Un estudio de ITA demuestra que la actitud de la familia hacia el enfermo de trastornos alimentarios influye en su proceso de recuperación.

El Institut de Trastorns Alimentaris (ITA), especializado en el tratamiento integral de la anorexia, la bulimia y la obesidad, ha realizado un estudio que determina como afecta la Emoción Expresada en el pronóstico de los pacientes. La emoción expresada, o lo que es lo mismo, la comunicación del paciente con la familia, se considera un índice que ayuda a identificar aspectos importantes como la posibilidad de recaídas o el abandono del tratamiento. De este modo, ITA constata que los cambios en la actitud de la familia respecto al paciente consiguen disminuir el número de recaídas.



La Emoción Expresada se puede manifestar de formas distintas: crítica excesiva, hostilidad o sobreprotección, pero también comentarios positivos y calidez Las familias que muestran una crítica excesiva hacia el paciente creen que no cumple sus expectativas e intentan corregir siempre al paciente expresando disgusto, desaprobación o resentimiento hacia sus conductas. Las familias que tienden a la sobreprotección, no perciben a los pacientes como responsables de su conducta, sienten compasión y son pesimistas. Finalmente, los climas familiares hostiles intentan negar lo que de verdad siente el paciente y piensan que ese familiar no mejora porque no quiere. Los objetivos de la intervención de ITA se centran en reducir este tipo de actitudes, favoreciendo un afrontamiento más eficaz por parte de la familia. El cambio en familias con un alto nivel de hostilidad es de los más complicados por la ausencia de autocrítica.



El nuevo programa de intervención familiar de ITA tiene en cuenta estos aspectos trabajando principalmente con los padres pero también con otros familiares que mantienen una relación habitual con el paciente. Las sesiones ayudan a disminuir el estrés que genera el cuidado del paciente, a través de transformar las estrategias ineficaces en actitudes más positivas hacia la persona afectada. Durante el estudio se ha constatado una clara mejoría en los resultados. Las altas por objetivos han aumentado, pasando de un 61% a un 70% en la unidad infanto juvenil, y de un 65% a un 71%, en adultos, lo que significa un aumento de altas de entre un 6% y un 9%. En este sentido, también ha aumentado la adherencia al tratamiento y la motivación al cambio durante más tiempo, lo que ha reducido significativamente las altas voluntarias, pasando en un año a reducir este tipo de altas entre un 10% y un 11% en la unidad infanto juvenil, y entre un 9% y un 18% en adultos.