El modelo de evitación por contraste emocional plantea que las personas con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) utilizan la preocupación como estrategia emocional para mantener un estado de afecto negativo relativamente estable. Según esta teoría, mantener un estado emocional negativo permitiría evitar cambios bruscos e intensos en la emocionalidad, lo cual ...
El modelo de evitación por contraste emocional plantea que las personas con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) utilizan la preocupación como estrategia emocional para mantener un estado de afecto negativo relativamente estable. Según esta teoría, mantener un estado emocional negativo permitiría evitar cambios bruscos e intensos en la emocionalidad, lo cual se percibe como aversivo. Paradójicamente, esta estrategia también puede facilitar la experiencia de un contraste emocional positivo (PEC, por sus siglas en inglés): cuando el resultado temido no ocurre o es mejor de lo esperado, el individuo experimenta un aumento significativo en el afecto positivo y una disminución en el afecto negativo.
Si bien este modelo ha recibido apoyo empírico en relación con la preocupación, la aparición del PEC a través del aumento del afecto positivo y su relación con la rumia permanece poco explorada. Además, no está claro en qué medida estos procesos se manifiestan en la vida diaria de personas con TAG y trastorno depresivo mayor (TDM).
En este estudio, se utilizó un diseño de evaluación momentánea ecológica (EMA) para analizar los efectos de la preocupación y la rumia en la experiencia de PEC en contextos naturales. Un total de 161 participantes (76 con TAG y/o TDM, y 85 sin psicopatología) evaluaron, ocho veces al día durante ocho días, la aparición de eventos positivos o de alivio, sus emociones actuales y la presencia de pensamiento repetitivo (preocupación o rumia).
Los resultados indicaron que niveles más altos de preocupación y rumia, en comparación con niveles más bajos, se asociaron con una mayor disminución de emociones negativas (ansiedad, tristeza) y un mayor aumento de emociones positivas (felicidad) tanto antes como después de eventos positivos o de alivio. Además, los participantes con síntomas más intensos de TAG y TDM informaron una mayor tendencia a pensar intencionalmente de forma pesimista con el propósito de “sorprenderse gratamente” si ocurría algo positivo.
Estos hallazgos respaldan la idea de que la preocupación y la rumia pueden actuar como estrategias emocionales que amplifican el contraste emocional positivo, y que este patrón es especialmente común en personas con alta sintomatología ansiosa o depresiva. Estos resultados tienen implicaciones relevantes para el diseño de intervenciones psicológicas dirigidas a la regulación emocional en la vida cotidiana de pacientes con trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
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