Investigadores del Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona, en un estudio publicado en Pharmacological Reviews y destacado en su portada, exploran la biología, mecanismo de acción, farmacología y toxicología del litio. Señalan que este medicamento, tradicionalmente utilizado en el trastorno bipolar, podría ser efectivo también en el tratamiento de enfermedades cerebrales como Alzheimer, Parkinson o ictus.
El equipo incluye a Analía Bortolozzi, del grupo Neurofarmacología de sistemas del Idibaps, y Eduard Vieta, jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Clínic y líder del grupo Trastornos bipolares y depresivos. La revisión celebra los 75 años desde la primera mención del uso de litio en trastorno bipolar (John Cade, 1949) y presenta un panorama completo de los conocimientos y teorías actuales sobre cómo funciona el litio, basándose en estudios con modelos celulares y animales de trastornos neurodegenerativos y psiquiátricos.
Desde hace más de seis décadas, el litio se ha establecido como un estabilizador del ánimo en el tratamiento del trastorno bipolar y en la prevención de recurrencias. Aunque se han introducido otros medicamentos como los antiepilépticos y antipsicóticos, el litio sigue siendo una de las primeras elecciones por su efectividad en prevenir episodios maníacos y depresivos, además de reducir el riesgo de suicidio. El mecanismo específico por el cual estabiliza el ánimo sigue siendo, hasta la fecha, desconocido.
El trastorno bipolar afecta a los mecanismos reguladores del estado de ánimo, manifestándose en episodios alternantes de manía y depresión, y frecuentemente confundido con la depresión. Según Vieta, aunque no tiene cura, un manejo adecuado permite que la mayoría de los afectados mantengan una vida normal.
El Idibaps indica que descubrimientos recientes subrayan la importancia de inhibir la glucógeno sintasa quinasa-3 (GSK3), crucial en procesos como la neuroprotección, acción antioxidante y neuroplasticidad. La interacción del litio con la expresión de microRNAs, pequeños fragmentos de ARN que regulan la expresión genética y están implicados en la plasticidad sináptica y neuroprotección, podría representar otro mecanismo por el cual el litio ejerce sus efectos terapéuticos.
