bachillerato, a pesar de no tener un diagnóstico para su condición. Su sensación de estar "en tierra de nadie" provenía de sentirse menos funcional que una persona neurotípica, pero sin las características más definidas de otras personas dentro del mismo espectro autista. Esta dualidad en su experiencia le permitió integrarse a su manera sin necesitar etiquetas claras para su condición.


La vida de Marisol estaba marcada por una constante adaptación a los estándares y expectativas de otros, un esfuerzo que, sin saberlo, estaba dirigido a compensar los rasgos de su autismo, que en ese momento no identificaba como tal. Esta adaptación constante a lo "normal" no solo demandaba un gran esfuerzo, sino que también ocultaba la verdadera razón detrás de su diferente manera de interactuar con el mundo.


El descubrimiento de su autismo y la conexión que sintió con personajes y otras personas en situaciones similares desembocaron en su interés por la psicología. Marisol eligió esta carrera como una herramienta para comprender mejor su propia mente y la de los demás.


A través de su estudio, buscaba entender las variadas formas en que las personas procesan y responden al mundo a su alrededor, y cómo esas diferencias afectan su comportamiento y adaptación social.


Esto no solo le ofreció una manera de autoentendimiento y crecimiento personal, sino también la oportunidad de ayudar a otros que puedan estar atravesando desafíos similares, proporcionando el apoyo que ella misma hubiera beneficiado en su juventud.


“Yo empecé queriendo ser psicóloga a los 9 años porque quería ser capaz de consolar a la gente cuando perdía a un familiar. Necesitaba entender la mentalidad de los demás. Sentía que no respondía satisfactoriamente a sus necesidades emocionales, y pensé que estudiando esto podría ganar esas herramientas que no era capaz de tener por mi cuenta”, confiesa. Conseguir alcanzar la nota de corte para cumplir su sueño de dedicarse a ello fue una proeza. Un sueño que durante años consideró inalcanzable. Pero seguía sin estar conforme.


A medida que Marisol se acercaba a la adultez, enfrentaba una visión sombría de su futuro, sintiéndose menos capaz y dudando de su valor y sus habilidades. Estos pensamientos negativos se profundizaron hasta el punto de caer en una depresión, aun cuando logró terminar su carrera universitaria a tiempo. Al entrar en el mercado laboral, continuaba luchando con una baja autoestima, temiendo no ser suficientemente competente para conseguir un empleo o para desempeñarse adecuadamente en él.


En este momento crítico, Marisol decidió buscar ayuda en Astrade, la Asociación de Personas con Autismo de la Región de Murcia, una organización que había brindado apoyo psicológico y asistencia durante su niñez y adolescencia, aunque en aquel momento ella no comprendía plenamente el motivo de este apoyo. La respuesta de Astrade fue rápida y efectiva; tras pedir ayuda para encontrar empleo, recibió una llamada para una entrevista apenas dos días después.


Tras superar dos meses de prácticas, llenos de nervios e inseguridades sobre su desempeño, Marisol fue finalmente incorporada al equipo como una psicóloga más.


Este logro le permitió reafirmar su autovalor y competencias, disipando las dudas que tenía sobre sí misma y su capacidad para enfrentar desafíos profesionales y de vida. "No solo no soy inútil, sino que soy apta. Para este trabajo y para enfrentarme a la vida", concluye Marisol, ahora con una nueva perspectiva y confianza en su capacidad para contribuir y prosperar en su entorno.


Marisol dedica ahora cuarenta horas semanales a diversas actividades profesionales dentro del campo de la psicología, todas mientras cursa un máster en Psicología General Sanitaria. Su trabajo incluye desarrollar material didáctico para formar tutores, impartir clases de ética en institutos, distribuir tests de habilidades cognitivas y analizar informes, además de contribuir a cambiar la percepción sobre el futuro de las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista).


A pesar de las dificultades que enfrentó en su pasado para desarrollar empatía, Marisol ha encontrado en su diagnóstico una herramienta valiosa que le permite conectar de manera única con las personas a las que ahora ayuda. Su capacidad para entender y relacionarse con las inquietudes de los jóvenes con TEA, reconociendo la importancia de aspectos que pueden parecer triviales para otros, es una cualidad destacada en su rol. Su experiencia personal con el trastorno le ofrece una perspectiva privilegiada y muy necesaria.


Isabel Ortiz, coordinadora del servicio de empleo en Astrade, destaca la aportación de Marisol a la asociación, subrayando cómo su entendimiento personal del TEA complementa el conocimiento teórico del equipo. Marisol no solo ofrece insights clínicos, sino que también proporciona explicaciones sobre comportamientos específicos de los pacientes, lo que resulta crucial para mejorar la comprensión y el tratamiento. En palabras de Isabel, Marisol no solo aporta un valor añadido a nivel personal, sino que también enriquece profesionalmente al equipo, facilitando una visión más profunda y empática del TEA.


El nuevo desafío personal de Marisol es aprender a ser más benevolente consigo misma, una tarea que considera esencial para su bienestar emocional y profesional. Reconocer que no es posible alcanzar la perfección es un aspecto particularmente desafiante para ella, dado que el perfeccionismo es un rasgo común en muchas personas con condiciones neurodivergentes como el TEA. Marisol es consciente de su tendencia a no tolerar errores y de la presión que se impone a sí misma para cumplir con estándares altísimos, pero está decidida a moderar estas expectativas.


“Aceptar que los errores son parte del aprendizaje y de la experiencia humana es algo con lo que lucho todos los días, pero es fundamental para mi crecimiento personal”, explica. Su objetivo ahora es cultivar la valentía, enfrentando los miedos que en ocasiones la han paralizado, impidiéndole actuar con libertad o asumir nuevos retos.


Verbalizar estos pensamientos y reconocer públicamente los esfuerzos que ha hecho para llegar hasta donde está hoy es, para Marisol, un logro significativo. A pesar de las barreras que ha enfrentado, incluyendo el manejo de su diagnóstico de Síndrome de Asperger y superar una depresión, Marisol se siente orgullosa de sus logros y de la resiliencia que ha demostrado a lo largo de su vida. Este proceso de autoaceptación y reafirmación no solo fortalece su autoestima, sino que también la empodera para continuar avanzando en su camino profesional y personal, haciendo frente a los desafíos con una nueva perspectiva.


 


 


Palabras clave: autismo, ASTRADE, Murcia, TEA, superación
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