La neumóloga de IMQ, Isabel Urrutia Landa, ha sugerido que la ansiedad, el estrés y la depresión pueden desencadenar síntomas de asma, lo que se conoce como psicomorbilidad, por lo que ha afirmado que es necesario su abordaje multidisciplinar, también desde el plano de la salud mental.
Así lo ha asegurado con motivo del Día Mundial del Asma, que se conmemoró el 3 de mayo. La experta ha apuntado que un requisito para lograr un buen control de la enfermedad es "conocer y evitar los factores que pueden desencadenar una crisis asmática".
"Por ejemplo, hay muchas personas que son alérgicas al polen y a los ácaros. En estos casos, los pacientes asmáticos han de tratar de evitar al máximo posible la exposición ante estos alérgenos", ha afirmado.
Otro factor desencadenante, según la neumóloga de IMQ, es el clima, algo que se comprobó recientemente en España, con los episodios de polvo en suspensión, calima, procedente del desierto del Sáhara. "Está claramente constatado que los días en los que se registran picos de contaminación ambiental, las personas asmáticas acuden en mayor número a los servicios de urgencias y emplean con mayor frecuencia los tratamientos de rescate, prescritos para las crisis o agudizaciones de la enfermedad", ha añadido.
También otro ámbito de factores potencialmente desencadenantes de la enfermedad asmática es el laboral. "Se tienen identificadas más de 300 sustancias presentes en distintos ámbitos laborales que han sido catalogadas como factores potencialmente provocadores de crisis asmáticas. Profesiones como peluquero, panadero o pintor se ven afectados en algunos casos por la aparición de asma entre sus profesionales", ha expuesto.
En lo relativo al abordaje terapéutico de los pacientes, el tratamiento de base es el corticoide inhalado. "Es el que evita que el asma empeore y que el paciente presente crisis frecuentes", ha subrayado. Para los tratamientos de rescate, que se emplean cuando los pacientes presentan crisis, "se pueden abordar en algunos casos con la misma medicación prescrita para el tratamiento de base, pero con dosis más elevadas, para esa crisis puntual, lo cual es un avance", ha recalcado Urrutia Landa.
En las situaciones de asma grave, la especialista afirma que se puede acudir, en casos seleccionados, al empleo de tratamientos biológicos, según el fenotipo de la inflamación que presente el paciente. "Son de uso hospitalario, se administran una vez al mes y su acción va dirigida a la causa que provoca la inflamación que, a su vez, da origen a la enfermedad asmática. La investigación en este campo se está desarrollando positivamente, lo que está permitiendo su extensión a nuevos tipos biológicos", ha concluido la neumóloga de IMQ.