Autor/autores:
Eoin McElroy, Marc Tiber, Pasco Fearón...(et.al)
Los estudios que utilizan cribadores basados en síntomas han sugerido que la mala salud mental ha aumentado en los adolescentes en las últimas décadas, sin embargo, pocos estudios han probado la equivalencia de sus instrumentos, lo que es fundamental para inferir cambios en la prevalencia. Además, poca investigación ha explorado si la posición socio...
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Los estudios que utilizan cribadores basados en síntomas han sugerido que la mala salud mental ha aumentado en los adolescentes en las últimas décadas, sin embargo, pocos estudios han probado la equivalencia de sus instrumentos, lo que es fundamental para inferir cambios en la prevalencia.
Además, poca investigación ha explorado si la posición socioeconómica (SEP) y las desigualdades de sexo en la salud mental de los adolescentes han cambiado con el tiempo.
Usando modelos de ecuaciones estructurales, exploramos SEP y diferencias de sexo en informes de padres armonizados sobre problemas emocionales y de comportamiento, usando datos de cuatro cohortes de nacimiento del Reino Unido: el Estudio Nacional de Desarrollo Infantil de 1958 (NCDS'58; n = 10, 868), el Estudio de cohorte Británico de 1970 (BCS'70; n = 8242), el estudio longitudinal de padres e hijos de Avon de 1991–92 (ALSPAC'91; n = 5389) y el Estudio de cohorte Millennium de 2000–01 (MCS'01; n = 9338).
En comparación con las dos primeras cohortes, los miembros de MCS'01 tenían puntajes medios latentes más altos en problemas emocionales (ambos sexos) y puntajes más bajos en problemas de comportamiento (solo mujeres).
Las asociaciones entre cuatro indicadores de SEP y los problemas emocionales fueron más fuertes en MCS'01, y la tenencia de vivienda tuvo la asociación más fuerte.
Los cuatro indicadores SEP se asociaron con problemas de comportamiento en cada cohorte, y la tenencia de la vivienda nuevamente se asoció más fuertemente con problemas en el MCS'01. Los análisis de mediación sugirieron que el aumento de los problemas emocionales se produjo a pesar de la mejora general de las condiciones socioeconómicas.
Nuestros hallazgos sugieren que los informes de los padres sobre los problemas emocionales de los adolescentes, pero no los problemas de comportamiento, han aumentado en las últimas generaciones y esta tendencia no se debe únicamente a los estilos de informe. Si no se abordan las crecientes desigualdades sociales, se pueden producir nuevos aumentos de la mala salud mental entre los jóvenes desfavorecidos.
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