Autor/autores:
Chris Hollis, Sonia Livingstone y Edmund Sonuga‐Barke
La rápida expansión del acceso y el compromiso con Internet y la tecnología digital durante los últimos 15 años ha transformado el espacio social, educativo y terapéutico ocupado por los niños y los jóvenes en la sociedad contemporánea de manera notable. Primero, ha creado oportunidades previamente inimaginables para el aprendizaje y...
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La rápida expansión del acceso y el compromiso con Internet y la tecnología digital durante los últimos 15 años ha transformado el espacio social, educativo y terapéutico ocupado por los niños y los jóvenes en la sociedad contemporánea de manera notable.
Primero, ha creado oportunidades previamente inimaginables para el aprendizaje y el desarrollo y la exploración y el crecimiento personal. En segundo lugar, parece que las mismas cualidades y características de Internet que hacen posibles estos aportes positivos, como su inmediatez, portabilidad, intimidad, alcance irrestricto y la falta de supervisión y regulación de los contenidos, ha abierto a niños y jóvenes a un una gama de graves riesgos para la salud social, intelectual y mental.
Por último, más allá de estos "efectos", el espacio digital se aprovecha cada vez con más éxito para la identificación y el tratamiento de problemas de salud mental. En consecuencia, Internet no es tanto un doble, sino un arma de triple filo, en lo que respecta a la salud mental de los niños.
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