En sólo décadas, el uso del internet ha reinventado por completo las formas en que buscamos para obtener información, consumir medios y entretenimiento, y administrar nuestras redes sociales y relaciones. Internet consume una parte considerable de nuestra atención en el día a día. La gran mayoría de los adultos se conectan a Internet todos los días, y más de una cuarta parte informa estar en línea "casi constantemente".
En la revista World Psychiatry se ha publicado un estudio que analiza la interacción de internet de las personas a nivel cognitivo. Se ha comprobado que el cerebro es maleable a las demandas y estímulos ambientales, particularmente al aprendizaje de nuevos procesos, debido a su capacidad de neuroplasticidad. Incluso, interacciones simples con el internet a través del uso de pantallas táctiles del teléfono, se ha demostrado que producen alteraciones neurocognitivas debidas a cambios neurales en regiones corticales asociado con el procesamiento sensorial y motor.
Estas hipótesis han sido respaldadas por hallazgos recientes de investigaciones psicológicas, psiquiátricas y de neuroimagen.
Además, se ha observado que las personas, aunque no necesiten internet para ningún propósito específico, llevan a cabo un comportamiento de “comprobación” habitual, caracterizado por inspecciones rápidas pero frecuentes del dispositivo en busca de mensajes nuevos, lo cual genera una dependencia constante.
Por otro lado, se ha observado que depender de Internet para el almacenamiento de la memoria factual en realidad puede producir un beneficio cognitivo en otras áreas, ya que al "liberar" recursos cognitivos, nos permite utilizar nuestras capacidades cognitivas recientemente disponibles para información más útil.
Actualmente, es difícil establecer una relación causal entre los altos niveles de uso de las redes sociales y una salud mental más deficiente, ya que se trata de una interacción compleja entre varios factores que incluyen la reducción del sueño, menor interacción social, un mayor comportamiento sedentario y soledad percibida. Aunque lo que si se sabe es que los jóvenes con trastornos mentales pueden ser más vulnerables a los comentarios negativos de las redes sociales.
A medida que las tecnologías digitales se integran cada vez más con la vida cotidiana, Internet se está volviendo muy competente para captar nuestra atención, al tiempo que produce un cambio global en la forma en que las personas recopilan información y se conectan entre sí. Por tanto, es una herramienta que si se utiliza de manera beneficiosa minimizando los efectos potencialmente adversos puede ser de gran utilidad.
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