Maribel Rodríguez, presidenta de ES+Salud Mental , abordó el estigma persistente en torno a la salud mental, señalando que aún se percibe a las personas con enfermedades mentales graves como "una enfermedad mental con patas", ilustrando cómo el problema afecta la vida cotidiana. de quienes padecen trastornos mentales.
Estas declaraciones tuvieron lugar en la segunda conversación de la serie Pilares de la Salud , una iniciativa que busca abrir el diálogo sobre salud mental, sobrepeso y envejecimiento saludable y está organizada por el Área de Salud de Unidad Editorial junto con entidades como HM Hospitales y Lilly. .
En la primera sesión de la serie, ya se habían abordado los tabúes sobre la obesidad ; En esta segunda sesión, el foco fue el estigma en la salud mental y cómo, pese al "boom" de la salud mental post-pandemia, persisten barreras para hablar de trastornos graves como la esquizofrenia. Guillermo Lahera, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, destacó que, aunque la salud mental es ahora un tema recurrente en la agenda pública y los medios, se sigue omitiendo a las personas con trastornos mentales graves. Lahera afirmó que, si bien el enfoque en salud mental ha normalizado y validado la experiencia del sufrimiento psíquico, aún es limitada la alfabetización sobre enfermedades mentales graves, lo cual limita la comprensión pública y las soluciones efectivas.
Retos de Inclusión y Estigma PersistenteRodríguez enfatizó que, si bien hablar de salud mental ha ganado aceptación en los foros sociales, los trastornos mentales graves aún enfrentan resistencia y estigmatización. Citó el caso de un hotel que gestiona, donde el 94% de la plantilla tiene trastornos mentales y donde, ante preguntas de periodistas, aún surge la percepción errónea de que estos empleados "deben estar muy medicados" o que el lugar de trabajo es un factor critico de riesgo. Rodríguez explica que esta percepción ignora que el estado de cada individuo depende de factores como su diagnóstico específico , la atención médica recibida y su entorno de apoyo, y no del simple hecho de tener un empleo.
Además, Rodríguez propuso medidas preventivas para la gestión de la salud mental en el ámbito laboral, como la evaluación de riesgos psicosociales y el trabajo en conjunto con las empresas para crear entornos que promuevan la salud mental y no se limiten a otorgar incapacidades laborales a jóvenes. de apenas 25 años. Insistió en que, para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental, se deben fomentar redes de apoyo efectivo en familia, educación y comunidad.
Educación y Conciencia de la Salud Mental
Rodríguez también destacó la educación como herramienta clave para mejorar los pronósticos y prevenir el desarrollo de problemas graves de salud mental. Abogó por una conciencia de salud mental generalizada, que incluya una comprensión de los factores protectores que todos pueden adoptar en sus vidas para fortalecer su salud mental.
La idea de fomentar una "conciencia de salud mental" implica que cada persona pueda aprender a cuidar su bienestar emocional antes de que se manifiesten problemas graves, mejorando así su calidad de vida en el ámbito educativo, laboral y social.
Lahera subrayó que efectivamente "hablar de salud mental no es el fin, tiene que ser un medio para pasar a la acción". De hecho, el psiquiatra ve riesgos en hablar todo el rato de salud mental, como "la psiquiatrización de la salud mental: no podemos convertir cualquier sufrimiento de la vida en un diagnóstico psiquiátrico porque entonces lo metemos todo en el mismo saco y es un dislate".
Tampoco se puede "psicologizar la salud mental porque no es verdad que todos tengamos que ir a una terapia. Es decir, lo que tenemos que hacer es analizar los factores de riesgo para la salud mental y los factores de protección, que son muy importantes, los factores que nos dan resiliencia, que algunos son individuales pero muchos son sociales, y tratar de promoverlos para hacernos más resistentes y más capaces de afrontar la adversidad, que es nuestro gran reto".
Estigma laboral y sanitarioUna de las mayores pruebas del estigma que sigue rodeando a la salud mental son las cifras de desempleo que hay, según Rodríguez. "Las empresas, bien porque tienen que cumplir por ley o incluso porque quieren ser socialmente comprometidas, contratan personas con discapacidad.
Pero si vamos a las cifras de personas con trastorno mental grave que se contratan en las empresas estamos en un 87,3% de desempleo en salud mental, o sea, en las cifras más altas. Es decir, algo pasa, no creo que esas personas sepan hacer menos el trabajo que otras".
Lahera puso sobre la mesa "el estigma que podamos tener los propios profesionales sanitarios, sin saberlo, en la atención a personas con trastornos mentales graves". El psiquiatra aportó un dato que no es desconocido: "La esperanza de vida que tienen las personas con trastorno bipolar o esquizofrenia es, al menos, 15 años menos, aunque algún estudio habla de 20.
Esto es multifactorial, intervienen, por supuesto, la propia enfermedad, los hábitos de vida, los tratamientos farmacológicos también, pero hay una parte que es los problemas de atención sanitaria a estas personas. Yo lo veo en las Urgencias del hospital cuando una persona que tiene esquizofrenia dice que le ocurre algo en el cuerpo y llaman al psiquiatra porque 'es que no sabemos si se lo está inventando', 'es que no se le entiende'... Y claro, el riesgo de pasar por alto problemas graves de salud física hay que tenerlo en cuenta".
Maribel Rodríguez, presidenta de ES+ Salud Mental , compartió el caso de una persona con esquizofrenia que también sufría de EPOC y evitaba acudir a Urgencias, temiendo que se involucrara automáticamente al equipo de Psiquiatría.
Finalmente, esto ocurrió, a pesar de que el problema que padecía era respiratorio y no tenía relación con su diagnóstico psiquiátrico. "Se ha muerto por un problema respiratorio, no por esquizofrenia", señaló Rodríguez, destacando cómo las personas con problemas de salud mental suelen ver sus otras patologías eclipsadas y, como resultado, a veces no reciben la atención adecuada ya tiempo para condiciones no relacionadas. con su salud mental.
Guillermo Lahera , jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, corroboró esta problemática y señaló dos malentendidos comunes : el primero, que a una persona con esquizofrenia se la percibe como "una esquizofrenia con patas", interpretando cualquier problema médico o personal a través de su diagnóstico; y el segundo, la creencia errónea de que las personas con esquizofrenia tienen constantemente alterada su capacidad de juicio.
Explicó que si bien en una fase aguda o descompensada puede verse afectada su capacidad de juicio, esto no es constante ni aplica a todos los aspectos de su vida.Rodríguez agregó que este malentendido también se presenta en otros contextos médicos.
Por ejemplo, cuando alguien acude a urgencias con fiebre alta, puede estar en un estado confusional, pero no se le niega atención por eso. Del mismo modo, señaló que las personas con trastornos mentales saben lo que quieren y necesitan , y que escuchar sus necesidades, en lugar de imponer las expectativas del entorno, mejoraría significativamente su calidad de vida. Destacó la importancia de un enfoque de atención en el que se trabaja con la persona y no solo sobre la base de su diagnóstico psiquiátrico .
También una salida laboral. "Hemos hecho un estudio de personas con trastorno mental grave en toda España que han accedido a un empleo y hemos visto cómo mejora la calidad de vida de esas personas cuando tienen el trabajo que ellas quieren y necesitan.
Tenemos la idea equivocada de que parece que con que no estén delirantes, no estén en una fase aguda, ya están bien, obviando el proyecto de vida. En el estudio se veía que mejoraba su calidad de vida y mejoraba la de sus familias, utilizaban menos recursos sanitarios puros, utilizaban menos ingresos", subrayó Rodríguez, que remató que todos, tengamos o no un diagnóstico, tenemos que cuidar nuestra salud mental.Por su parte, Lahera concluyó haciendo hincapié en que el elemento clave en la salud mental es la empatía, "empatizar con la persona.
Cuando a uno le toca o le toca en la familia o una persona cercana de repente lo comprende todo y a veces hay giros en la visión del tema de la salud mental". Recalcó que la salud mental "no hay que ni banalizarla ni ideologizarla porque es un tema tan importante que no puede ser tampoco el banderín de enganche de una determinada ideología, sino que es algo transversal, que nos afecta como sociedad y donde deben tener protagonismo también los técnicos, los profesionales de salud mental, los expertos científicos, la evidencia".
Por último, Lahera quiso acabar "haciendo un brindis por la investigación. Maribel decía que no podemos conformarnos con tener al paciente estable. Yo añado que no podemos conformarnos con que exista el autismo, la esquizofrenia... Tenemos que avanzar, el cerebro tiene un nivel de complejidad tan alto que nos parece que los avances vienen muy a cuentagotas, pero tenemos que insistir porque algún día comprenderemos mejor la fisiopatología de las enfermedades mentales".