La conexión social y la calidad de las relaciones sociales son determinantes importantes de la salud mental y física. De hecho, el riesgo de mortalidad por tener poco apoyo social es tan grande como factores de riesgo como la obesidad y la inactividad física, mientras que la tensión social está relacionada con enfermedades crónicas y una mayor mortalidad.
En la revista Journal of Behavioral Medicine se ha publicado un estudio que analiza la asociación entre la calidad de las relaciones sociales y como puede afectar al sueño. El estudio consistió en seleccionar 989 individuos, y realizarles un registro del sueño durante 7 días. A estos sujetos, se les midieron dos variantes; el soporte social que tenían y la tensión social que padecían.
El soporte social se midió utilizando cuatro ítems que los participantes respondieron para cada una de las siguientes categorías de relación a) cónyuge/pareja, b) miembros de la familia (excluyendo cónyuge/pareja) y c) amigos; con preguntas tipo “¿Cuánto realmente te importa tu pareja?”.
Por otro lado, la tensión social percibida, se midió a través de un autoinforme del participante sobre cuatro ítems para cada una de las siguientes categorías de relación a) cónyuge/pareja, b) miembros de la familia y c) amigos. Un ejemplo de estos ítems fue: “¿Con qué frecuencia su (cónyuge/pareja, familia o amigos) te hace demandas?
Basándose en la influencia de estos dos factores descritos, se evaluó el sueño de manera subjetiva para detectar, diagnosticar y monitorear las quejas del sueño en entornos clínicos.
Y de manera objetiva, para evaluar constructos tales como el tiempo total de sueño, la vigilia después del inicio del sueño y la eficiencia del sueño, que reflejan los procesos neurobiológicos subyacentes que pueden estar ocurriendo fuera de la conciencia del individuo.
Tras finalizar el estudio, se confirmó la hipótesis que tenían de que las relaciones sociales pueden contribuir a la salud física y mental a través del sueño. Y alteraciones en el sueño, a su vez, podían derivar en problemas de salud física y mental, como enfermedades metabólicas, enfermedades cardiovasculares, cáncer, trastorno de estrés postraumático…
Además, la tensión social, como el estrés en las relaciones, las amenazas sociales y los conflictos, podría contribuir a la excitación emocional, aumentar la vigilancia de las personas, y en consecuencia interferir con el inicio del sueño.
En conclusión, vemos como la calidad de las relaciones y tensión social son factores que pueden influir en la conciliación del sueño, pero saber esto, es algo positivo para nosotros, porque son factores modificables. Está información, debemos utilizarla como herramienta para cambiar y mejorar estos factores, y así repercutir en nuestros hábitos de sueño.
Ya que es fundamental que el cuerpo descanse adecuadamente, porque es en este momento del día cuando realmente el cuerpo se regenera y asimila los conocimientos.
Algo que parece tan simple como cuidar y darle importancia a las relaciones sociales que tengamos y el nivel de presión al que nos sometemos, puede ser crucial para desarrollar mejores hábitos de sueño, y en consecuencia tener una mayor calidad de vida, tanto mental como física.
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